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Blair desvela que Aznar le dijo que solo un 4% de los españoles apoyaba la Guerra de Irak

  • El ex primer ministro británico le elogia por ser "un tipo duro"
  • Dice que era un duro negociador en cuestiones europeas
  • Su amistad se forjó en un viaje en la Semana Santa del 97

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Aznar y Blair comparten sonrisas en 2003.
Aznar y Blair comparten sonrisas en 2003.

"José María Aznar me dijo que (en España) sólo un 4% estaba a  favor de una acción militar.  Y yo le dije que ése era más o  menos el porcentaje que se obtendría si se preguntaba a la gente si  creía que Elvis Presley estaba aún vivo".

Con estas palabras el ex primer ministro británico Tony Blair presenta en sus memorias al ex  presidente del Gobierno español José María Aznar, con el que mantuvo una estrecha relación.

Era un tipo duro y estaba decidido a permanecer firme junto a EE.UU.

"Era un tipo duro y estaba decidido a permanecer firme  junto a EE.UU.. Creía, como yo, que la posibilidad de  un vínculo entre la proliferación de armas de destrucción masiva y  grupos terroristas era demasiado real para aceptarla, y había llegado el  momento de tomar postura frente al régimen, el de Sadam (Husein), que  había recurrido a esas armas", señala Blair.

En el libro, puesto este a la venta este miércoles en el Reino Unido bajo el título de Un Viaje, Blair comienza relatando su primer contacto con Aznar a finales de mayo de 1997 poco después de su llegada al número 10 de Downing Street.

Duro negociador

Aznar necesitaba que el tratado de Amsterdam reflejase "la posición especial de España como recipiente de apoyo europeo y como un país grande junto a otros grandes, no un país pequeño".

"Esto era un problema para los otros 'grandes', en especial para los alemanes, dirigidos por Helmut Kohl", escribe.

Los holandeses "recurrieron, con apoyo alemán, a la vieja táctica de dejar para el final las demandas españolas", recuerda Blair, según el cual se trataba de presionar a España advirtiéndola de que su obstinación ponía en peligro "la estabilidad de Europa".

"¿Es que no tenéis sentido de la historia? ¿Queréis ser responsables del fracaso europeo?, etc. Muchas tonterías, pero que han resultado eficaces en numerosas ocasiones", explica el ex líder laborista.

"No así con Aznar", agrega Blair, que recuerda que después de que se le ofreciera "un compromiso, ni bueno ni malo", el entonces presidente español insistió en sus exigencias y se fue a la sala de al lado a fumar un cigarro.

Según la versión de Blair, todos intentaron ablandar al jefe de Gobierno español, cada uno a su manera: el primer ministro holandés, Wim Kok, con suavidad, a la manera de los protestantes de su país, el presidente francés, Jacques Chirac, en plan "mandón, muy a la francesa".

Finalmente, el canciller federal alemán, Helmut Kohl "se levantó de su asiento y se fue con su considerable peso a ver a Aznar", cuenta Blair, quien le compara a una especie de "fuerza inexorable en busca de un erizo".

"Regresó todo perplejo. Inexplicablemente, el erizo no se había dejado aplastar", así que Kohl le pidió a Blair que lo intentara a su vez.

"Entré donde estaba sentado José María, solo con su intérprete y su cigarro, al que daba caladas como si no tuviese la mínima preocupación. Prescindimos del intérprete y hablamos francés", recuerda Blair.

Éste le dijo entonces al político conservador español lo importante que era que aceptara el compromiso y lo decepcionado que estarían todos, sobre todo el canciller alemán si no lo hacía.

Diles que ya les expliqué cuáles eran las negociaciones para que el tratado fuera aceptable, dijo Aznar

"Ya lo sé. Estoy tan triste", dijo Aznar "con enorme mueca", y agregó, según cuenta Blair: "¿Puedes llevarle este mensaje? Diles que ya les expliqué cuáles eran las condiciones para que el tratado fuera aceptable para España y las expuse al principio. Hasta ahora no me han vuelto a preguntar".

"Pero si lo hubiesen hecho, les habría repetido que ésas son las condiciones aceptables para España. Y además, mira, dijo Aznar, sacando algo de su bolsillo, me quedan muchos más cigarros para fumar".

Blair termina su referencia a aquella dura negociación señalando que Aznar logró lo que quería.

Contacto familiar

El político británico recuerda todo eso a propósito de la invitación que le dirigió años más tarde Aznar después de que aquél lograra la firma del acuerdo de paz en Irlanda del Norte para que pasara la Semana Santa con su familia en España.

Debido a las negociaciones de paz, Blair tuvo que mandar 48 horas antes a su esposa, Cherie, y a sus hijos, tiempo durante el cual Aznar trató a su familia "con enorme amabilidad y efusiva bondad".

"Creo que a la mayoría de los líderes mundiales los habría desconcertado algo tener que ocuparse de la familia de otro líder, una familia a la que nunca habían visto y además con niños", escribe el ex líder laborista.

"Pero (Aznar) lo tomó todo con perfecta ecuanimidad, lo cual sentó las bases de una amistad personal duradera que tendría importantes consecuencias más tarde", dice Blair en clara alusión a la guerra de Irak.