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Penélope Cruz desembarca en Cannes con 'Piratas del Caribe'

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Se presenta en Cannes, fuera de concurso, Piratas del Caribe 4

El Festival de Cannes ha dejado sitio este sábado en sus aguas para Johnny Depp y Penélope Cruz, que fondearon junto al Mediterráneo la nueva entrega de la serie Piratas del Caribe

Penélope Cruz cómoda con su papel de pirata

Penélope Cruz ha declarado haberse sentido "muy cómoda" en este filme que le permite repetir con Marshall (quien la dirigió en Nine) porque se lo pusieron "muy fácil", y añadió sobre sus compañeros de reparto que tiene "ya ganas de trabajar con ellos otra vez".

"Con Rob había trabajado en Nine, con Johnny en 'Blow', hace ya casi doce años y estaba deseando repetir con los dos, y de hecho dije que sí antes de leer el guión", añadió la actriz española.

"Luego me encantó y vi que era una pirata, una mentirosa y manipuladora, un personaje con muchos colores, y la verdad es que lo he disfrutado mucho", explicó.

La actriz de Móstoles (Madrid) ha admitido que contó con la ayuda de su hermana Mónica en sus escenas,  rodadas al final de un trabajo de medio año, para evitar riesgos a su embarazo.

"Fue un rodaje largo, seis meses viajando por todo el mundo, pero lo he disfrutado muchísimo", insistió Cruz, que lamentó tener que dejar Cannes antes de que Pedro Almodóvar presente a la competición oficial "La piel que habito".

Cruz aludió a sus orígenes preguntada sobre cómo lleva el cumplir años, puesto que en la última entrega de la franquicia de piratas busca junto al capitán Jack Sparrow (Depp) la fuente de la eterna juventud.

"Los cumpleaños son una cosa muy buena de celebrar. Estoy expectante   ante cada nuevo escalón en el camino", ha respondido la actriz  española,  que cumplió en abril pasado 37 años.

"Quizás porque vengo de España lo veo de una manera diferente que en   sitios como Los Ángeles, donde está nuestra industria", ha añadido.

No quiero nunca tener miedo a cumplir años. Cambiar es bueno

"Hay muchas cosas que mantengo de mis raíces y esa es una de ellas,   la forma en que vemos eso", añadió sobre su actitud hacia la pérdida de   la juventud.

"No quiero nunca tenerle miedo.  Cambiar es bueno", ha concluido Penélope Cruz.

Mutuos elogios y Deep también habla de sus fracasos

Depp se ha puesto un tanto interesante en la conferencia de prensa -donde los elogios de unos para otros fueron la norma, encantados de haber trabajado juntos- y defendió que se puede compaginar el cine de gran producción con otro de menos presupuesto.

"Durante unos veinte años hice películas que en muchos casos fueron consideradas un fracaso. Así que construí mi carrera sobre fracasos, razón por la cual estaba a gusto en ese terreno",  ha bromeado el actor favorito de Tim Burton.

"He sido muy afortunado por llegar a un equilibrio y haber enganchado mi trabajo a aquello que es auténtico para mí", ha dicho el actor, quien ha asegurado que en esta última entrega de su capitán pirata la suerte está echada,  y los espectadores son los que tienen que juzgar.

La suerte está echada y los espectadores son los que tienen que juzgar

"Si a alguno no le gusta, pues culpa suya", fanfarroneó Depp, quien rechazó la posibilidad de verse en el papel de productor en eventuales continuaciones de la saga.

Para el director la película fue un regalo

La película fue "un regalo", ha dicho el director, por la parte viajera del trabajo, ya que el rodaje comenzó en Hawaii, siguió en Los Ángeles, en Puerto Rico y en Londres, donde los históricos estudios Pinewood sirvieron para localizar esa fuente de agua bendita de la que no parecen beber esas sirenas tan inquietantes.

En esta parte mitad tierra-mitad agua de los artistas debuta Astrid Bergès-Frisbey, hija de padre español y madre franco-estadounidense, a quien acompañan otros actores españoles: Óscar Jaenada y Juan Carlos Vellido.

Penélope Cruz ha declarado también que se siente española en cualquier lugar del mundo donde trabaja.

"Siempre seré una actriz española trabaje allí (en Los Ángeles) o en cualquier sitio", declaró la actriz en la rueda de prensa que ha ofrecido junto a Johnny Depp, con quien comparte protagonismo en el filme Pirates of the Caribbean: On Stranger Tides (Piratas del Caribe: en mareas misteriosas), dirigido por Rob Marshall.

Deep con temor al examen de los espectadores

Depp ha reconocico ante la prensa internacional, con sus ojos ocultos  por unas gafas de sol, que teme a la reacción de los críticos ante el  desembarco en Cannes de la cinta, en la que encarna por cuarta vez al  pirata Jack Sparrow.

"De verdad que me asustan, por eso venimos a Cannes", bromeó Depp  sobre sus temores a los comentarios de la crítica especializada sobre  esta producción de Disney, titulada Piratas del Caribe: En mareas misteriosas.

Ya presentada en preestreno mundial en Los Ángeles a principios de  este mes, la película, en 3D, reúne además de a Depp y Cruz a otros  grandes actores, como Geoffrey Rush y Ian McShane, en una historia que  pone a todos a buscar la fuente de la eterna juventud.

Y aporta una visión algo "canina" (en el sentido odontológico literal  de la expresión) al repertorio de imaginarios de sirenas, nada que ver  con la melancolía de aquella que da la bienvenida en el puerto de  Copenhague.

Sirenas asesinas, vamos, que hay que dejar remojando  en agua y bien ataditas para que no muerdan, una de las imágenes que  más fijamente pueden quedar en la retina del espectador de este filme,  que comienza con una persecución en carrozas a toda pastilla por las  calles de Londres.

La historia: piratas que buscan la fuente de la eterna juventud  por encargo de su majestad británica, en abierta rivalidad con la  Corona española, a ver quién llega antes y, en el camino le arrebata una  lágrima a una sirena para que el milagro de no envejecer se haga  realidad.

En concurso Michael y Footnote recibidas sin alborozo

Barridos por la marea de los "Piratas del Caribe", dos filmes han pasado por la competición de Cannes: la austríaca Michael, retrato de un pederasta que supone el debut del director de casting de Michael Haneke, y Footnote, una comedia israelí sobre la competición intelectual y familiar.

Markus Schleinzer es no sólo un alumno aventajado, sino también muy fiel de quien ganara la Palma de Oro del festival francés hace dos años con La cinta blanca, y circula asimismo por el camino de lo inquietante.

Lo mejor que se puede decir de Michael, segunda y última ópera prima en competición por la Palma de Oro, es que por momentos parece una película de Haneke, y que cuenta además con la interpretación soberbia (por desagradable) de Michael Fuith.

Schleinzer reduce casi totalmente su narrativa a dos personajes: Wolfgang, un niño de 10 años, y Michael, el hombre que le secuestró, le mantiene encerrado en un sótano y abusa sexualmente de él con regularidad.

El director y guionista, consciente de lo delicado del tema, decide herir sensibilidades con toda la alevosía del mundo, aunque siga la máxima ley del director de "La pianista": enseñar el antes y el después, pero nunca el durante.

Tras ella, ha llegado la amabilidad de la comedia israelí Footnote, dirigida por Joseph Cedar, que tampoco ha sido recibida con alborozo porque ha tenido sus razones para el reproche y para la admiración.

Joseph Cedar, que venía de una cinta tan política y premiada como Beaufort, sobre la Guerra del Líbano, reduce la metralla y agudiza el ingenio para meterse en otra guerra distinta como es la que se establece un padre y un hijo que por el éxito profesional en un mismo campo: el estudio del Talmud, pieza central de la literatura rabínica.

Como si fuera una novela de Philip Roth, pero con menos calado, el choque de egos surge cuando el padre recibe por equivocación las felicitaciones del Primer Ministro por haber logrado un Premio Israel que en realidad había sido otorgado a su hijo, el enredo será monumental.

Y con un careo interpretativo de nivel entre Shlomo Bar Baba y Lior Ashkenazi, Cedar flanquea una hora excepcional de película con un inicio y un desenlace que estropean el conjunto.