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Trump y Netanyahu entran en la sala en un momento crucial para Gaza, en medio de una tregua incipiente y frágil, y el estadounidense anuncia su plan. "Estados Unidos se hará con la franja y haremos nuestro trabajo, seremos los dueños y responsables de desmantelar las armas y la destrucción y levantar un proyecto urbanístico".

Muchas preguntas, pero ninguna respuesta para saber bajo qué autoridad de Estados Unidos se anexionará ese territorio.

Ahora Trump suena como el magnate inmobiliario que solía ser. Dice que creará miles de puestos de trabajo y que Gaza pasará a ser la Riviera de Oriente Medio (suena)

A su lado, Netanyahu sonríe y asegura: "Eres el mejor amigo que Israel ha tenido nunca en la Casa Blanca". Él es el primer líder extranjero que visita a Trump desde que tomó posesión, una visita que el mundo recordará.

Gaza es una estrecha franja costera de 40 kilómetros de largo, rodeada por territorio israelí, salvo en el sur, donde limita con Egipto. Precisamente allí, a Egipto, pero también a Jordania, quiere mandar Trump a todos los gazatíes. Ambos países rechazan el plan, así como los palestinos y el mundo árabe en general. La ONU ya ha indicado que cualquier tipo de deportación y anexión es ilegal, y la oposición ha llegado tanto de China como Rusia y hasta Alemania. El anuncio, en cambio, entusiasma al Gobierno de Tel Aviv y a su ala más radical. La la extrema derecha israelí ha saludado la idea de Trump y ha pedido ponerla en práctica lo antes posible, mientras las principales figuras de la oposición al Gobierno de Netanyahu no la descartan.

El ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, José Manuel Albares, ha vuelto a insistir este miércoles en que Gaza es de los gazatíes y debe formar parte del futuro Estado palestino por el que apuesta España.

El jefe de la diplomacia se ha pronunciado así en rueda de prensa junto al secretario general iberoamericano, Andrés Allamand, en respuesta a las últimas declaraciones del presidente estadounidense, Donald Trump, quien ha apostado por la evacuación de los palestinos de Gaza y por que Washington se haga "cargo" de este enclave. Foto: Gustavo Valiente / Europa Press

Estados Unidos ya ha empezado a mandar migrantes detenidos a Guantánamo. Trump lo había anunciado la semana pasada y desde hoy, los vuelos a esa base naval en la isla de Cuba se suman a las deportaciones que el Ejército efectúa desde hace días a distintos países. En la Casa Blanca han asegurado que ya está el plan de utilizar Guantánamo como un megacentro de detención de migrantes sin papeles. Trump quiere encerrar allí a 30.000, una cifra sin precedentes. Esta nueva medida de llevar en avión a los migrantes desde Estados Unidos a la base naval en avión ha despertado dudas legales.

El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, ha recibido al secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, en su propia casa. Rubio ha iniciado una gira por Latinoamérica y en Bukele ha encontrado un amigo: el presidente salvadoreño aceptará a cualquier extranjero ilegal con delitos de Estados Unidos, de cualquier nacionalidad y lo meterá en sus cárceles. "Nunca ningún país nos ha mostrado tal gesto de amistad", ha asegurado Rubio y ha añadido que Bukele se presta también a acoger a criminales peligrosos estadounidenses, algo según muchos expertos es contrario a la ley.

En El Salvador les espera la mayor cárcel de América Latina, el CECOT, que acaba de cumplir dos años. Se estima que unos 20.000 hombres están recluidos en esta prisión, sin garantías jurídicas. Caben otros 20.000 que Bukele recibiría a cambio de una tarifa pequeña para Estados Unidos pero significativa para El Salvador, según ha escrito en X.

El presidente de EE.UU., Donald Trump, ha desatado la guerra comercial con China. Después de las amenazas de estos días, ha aplazado un mes los aranceles a México y Canadá pero mantiene su pulso con el gigante asiático, para el que este martes han entrado en vigor los gravámenes extra de un 10% a todos sus productos chinos. La respuesta de Pekín ha sido inmediata y ya ha anunciado que va a imponer aranceles del 15% al carbón y el gas procedentes de Estados Unidos y del 10% al petróleo, la maquinaria agrícola y algunos automóviles.

Además, pone en su punto de mira a Google, a la que abre una investigación antimonopolio y ha anunciado más controles a las exportaciones de minerales clave para la industria armamentística estadounidense.

Foto: EFE/ John G. Mabanglo

China ha anunciado este martes que impondrá aranceles del 10% al 15% a ciertos productos de Estados Unidos a partir del 10 de febrero después de que entraran en vigor los gravámenes adicionales del 10% que ha impuesto el presidente estadounidense, Donald Trump, a los productos chinos. Además, ha abierto una investigación antimonopolio a Google y ha limitado la exportación de tierras raras.

Foto: AP Photo/Ng Han Guan

Donald Trump se mantiene firme con la imposición de aranceles a México, Canadá o China. En estos momentos, la Unión Europea se prepara para lo que pueda ocurrir ante este escenario tan incierto, mientras que Xi Jinping responde al presidente estadounidense con la imposición del 10% al 15% a ciertos productos americanos a partir del 10 de febrero. En 'Las Mañanas de RNE', entrevistamos a Luis Garvía, director del máster en Riesgos Financieros de la Universidad de Comillas para profundizar sobre esta batalla comercial.

"En esta guerra tienen mucho más que perder México y Canadá que Estados Unidos", apunta. Garvía asegura que en cada país aplica una "medicina diferente", y que Trump usa los aranceles "para negociar otras cosas diferentes a las económicas". El experto en finanzas explica que Estados Unidos ha sido un referente tecnológico, pero que "no tiene ningún senido que se enfrente con China porque se está dando un tiro en el pie".También resalta que no le sorprendería que gran parte de "este teatro que ha montado Trump" con los aranceles correspondan a "hacer menos sonora la reunión que él está celebrando con Netanyahu".