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El Gobierno de Tailandia resiste el pulso de los "camisas amarillas" y ordena detener a su líder

  • La primera ministra rechaza el ultimátum de la oposición y no dimite
  • Este fin de semana cinco personas murieron y medio centenar están heridas

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El Gobierno de Tailandia resiste el pulso de los "camisas amarillas" y ordena detener a su líder

La Policía y los manifestantes antigubernamentales se han enfrentado por  segundo día consecutivo en las calles de Bangkok, donde se han recrudecido las protestas contra la primera ministra tailandesa, Yingluk Sinawatra.

Tras los mortales disturbios de este domingo, el Gobierno de Tailandia ha ofrecido negociación y ha prometido que la policía no utilizará la fuerza contra los manifestantes, pero las fuerzas de seguridad han vuelto a usar gases lacrimógenos, pelotas de goma, botes de humo y cañones de agua para dispersar a los manifestantes que a su vez se defendían con máscaras, gafas de nadar y bolsas de  plástico, y respondían con botellas, piedras y tirachinas.

"¡Asesinos!. Arrestadme si podéis. Y si tenéis mi foto, ¿a mí qué?",  gritaba uno de los cabecillas con un megáfono en un camión frente a una  de las entradas de la Policía Metropolitana custodiada con bloques de  hormigón y alambre de espino.

Los "camisas amarillas" -como se conoce a los manifestantes contrarios al clan Shinawatra- han conseguido retirar con cuerdas y cadenas varios bloques de  cemento colocados por las autoridades en las entradas de la sede del  Gobierno y de la Policía Metropolitana, fuertemente custodiadas  por unos 2.000 policías antidisturbios.

Según la agencia Reuters, que cita a fuentes hospitalarias, dos personas han resultado heridas por disparos. "Confirmamos que hemos recibido a dos manifestantes que han resultado heridos en los disturbios de hoy por munición real. Un tenía una herida en el pecho y otro en su pierna derecha", ha señalado el director del hospital, Surasak Lila-udomlipi. 

El paro general convocado por la oposición para aumentar la presión sobre la primera ministra no ha tenido demasiado eco y a media tarde de este lunes, la mayoría de los manifestantes se retiraron cuando los líderes de las protestas anunciaron una tregua mientras negocian con las autoridades.

La primera ministra no dimite

En una comparecencia televisada, Yingluck Shinawatra había dicho unas  horas antes que no piensa dimitir del cargo tal como le exigen los  manifestantes antigubernamentales a los que volvió ofrecer diálogo.

La primera ministra ha calificado como "inaceptables" y contrarias a la  Constitución las demandas del líder de las protestas, el ex viceprimer  ministro Suthep Thaugsuban, para que ceda el poder a un consejo popular.

"Quiero hacer todo lo que esté a mi alcance para hacer a la gente feliz.  Pero como primera ministra lo que puedo hacer debe estar dentro de la  Constitución", ha argumentado Yingluck.

La primera ministra tailandesa, que anoche mantuvo un encuentro  propiciado por los jefes del Ejército con Suthep, ha reiterado que está  dispuesta a "abrir cualquier puerta" para negociar con los  manifestantes.

"Hay que poner fin a la corrupción"

Suthep, sobre el que pende una orden de arresto por sedición, pretende  destronar al actual Gobierno electo, al que anoche dio dos días para que  dimita, y sustituirlo por un "consejo de personas", del que él se ha  comprometido a no formar parte en caso de que se constituya.

Las movilizaciones antigubernamentales, que comenzaron en octubre, se  intensificaron hace una semana con el asedio de ministerios y edificios  gubernamentales, incluida la ocupación hasta este lunes del Ministerio de  Finanzas y el complejo gubernamental de Chaeng Wattana.

Necesitamos un nuevo sistema con personas que no se dejen corromper

"No apoyamos la violencia, los manifestantes no quieren dañar a nadie,  solo ocupar los edificios públicos. Hay que poner fin a toda la  corrupción de este Gobierno", ha declarado a Efe Naruemon Workman,  manifestante del colectivo Santi Asok.

"Necesitamos un nuevo sistema con personas que no se dejen corromper", ha agregado Naruemon, procedente de la provincia de Ubon Ratchathani  (noreste).

Los manifestantes critican a la primera ministra de amparar la  corrupción y ser un títere de su hermano Thaksin, al que acusan de  dirigir el país desde el exilio.

La saga Shinawatra

Tailandia arrastra una grave crisis política desde el golpe militar  incruento que en 2006 derrocó al Gobierno de Thaksin Shinawatra, hermano  mayor de la actual primera ministra.

El pulso actual al gobierno comenzó en octubre cuando intentó aprobar  una ley de amnistía que hubiera permitido al ex primer ministro regresar  al país sin cumplir la pena de cárcel que se le impuso por corrupción.

Thaksin y su hermana cuentan con gran respaldo entre las clases bajas y  las áreas rurales del noreste, mientras que gran parte de sus opositores  proceden de las clases medias y altas urbanas y de sectores cercanos al  Ejército y la monarquía tailandesa, así como de las provincias sureñas.

Entre la noche del sábado y la madrugada del domingo, al menos cinco personas murieron y medio centenar resultaron heridas, según el último  balance oficial, en los enfrentamientos entre seguidores y detractores  del Ejecutivo en torno a la Universidad de Ramkhamhaeng y el estado  Rajamangala, en el noroeste de la capital.

No se vivía una   situación tan tensa en las calles de Bangkok  desde 2010 cuando los enfrentamientos entre los dos bandos dejaron casi  un centenar de muertos.