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Los cuatro posibles 'otoños calientes' de España

  • El Gobierno aún espera evitar el rescate aprovechando el impulso del BCE
  • Los mercados daban por descontado la ayuda y amenazan con volver a atacar
  • Aprovechar el sobrante de la ayuda a la banca, posible vía intermedia
  • Francia y Alemania empujan en direcciones opuestas con Bruselas a la espera

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¿Habrá o no un nuevo rescate a España? Y si se pide, ¿bajo qué condiciones y con qué cuantía? Estas preguntas monopolizan la actualidad política española y europea en el ya famoso ‘otoño caliente’ antes incluso de que comience.

Se la plantean en Madrid, donde el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, espera a tenerlo todo “atado y bien atado” en palabras de su vicepresidenta, Soraya Saénz de Santamaría para tomar una decisión, con las elecciones gallegas y vascas del 21 de octubre –y probablemente también catalanas en noviembre- como principal ‘handicap’ nacional.

También sacude a empresarios y banqueros, que esperan que esa decisión la tome “cuanto antes”, como le pidió explícitamente el presidente del BBVA, ante el temor que el contagio de la crisis de deuda a la banca llegue a los grandes del sector.

Por supuesto, es la principal cuestión a la que se enfrentan los portavoces de la Comisión Europea y el Banco Central Europeo, encargados de negociar las eventuales condiciones de la ayuda, que según el Financial Times ya estarían en contacto con el ministro de Economía, Luis de Guindos.

Atormenta a la canciller alemana, Ángela Merkel, que no quiere volver a pasar un tortuoso examen a nuevas partidas a España en el Bundestag a un año de las elecciones, y al presidente francés, François Hollande, que necesita que España pida ya la ayuda para que su economía no se hunda más en la recesión y se vea obligado a hacer más recortes.

Los efectos incluso salpican al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, que quiere evitar a toda costa que la eurozona colapse antes de las elecciones del 6 de noviembre y empeore la ya débil economía de la primera potencia mundial.

Y, por último pero no menos importante, condiciona la acción de los llamados ‘mercados’, los grandes inversores extranjeros que desde Nueva York y Londres empiezan a impacientarse ante un rescate dado por descontado –como tantas otras cosas antes- y que no llega.

Primer escenario: España se ‘salva’ del rescate

Antecedentes: Las palabras del presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, en las que dijo que haría “todo lo necesario” para salvar el euro, junto al anuncio a comienzos de mes de que iniciaría compras ilimitadas de bonos a corto plazo si un país bajo presión acudía al fondo de rescate, han calmado a los mercados y han puesto la prima de riesgo por debajo de los 500 puntos.

Qué ocurriría: España conseguiría bajar los tipos de interés de su deuda a tipos sostenibles con el nuevo paquete de reformas estructurales que presentará a finales de mes, una hipótesis defendida por el primer ministro finlandés, Jirki Katainen, y acariciada por Alemania, que quiere evitar a toda costa aprobar un nuevo plan de rescate.

Argumentos a favor: Con la última subasta del Tesoro del pasado jueves, España consiguió cubrir el 82% de sus necesidades de financiación anual con una bajada neta de un 1% de interés en los bonos a diez años.

Es más, los datos recogidos por The Wall Street Journal mostraban que España había logrado financiarse en el mercado a un 3,87% de interés, muy por debajo del 5,75% de julio, antes del anuncio de Draghi.

Argumentos en contra: Los propios mercados que han tratado de manera más benigna a España en las últimas semanas se pueden poner en su contra de manera repentina si consideran engañados por nuestro país al considerar que el nuevo rescate era algo seguro.

“La medida (del BCE) puede haber acabado con el riesgo a corto plazo pero los fundamentos siguen siendo los mismos. No estoy diciendo que se debería jugar con el BCE porque el BCE obviamente hará lo que ha dicho, pero hay primero un proceso que se tiene que poner en marcha. Sospecho que el mercado seguirá poniendo a prueba la determinación de España”, aseguraba esta semana a Bloomberg un analista de Bank of America-Merryl Linch.

Desde el BCE, ya se ha advertido sobre pensar que el mero gesto de Draghi será suficiente.

“Si los mercados ven que España no pedirá ayuda entonces no pasará mucho tiempo antes de que la prima de riesgo aumente otra vez y entonces España de alguna manera se verá forzada a volver a su decisión y aceptar un programa de condicionalidad”, declaraba esta semana Luc Coene,  miembro del consejo del BCE.

Una fecha clave: La decisión de Moody’s sobre si baja la calificación de la deuda española al bono basura, esperada para finales de mes, podría ‘matar’ esta opción y volver a cerrar a España la puerta de los mercados.

Segundo escenario: El rescate ‘por la puerta de atrás’

Antecedentes: El Memorándum de Entendimiento (MoU) negociado el pasado verano para la recapitalización de la banca española abría la puerta a que una parte del montante total del rescate (unos 100.000 millones de euros) se destinase a otro de los programas de ayuda que existen (compras en el mercado primario, secundario o rescate precautorio).

Qué ocurriría: Una vez que la consultora Oliver Wyman dé la cuantía total de las necesidades a la banca, España pediría a sus socios por carta que se activase el resto de la ayuda para una línea de crédito precautoria reforzada, la vía pedida específicamente por el presidente del BCE, Mario Draghi, para activar el programa de compra de bonos en el mercado secundario.

Se iniciaría un proceso de negociación ‘express’ para modificar el actual MoU con nuevas condiciones que se negociarían con la Comisión y el BCE pero que no tendrían que ser votados por el resto de países.

Argumentos a favor: La directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, ha asegurado al Wall Street Journal que la cantidad de dinero que necesitará la banca española estará en torno a los 40.000 millones de euros. Otros apuntan a que las necesidades, que se conocerán a finales de mes, estarán sobre los 60.000 millones.

En todo caso, dejaría una cantidad de fondos suficientes como para destinar el resto de dinero a un ‘mini’ rescate precautorio que abriría la puerta  a la compra ilimitada del BCE en el mercado secundario.

La medida tendría una ventaja política evidente para el gobierno: no habría una nueva petición formal de rescate y las nuevas condiciones se añadirían al memorándum ya existente.  A nivel europeo, también tendría sus ventajas, ya que no tendría que pasar por un nuevo proceso de ratificación en los parlamentos, lo que satisfacerla las demandas alemanas, y se haría de forma rápida, lo que aliviaría los temores franceses.

Argumentos en contra: Desde la Comisión Europea ya se ha advertido que esa opción aún no se ha puesto sobre la mesa mientras que tanto el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, como el propio Draghi han dejado claro que habría una estricta condicionalidad.

Según una fuente del Financial Times, esta posibilidad, lanzada por el Ministerio de Economía, prueba que Madrid “va por libre”.  Por su parte, tanto el rotativo británico como el Wall Street Journal han calificado la medida como “rescate por la puerta de atrás”.

Además, la duda es si Draghi aceptará una enmienda a un MoU como requisito suficiente para poner en marcha el mecanismo y si los mercados se conformarán con un rescate de esa cuantía para calmar sus temores sobre España

De todos modos, este sábado el ministro De Guindos ha descartado este sábado esta posibilidad al asegurar que la ayuda financiera de 100.000 millones será solo para la banca.

Una fecha clave: El 28 de septiembre Oliver Wyman da a conocer las necesidades definitivas de la banca española. Si la cifra queda demasiado cerca del mínimo exigido para un rescate precautorio (el 2% del PIB, en el caso de España 20.000 millones de euros) esta opción quedaría deshechada.

Tercera opción: El rescate precautorio o segundo rescate

Antecedentes: En su comparecencia del pasado 6 de septiembre, el BCE puso negro sobre blanco lo que pedía para comprar deuda de países en problemas de manera ilimitada: una línea de crédito precautoria reforzada, uno de los programas alternativos al rescate total creadas en 2011 para dar mayor flexibilidad al Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF),  dotado con 250.000 millones de euros, que será sustituido por el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), con 500.000 millones de capital

Esta línea se puede articular bien como préstamo directo bien como compra de bonos en el mercado primario y está destinada a países que están realizando reformas pero que tienen problemas para acceder a los mercados.

Qué ocurriría: España pediría formalmente al Eurogrupo la línea de crédito precautoria, lo que activaría las negociaciones con el grupo de trabajo del Eurogrupo, el BCE y la Comisión para un nuevo MoU. Luego el Eurogrupo decidiría el tipo de línea de crédito (precautoria, precautoria reforzada o precautoria reforzada con cobertura parcial del riesgo soberano), su duración y su cuantía.

Su duración máxima es de un año prorrogable otro mas en periodos de seis  meses y tiene una cuantía de entre el 2 y el 10% del PIB del país (en  el caso de España entre 20.000 y 100.000 millones de euros).

Esos fondos no se darían de una vez y cuando España pidiese un nuevo tramo para pagar sus vencimientos de deuda o para compras en el mercado primario la ‘troika’ reevaluaría el nivel de cumplimiento de la condicionalidad del MoU para liberar los fondos.  Además, cada tres meses, la Comisión y el BCE harían una evolución sobre la persistencia del riesgo soberano para mantener o cancelar el crédito.

Argumentos a favor: El funcionamiento de esta línea de crédito se adapta perfectamente al mecanismo diseñado por Draghi: vigilancia reforzada del país beneficiario –la Comisión y el BCE tendrían pleno acceso a los gastos públicos y a los beneficios fiscales de España y podrían auditar sus cuentas públicas- para asegurarse de que la política acompañe a las medidas de estabilidad, la “otra pata” que según el italiano faltó en las anteriores compras de deuda.

Desde el punto de vista político, garantiza que el gobierno español evite de nuevo un rescate soberano y le otorgaría entre uno o dos años de protección conjunta del BCE y la UE que le permitiría bajar el coste de los intereses de la deuda, ayudando a reducir el déficit.

Argumentos en contra: Aunque no sea un rescate soberano como tal, la presencia constante de los llamados ‘hombre de negro’ se convertiría en una realidad constante en España, que además tendría que sufrir la agonía de que le aprueben cada tramo de la línea de crédito en función de si hace o no sus deberes.

La contradicción entre un MoU y una línea preventiva la resumía en Bloomberg el viceministro de Finanzas italiano, Gianfranco Polillo: “No habrá ninguna nación que voluntariamente, como movimiento preventivo, incluso si está racionalmente justificado, vaya a un organismo internacional y diga: Cedo mi soberanía nacional”.

También puede haber un efecto perverso al vincular la línea precautoria al crédito del BCE, como aseguraba a la misma agencia el analista de Fidelity Investment, en Londres, Nicke Einsinger: “Es posible incluso que aunque España acuerde un programa haya periodos en los que no cumpla las condiciones. Si eso ocurre el mercado empezará a especular si el BCE dejará de comprar bonos”.

Pero quizá el mayor argumento en contra es lo reacia que está Alemania, principal accionista del fondo, a hacer un nuevo desembolso.

"España no necesita un programa porque está haciendo las cosas  correctas y tendrá éxito", ha declarado el ministro alemán de finanzas, Wolfgang Sachaüble.

Una fecha clave: Aunque fuentes europeas consideran que España no presentará la petición formal de este crédito antes del 21 de octubre, el Eurogrupo del 8 de octubre y el Consejo Europeo del 18 y el 19 del mismo mes serán claves para su eventual negociación.

Más allá del otoño: ¿El rescate soberano?

Antecedentes: El rescate soberano, al que están sometidos Grecia, Irlanda y Portugal, supone poner en manos de la ‘troika’ de prestamistas internacionales (la Comisión, el BCE y el FMI) las cuentas del estado, al que se le han cerrado completamente las puertas del mercado. Diversos medios internacionales han especulado sobre las negociaciones de este rescate en conversaciones entre De Guindos y su homólogo alemán, Wolfgang Schaüble, pero las mismas siempre han sido desmentidas.

Qué ocurriría: España tendría que pedir al Eurogrupo un rescate cuya cuantía varía en función de la fuente. En todo caso se situaría entre 300.000 y 500.000 millones de euros, lo que dejaría apenas sin fondos al MEDE cuando entre en vigor.

Argumentos a favor: España se garantizaría durante dos o tres años su financiación a un tipo de interés más bajo, lo que reduciría de forma considerable los intereses de su deuda.

Argumentos en contra: La pérdida de soberanía  abriría una profunda crisis política en nuestro país, tal y como se comprobó en el caso de los otros tres países sometidos al programa. Además, el proceso de ratificación sería muy complicado en los países del norte, que querrían imponer condiciones muy duras a cambio.

Por último, los mercados dudarían de la viabilidad del MEDE por los pocos fondos que le quedarían, con la perspectiva de una posible ayuda a Italia, la tercera economía de la eurozona, y la limitación del Constitucional alemán a la aportación del país germano, que no puede superar los actuales 190.000 millones de euros.

Fecha clave: Por las complicaciones que lleva aparejado, sería discutido solo cuando las opciones anteriores se comprobasen inviables.