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El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, llegó a la Casa Blanca para pedir armas más potentes, los famosos Tomahawk, capaces de alcanzar Moscú. Pese a que Donald Trump llegó a coquetear con esa idea en los días previos, las expectativas se fueron enfriando. Y el presidente de Ucrania vuelve a su país con las manos vacías.

"Son un arma increíble, muy poderosa. Pero podrían llevar a una escala aún mayor. Y Estados Unidos también los necesita", fue la excusa de Donald Trump.

A diferencia de encuentros anteriores en la Casa Blanca, esta vez la cordialidad fue la nota dominante. Tras el encuentro, el presidente de Estados Unidos llamó a los dos bandos a detenerse de inmediato en la actual línea de batalla. Pero Rusia sigue atacando Ucrania. Las esperanzas se ponen ahora en el próximo cara a cara entre Putin y Trump en Budapest, todavía sin fecha. Ya se vieron en Alaska en agosto y nada cambió, Moscú incluso intensificó sus ataques.

Hasta el momento, la diplomacia de Trump, ha pinchado en hueso con Putin, incapaz de acercar el fin del conflicto.

Foto: REUTERS /Jonathan Ernst

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha enfriado las aspiraciones de su homólogo ucraniano, Volodímir Zelenski, de recibir nuevos sistemas de misiles Patriot y Tomahawk durante el encuentro que ambos han mantenido en Washington, el tercero en este año.

La reunión ha sido "muy interesante y cordial", ha manifestado Trump en su red social Truth, al tiempo que ha reiterado que ha llegado el momento de "detener la matanza y hacer un trato". "Ya se ha derramado demasiada sangre (...) Deberían parar donde están. Dejemos que ambos declaren la Victoria, dejemos que la Historia decida", ha añadido.

La tercera reunión entre el presidente estadounidense, Donald Trump, y ucraniano, Volodímir Zelenski, en la Casa Blanca ha reflejado un tono más cercano y cooperativo que en encuentros anteriores. El presidente estadounidense ha insinuado que podría suministrar misiles Tomahawk a Ucrania, aunque ha matizado que espera que la guerra termine sin necesidad de hacerlo.

El mandatario norteamericano también ha señalado que su reciente conversación con Vladímir Putin fue “buena” y que el conflicto “podría acabar rápidamente”, mientras ha comparado la situación en Ucrania con Oriente Medio, cuyas disputas ha dicho haber “resuelto”.

Zelenski, más escéptico sobre las intenciones del líder ruso, ha reiterado su disposición a negociar: “Nosotros queremos la paz, Putin no. Hablamos con Trump para forzar a Putin a sentarse en la mesa”, ha insistido.

El encuentro precede a una cumbre entre Trump y Putin en Hungría la próxima semana.

Foto: JONATHAN ERNST

Durante las últimas semanas los misiles de crucero Tomahawk se han convertido en el arma estadounidense que Ucrania más desea. Estos misiles pueden ser lanzados desde buques, submarinos o desde tierra. Hay siete variantes diferentes, algunas pueden llevar carga nuclear.

Vuelan a más de 800 kilómetros por hora y son muy precisos, llegando a atacar objetivos en movimiento. Y lo más importante es su alcance, con un rango máximo de 2.500. Los misiles de los que dispone Ucrania pueden alcanzar objetivos solamente a 1.500 kilómetros.

Los Tomahawk podrían adentrarse aún más en territorio ruso, superando con creces Moscú. Estados Unidos los usó por primera vez en combate en la primera Guerra del Golfo. Más recientemente lo ha hecho contra Irán y los hutíes de Yemen.

Imagen: REUTERS / LEONHARD FOEGER

Lejos han quedado los días en que Estados Unidos recibía al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, entre aplausos y envíos de armas. En campaña, su homólogo estadounidense, Donald Trump, prometió no gastar más en la guerra y comenzó a negociar la paz con Putin, llamando "dictador" al líder ucraniano y marcando distancias desde su primer encuentro en la Casa Blanca.

Con el paso de los meses, la frustración de Trump con Moscú dio paso a nuevos acercamientos. Aunque evitó sancionar a Rusia, llegó a elogiar la resistencia ucraniana y a insinuar un renovado apoyo militar. Pero tras una larga conversación telefónica con Putin, el presidente estadounidense ha vuelto a cambiar el tono: "A Estados Unidos no le sobran misiles", dijo, dejando el éxito de la próxima reunión con Ucrania en el aire.

Foto: EVAN VUCCI

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se reúne hoy en la Casa Blanca con Volodímir Zelenski. El líder ucraniano está en Washington con una petición clara: quiere que Trump autorice el envío de misiles Tomahawk de largo alcance, con los que aspira a revertir la marcha de la guerra. Lo analizamos en Las Mañanas de RNE con Juan Rodríguez Garat, almirante retirado de la armada: "Ucrania ya tiene armas que alcanzan Moscú. Lo que pasa es que lo está haciendo con drones y son menos eficaces, llevan mucha menos carga explosiva", "el Tomahawk es un misil muy capaz". Asegura que esto "no va a cambiar la guerra, pero es una forma más de presionar a Putin, para que acepte un alto el fuego".

Juan Rodríguez Garat apunta a que los misiles que está pidiendo Zelenski a Trump están a punto de necesitar su "desmilitarización" porque llevan demasiado tiempo y "lo más barato para Estados Unidos que se puede hacer es lanzarlos". El analista militar reflexiona sobre el alcance de la guerra que ha "permitido convertir a Rusia en una autocracia, en una dictadura personal": "Putin no dará ningún paso que le ponga en peligro. La guerra va a ser larga, casi con total seguridad", afirma. Aunque, sostiene que "a largo plazo Ucrania podría tener esperanzas de que el ejército ruso se vaya de su tierra".