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El Guggenheim exhibe el arte optimista de Katz y el pop de Warhol

  • Sonrisas, de Katz, contiene once retratos de mujeres sonrientes
  • Ciento cincuenta Marylins multicolores, de Warhol, también abre al público hoy

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MUSEO GUGGENHEIM
El artista Alex Katz observa el cuadro "Despértandose", del artita Gilbert & Giorge, en el Museo Guggenheim Bilbao, donde se inaugura hoy una exposición basada en fondos propios y dedicada al arte pop.

El Museo Guggenheim Bilbao exhibe desde este lunes arte optimista en dos exposiciones: una, con once retratos de mujeres sonrientes de Alex Katz, y la otra, con una docena de cuadros y vídeos de los grandes del pop como Warhol y sus "Marilyns" multicolores.

Son dos exposiciones distintas pero relacionadas, igual que sus protagonistas: al neoyorkino Katz (1927) muchos le han considerado un precursor del pop por su uso de la figuración objetiva, una vinculación que rechaza el propio artista. En realidad, Katz apuesta por una pintura plana, concisa y "europea" frente a la exuberancia y el grafismo del pop, unas diferencias que son fáciles de observar en las salas del Guggenheim.

Así, la serie "Sonrisas", de Katz, está compuesta por once grandes retratos de mujeres sonrientes, frente a un fondo oscuro y neutro, un negro que ocupa la mitad superior de todos los cuadros. La neutralidad y frialdad del fondo contrasta con la informalidad de las sonrisas de las mujeres, un efecto acentuado por la sobreexposición lumínica de los rostros, que intensifica el carácter plano de estos retratos.

Katz no pretende representar la personalidad de las modelos, sino más bien su alegría de vivir, al tiempo que como artista explora la relación tradicional entre la figura y el fondo.

150 Marilyns multicolores

Lo contrario que buena parte de las obras de la otra sala inaugurada hoy, la dedicada al pop, como la enorme serigrafía "Ciento cincuenta Marilyns multicolores", de Warhol.

Son otras tantas sonrisas, como en los cuadros de Katz, pero donde no hay diferencia entre el fondo y la figura: la cara repetida de labios abiertos y ojos seductores de párpados gruesos de Marilyn llena más de diez metros de lienzo. Colorista y monumental es la obra de los británicos Gilbert & George "Despertándose", de 1984, que evoca las vidrieras de una iglesia. Los dos artistas repiten sus figuras en tres escalas diferentes, sugiriendo el paso de la juventud a la madurez.

También diez metros, pero en blanco, negro y gris ocupa "Barcaza", la mayor serigrafía del texano Robert Rauschenberg, que incorpora muchos de los temas que ha usado reiteradamente en sus pinturas, como los medios de transporte o la exploración del espacio. El espacio, el del cosmos, es el protagonista del cuadro "Cápsula flamenco", de James Rosenquist, dedicado a tres astronautas que murieron en un incendio en el Apolo 1 en 1967.

Rosenquist crea una composición de 26 metros que sugiere un incendio en un espacio cerrado, donde sobre fondos rojos y amarillos se aprecia la arrugada tela metálica de un uniforme, una bolsa de comida retorcida y deformada y unos globos flotando. Aunque no es pop, el Guggenheim también ha sumado dos obras del impulsor del grafitti Jean-Michel Basquiat, de las que destaca el humor de "El hombre de Nápoles", donde un asno de color rojo domina una composición que parece salida de un muro urbano.

La muestra se completa con una obra del alemán Sigmar Polke y varias videoinstalaciones, entre las que destacan doce de los "retratos en movimiento" de Warhol pertenecientes a la serie "Screen test". Se trata de filmaciones de tres minutos cada una, donde Warhol situaba a los personajes ante la cámara y les decía que estuvieran quietos, pero la mirada de los "retratados" no aguantaba, sus rostros acusaban la intensidad y algunos hasta acababan llorando.

Todas las pinturas pertenecen a los fondos propios del museo, incluida al serie "Sonrisas", que se exhibe por primera vez tras su compra por la pinacoteca bilbaína