Al menos nueve personas mueren y unas 60 desaparecen en las inundaciones de Australia

• Una crecida imprevista causa grandes daños en una ciudad de Queensland
• Los vecinos de Brisbane están pendientes del nivel del agua de un embalse
• Cientos de vecinos, evacuados ante un incendio que podría ser intencionado

Los servicios de emergencia australianos buscan este martes a unas 60 personas desaparecidas en las inundaciones que afectan al noreste del país y que se han agravado en las últimas horas con una tromba que ha causado grandes daños y donde hay al menos nueve muertos, 200.000 damnificados y se ha declarado zona catastrófica tres cuartas partes del estado.

Además, la ciudad de Brisbane sufre ya la riada. Pero lo peor no ha pasado porque continúan las lluvias torrenciales y amenazan con anegar miles de hogares en las próximas 48 horas.

Con las nueve nuevas víctimas registradas este martes, ya son 19 los fallecidos desde diciembre en las peores riadas que se registran en el continente en cinco décadas.

No obstante, las autoridades esperan que el saldo aumente, “y el incremento puede ser muy grande”, según ha dicho la jefa del Gobierno del estado de Queensland, Anna Bligh, a la vista de la cifra de desaparecidos.

Además, para Bligh, la declaración del estado catastrófico les concede el poder que necesitaban para ordenar evacuaciones, con la finalidad de proteger el mayor número de vidas y propiedades.

Diluvio en Toowoomba

Los rescatadores buscan a familias enteras, aunque no han podido llegar a algunas de las áreas más devastadas en los alrededores de la ciudad de Toowoomba, en el oeste del estado, donde la riada ha llegado sin que se hubiera alertado a la población.

La gobernadora ha calificado lo ocurrido como “un fenómeno insólito de la naturaleza, un extraordinario diluvio llegado de ninguna parte". Hasta el año pasado, esta localidad había sufrido una década de devastadora sequía.

Una pared de agua, que en algunos puntos supera los 8 metros de altura, continúa bajando por el valle del río Lockyer en Queensland y arrastra todo lo que encuentra a su paso, incluidas casas enteras que se ven bajar por la riada en las imágenes de televisión. 

Los equipos de rescate y la Cruz Roja todavía no han podido llegar a varias de las zonas más devastadas, por lo que se desconoce la situación de sus habitantes.

En el centro de Toowoomba, una madre y su hijo murieron el lunes dentro de un automóvil. A unos 40 kilómetros al este, en Grantham, otra madre y dos hijos perdieron la vida el mismo día también en el interior de su vehículo, y en otro accidente una señora mayor. 

Un joven y un hombre de mediana edad perecieron en el área de Murphys Creek, a 24 kilómetros al norte de Toowoomba; y una mujer mayor falleció en su casa en Halidon, entre Toowoomba y Grantham.

Alerta en Brisbane

Los meteorólogos creen que los aguaceros continuarán en las próximas horas, y se está intentando evaluar cuál será el impacto de las inundaciones cuando éstas lleguen al embalse de Wivenhoe.

El río Brisbane se ha desbordado este martes y las autoridades necesitan vaciar en su cuenca parte del agua del sobrecargado embalse de Wivenhoe, situación esta que amenaza con anegar 6.500 viviendas y afectar más de 16.000 personas, según dijo Bligh. 

Brisbane es la tercera ciudad en importancia de Australia, con dos millones de habitantes, de los cuales miles empezaron a salir este martes de los barrios próximos al río.

Las autoridades han pedido a los dos millones de habitantes que se queden en casa y eviten conducir y que los vecinos de barrios bajos se trasladan a zonas a mayor altura para que no se repita la tragedia de 1974, cuando 14 personas murieron y 6.700 casas quedaron anegadas. También han repartido sacos de arena.

La "premier" de Queensland indicó que Brisbane e Ipswich "afrontan ahora el mayor peligro en 35 años", cuando las previsiones apuntan que los daños superarán los causados en las inundaciones de 1974, cuando 14 personas murieron, 300 resultaron heridas y 6.700 casas quedaron anegadas.

La mandataria ha llamado a la calma a los vecinos, un llamamiento que se produce después de que numerosas personas asaltasen centros de alimentación en Brisbane con la intención de almacenar alimentos.

El Gobierno australiano ha desembolsado hasta la fecha cuatro millones de dólares para ayudar a los 200.000 damnificados y ha aprobado un fondo especial de casi 77 millones de dólares para las administraciones municipales, aunque según los cálculos de las autoridades, los daños superarán los 5.000 millones (3.800 millones de euros). 

Y además, un incendio

Además, cientos de residentes de la comunidad de Lake Clifton han tenido  que ser evacuados ante el rápido avance de un incendio fuera de  control, localizado a unos 110 kilómetros al sur de la ciudad de  Perth, ubicada en el estado de Australia Occidental, que ha consumido  cerca de 2.000 hectáreas de terreno.

La mayoría de los vecinos han sido trasladados a un albergue de  esta localidad, aunque algunos han preferido instalarse en las casas  de sus familiares de forma provisional. El fuego ha consumido ya tres  viviendas y ha herido a varios canguros, que han tenido que ser  atendidos con quemaduras en un centro veterinario cercano.

Unos 150 bomberos trabajan para controlar el incendio, tarea  difícil debido a las rachas de viento de hasta 50 kilómetros por hora  que avivan las llamas. "Hemos logrado establecer una línea de  seguridad en torno al fuego, pero el viento es nuestro enemigo", dijo  Mike Venn, el coordinador del equipo.

Entretanto, la Policía local ha abierto una investigación porque  sospecha que el incendio podría ser intencionado al descubrir que hay  hasta siete focos originarios. Así, busca al conductor de un vehículo  abandonado cerca de uno de estos puntos.

Esta hipótesis ha desatado la ira de los vecinos que observan con  impotencia el avance de las llamas hacia sus hogares. "Estoy muy  enfadado, esta gente debería ser castigada de una forma más severa de  la que está prevista", apuntó Jo Newbold, en declaraciones recogidas  por la cadena ABC.