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La Justicia italiana ha confirmado la condena a cuatro años, que quedan en uno gracias a la ley de indultos, al ex primer ministro italiano Silvio Berlusconi por un delito de fraude fiscal en el llamado caso Mediaset, su grupo de comunicación. La sentencia todavía puede ser recurrida, pero con esta acumula ya dos condenas de cárcel y está a la espera de otra sentencia.

Después de casi diez años de investigación y seis de proceso, el Tribunal de Apelación de Milán condenó el pasado octubre a Berlusconi a cuatro años de cárcel por evasión de impuestos en la compraventa de derechos de películas estadounidenses para sus cadenas de televisión. En concreto, se ha demostrado que aumentó el precio real de los derechos y el dinero defraudo se desvió a cuentas en el extranjero entre 1994 y 1999.

En primera sentencia, se detallaba también que el político --ahora sin cargo-- quedaba inhabilitado para ejercer cargo público durante cinco años y que debería resarcir al fisco con 10 millones de euros. Todo eso queda ahora ratificado, informa el corresponsal de RNE en Roma, Iñaki Díez. Sorprendió el fallo porque la pena de carcel era superior a la que solicitó el fiscal.

IÑAKI DÍEZ (Corresponsal de RNE en Roma). Las presiones en el Gobierno italiano confluyen en el primer ministro, Enrico Letta. Berlusconi es el hombre que no se resigna a perder protagonismo y ya antes incluso de que Letta tomara posesión había advertio que podía hacer caer al Ejecutivo. Les enfrenta el impuesto de la vivienda, que Letta ha congelado y que Berlusconi quiere eliminar totalmente. En su primera aparición televisiva, Letta se ha comprometido a dimitir si tiene que recortar en cultura, investigación y universidades.

Un monarca en la república. Tras un fin de semana rebosante de imágenes, Giorgio Napolitano jura esta tarde la renovación de su cargo. Silvio Berlusconi sonriente, Pier Luigi Bersani llorando y Beppe Grillo vociferando son las instantáneas de las últimas horas.

A las cinco de la tarde Giorgo Napolitano jurará como presidente en una histórica renovación, para los próximos siete años.

En su agenda aparece una rápida ronda de contactos con los partidos y el miércoles encargará la formación de gobierno. Será un ejecutivo llamado "del presidente" y con una vida limitada.

Giuliano Amato es quien muchos señalan como próximo primer ministro. Tiene experiencia al frente de gobiernos de vida limitada: lo fue durante de 10 meses entre junio de 1992 y abril del 1993 y durante 13 entre abril de 2000 y mayo de 2003.

Su misión será abordar algunas leyes de carácter urgente, como la reforma electoral y tras esa suerte de varas, dejar la legislatura para la faena de nuevos comicios.

El Partido Democrático, por su parte, tendrá la misión de refundarse rápidamente para evitar la ruptura que se adivina en un horizonte muy, muy cercano. Tras un congreso, debe ser Matteo Renzi el encargado de cerrar las grietas que parecen más bien corredores dentro de la casa progresista.

El candidato a presidente en la primera votación, Franco Marini, no se muerde la lengua y dice que Renzi es un hombre con un nivel de ambición desenfrenada

Así empieza este lunes este nuevo capítulo de la historia de Italia con un Berlusconi reforzado y un Grillo que habló de golpe de estado con la reelección de Napolitano. Mandó a la gente a marchar sobre Roma. Demasiadas similitudes con Mussolini. Al final anuló la algarada y dijo que era un golpecito. Quizás se diera cuenta de que las palabras, como balas de plata, también terminan con los vampiros.

Giorgio Napolitano expondrá este lunes las razones por las que ha aceptado ser reelegido, y si puso alguna condición. Sería razonable que hubiera pedido una reducción del mandato, que terminará con 94 años. El acuerdo para su reelección puede incluir formar un gobierno de coalición entre el Partido Democrático y el Pueblo de la Libertad de Berlusconi. El Movimiento 5 Estrellas ha denunciado un "golpe de listillos" para salvar los intereses de los dos partidos mayoritarios.