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El valor proteico de los insectos no es comparable al de animales mayores

  • Así lo dice la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición
  • Rechazan que puedan sustituir a otras fuentes proteicas
  • Los insectos complementan la dieta de unos 2.000 millones de personas

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Puesto de insectos fritos en la calle Khao San en Bangkok (Tailandia).
Puesto de insectos fritos en la calle Khao San en Bangkok (Tailandia).

El consumo de insectos puede considerarse una alternativa a las fuentes nutricionales tradicionales pero, aunque son ricos en proteínas, el valor biológico de las mismas en ningún caso es comparable al de animales mayores, según ha destacado Luis Miguel Luengo, vocal del Area de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN).

Este viernes el Parlamento Europeo vota la nueva regulación sobre alimentos e ingredientes que se pueden vender y consumir en la Unión Europea, entre los que se encuentran los insectos. Aunque su consumo puede resultar algo exótico en el mundo occidental, en muchos países asiáticos es bastante habitual.

Los más consumidos son algunas especies de saltamontes, hormigas o gusanos y, en función de la especie, su sabor y textura puede ser muy variado. Además, según datos del Fondo de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), complementan la dieta de aproximadamente 2.000 millones de personas. El organismo internacional ya expuso el potencial del consumo de insectos en uno de sus informes.

El aporte nutricional está más que demostrado, ha explicado el doctor Luengo, que no obstante rechaza que puedan acabar sustituyendo otras fuentes proteicas ni ser la base de una dieta, "como tampoco se puede mantener una dieta a base de proteínas, ni de carne o pescado".

"El valor biológico depende de la proporción de aminoácidos esenciales que aporta", ha explicado este experto, que trabaja en la Unidad de Nutrición del Hospital Infanta Cristina de Badajoz, y aunque el esqueleto externo de estos insectos suele ser rico en aminoácidos, presentan una proporción alta de colágeno que hace que estos sean poco variados".

Además, hay estudios que han demostrado que algunos de los componentes de su esqueleto externo son similares a los de algunos crustáceos que, al igual que estos, "teóricamente podrían contribuir a una menor absorción del colesterol".

Pero, en cualquier caso, y aunque pueden convertirse en una "alternativa cuando no hay fuentes proteicas de mayor calidad", Luengo está convencido de que su consumo en Europa seguirá siendo "por exotismo y no desde luego como fuente nutricional de primer orden".

Regulación de su consumo

No obstante, ve necesario que se regule su consumo porque hasta ahora las reglamentaciones técnico-sanitarias "sólo hablan de los insectos para prevenir su contaminación a otros alimentos".

La experiencia en aquellos países donde su consumo es más habitual ha permitido ir seleccionando aquellas especies que son aptas para el consumo ya que, como recuerda Luengo, algunos insectos pueden ser incluso venenosos o tóxicos, por lo que confía en que la regulación precise qué especies se pueden consumir.

En cuanto a su preparación, este experto asegura que pueden consumirse crudos siempre que la especie de insecto no tenga un elemento tóxico en su organismo. "Eso debe analizarse antes de su autorización, porque en caso de presentar alguna toxina también hay que asegurarse que su eliminación es sensible a la temperatura", ha defendido.

FAO e insectos comestibles

La FAO lleva trabajando desde 2003 en temas relativos a los insectos comestibles en numerosos países de todo el mundo. Las contribuciones de la FAO abarcan los siguientes ámbitos la generación y el intercambio de conocimientos a través de publicaciones, reuniones de expertos y un portal web sobre insectos comestibles; y la concienciación sobre el papel de los insectos a través de colaboraciones con los medios de comunicación (periódicos, revistas y televisión, entre otros).

Asimismo, la organización da apoyo a países miembros a través de proyectos en el terreno (por ejemplo, el Proyecto de Cooperación Técnica en Lao); y desarrollando interacciones multidisciplinares y de actuación en red (por ejemplo, partes interesadas que trabajan en cuestiones relacionadas con nutrición, piensos y legislación) en diversos sectores dentro y fuera de la FAO.