Enlaces accesibilidad

Le Clezio: "Escribir es escuchar el ruido del mundo"

  • Se enteró del premio mientras hacía escala en un viaje entre Corea y Canadá
  • Dice estar "feliz y emocionado" por este reconocimiento, que asegura que no se esperaba
  • Ensalza la novela como un mecanismo para hacerse pregunta sobre el mundo
  • Asegura que "mientras tienes un manuscrito entre las manos, te mantienes con vida"

Por

El escritor francés Jean-Marie Gustave Le Clézio ha recibido "feliz y emocionado" la noticia de que le otorgaron el premio Nobel de Literatura, una oportunidad para afirmar que "escribir es escuchar el ruido del mundo".

"Escribir no es sólo estar sentado en tu mesa contigo mismo, es escuchar el ruido del mundo. Cuando estás en la posición del escritor se percibe mejor el ruido del mundo, vas al encuentro del mundo", ha asegurado el literato en una multitudinaria rueda de prensa en París.

Al nuevo Nobel de Literatura el premio le sorprendió en la capital francesa en una escala entre Corea del Sur y Canadá, cansado por la diferencia horaria y fiel a su fama de viajero incansable.

Serio pero bromista, austero pero generoso en sus respuestas, el nuevo Nobel de Literatura ha asegurado que no se esperaba el galardón, ha agradecido los elogios de la Academia sueca y se ha mostrado un tanto avergonzado por haber tenido "esta gran suerte".

Clézio ha hablado poco de su obra y de sus influjos, aunque ha reconocido que busca "una cierta ingenuidad y frescura" cuando escribe y ha revelado con seguridad sus fuentes de inspiración: "una mezcla de mis recuerdos de infancia, de mi vida de adulto y de lo que constato en cada instante. Mis fuentes están en la realidad".

La novela como antídoto

Cuando esta mañana sonó su teléfono, Le Clézio estaba leyendo La dictature du chagrin, de Stig Dagerman, y aprovechó la ventana que le abrió el premio para recomendar la lectura de novelas como antídoto para los problemas que atraviesa la sociedad,  desde la crisis económica a "la tendencia excesiva a destacar el peligro que representan los extranjeros".

"Leer novelas es una buena forma de interrogar al mundo actual sin que el resultado sean respuestas demasiado esquemáticas. El novelista no es un filósofo, no es un técnico de la lengua, es alguien que hace preguntas y si hay un mensaje que quiero enviar es que hay que hacerse preguntas", ha señalado el autor.

Clézio ha recibido la noticia del premio con naturalidad y no cree que el prestigio del galardón cambie su vida. "Estoy escribiendo un libro y no me voy a parar por esto. Creo que ahora todo va a ser más sencillo. La Academia me ha regalado tiempo".

Además, ha comentado que escribe para dar testimonio aunque no ha ocultado una cierta frustración por su trabajo y rescató de Dagerman "la paradoja del escritor, que le gustaría escribir para la gente que muere de hambre pero en realidad escribe para gente que tiene suficiente para comer".

Una paradoja de la que, a su juicio,  "de la que el escritor no logra recuperarse".

Cosmopolitismo militante

A cambio, Le Clézio ha reinvidicado un cosmopolitismo combinado con un gran arraigo en sus orígenes. "No me siento vinculado a ninguna región, quizá sólo a Bretaña, la tierra de mis antepasados. Pero cuando llego a las Islas Mauricio me digo: 'estoy en casa'".

Respondiendo en francés, inglés y español, ha repasado sus viajes por medio mundo, su amor por la cultura hispanoamericana, cultivada en doce años de residencia en México y en sus largas estancias actuales en Nuevo México, donde constata el avance imparable de la cultura latina.

Sobre el futuro, Le Clézio no quiere parar de escribir. "Tengo la superstición de que mientras tienes un manuscrito entre manos te mantiene con vida, al menos, hasta que lo terminas".