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Unos novios, Elisabeth y Rya en Central Park haciéndose las siempre bucólicas fotos de boda y de repente Tom Hanks. Amable saluda y se cuela en el álbum de la pareja. Por supuesto también atiende los niños que llevan las arras. El propio actor saca su móvil y se retrata con los recién casados. Foto que luego sube a twitter donde 15 mil personas le han dado a me gusta. Y en esta red social descubrimos una cara de Tom Hanks que no es muy conocida. Por ejemplo, tiene montada una especie de oficina de objetos perdidos, especialmente guantes de los que da su localización, e incluso recoge una tarjeta de una estudiante y le dice que pase por su oficina para recuperarla.

Ha muerto una de las figuras clave en la historia de Israel y Oriente Próximo. Simon Peres, de 93 años, fallecía de madrugada, después del derrame cerebral sufrido hace unos días. El veterano exmandatario, premio Nobel de la Paz por el proceso de Oslo junto a Yaser Arafat e Isaac Rabin, y presidente de Israel entre 2007 y 2014, es uno de los políticos israelíes que mayor huella ha dejado en el desarrollo de su país, tras una prolongada carrera de 70 años en la cúspide de la política local e internacional.

Nacido en Polonia el 2 de agosto de 1923, llegó de niño con su familia a la Palestina bajo Mandato Británico y, con menos de veinte años, fue descubierto por el fundador de Israel, David Ben Gurión, a cuyo lado vivió la creación del Estado judío en 1948, dirigió el Servicio Naval y encabezó la misión del Ministerio de Defensa israelí en EEUU mientras estudió en Harvard y Nueva York. Artífice de la seguridad de Israel sin haber siquiera pasado por el Ejército, Peres ha ocupado todos y cada uno de los cargos posibles, desde los que estampó una indeleble contribución al desarrollo tecnológico, económico y militar del estado. Su contribución más reconocida internacionalmente fue como impulsor del acercamiento entre palestinos e israelíes que culminó en 1993 con el reconocimiento israelí de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y el inicio de un proceso negociador que acercó más que nunca a ambas partes al sueño de la paz y que debía haber conducido a la creación de un estado palestino.

El ejército gubernamental sirio recrudece su ofensiva sobre Alepo en un intento por liquidar este capítulo enquistado del conflicto. Tras los avances de esta semana, en los que se han ocupado barrios rebeldes y enclaves controlados por el yihadista Frente Al Nusra, el asalto final del ejército de Al Asad a Alepo pasa de la fase aérea a la terrestre en una ofensiva militar indiscriminada. Esta vez, las bombas han caído sobre una panadería y dos hospitales, según MSF. El bombardeo ha sido condenado por la ONU.

El veterano Simón Peres, premio Nobel de la Paz por el proceso de Oslo junto a Yaser Arafat e Isaac Rabin, y presidente de Israel entre 2007 y 2014, es uno de los políticos israelíes que mayor huella ha dejado en el desarrollo de su país, tras una prolongada carrera de 70 años en la cúspide de la política local e internacional. Artífice de la seguridad de Israel sin haber siquiera pasado por el Ejército, Peres ha ocupado todos y cada uno de los cargos posibles, desde los que estampó una indeleble contribución al desarrollo tecnológico, económico y militar del estado.

Nacido en Polonia el 2 de agosto de 1923, llegó de niño con su familia a la Palestina bajo Mandato Británico y, con menos de veinte años, fue descubierto por el fundador de Israel, David Ben Gurión, a cuyo lado vivió la creación del Estado judío en 1948, dirigió el Servicio Naval y encabezó la misión del Ministerio de Defensa israelí en EEUU mientras estudió en Harvard y Nueva York. Su contribución más reconocida internacionalmente fue como impulsor del acercamiento entre palestinos e israelíes que culminó en 1993 con el reconocimiento israelí de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y el inicio de un proceso negociador que acercó más que nunca a ambas partes al sueño de la paz y que debía haber conducido a la creación de un estado palestino.

En Estados Unidos, una niña de 9 años ha conmovido a la ciudad de Charlotte, donde el pasado martes Keith Scott, un afroamericano de 43 años, al parecer desarmado, murió a manos de la policía. Zianna Oliphant no pudo aguantar las lágrimas mientras ofrecía su discurso contra del racismo y la violencia policial. Su voz es la de cientos de ciudadanos de Charlotte, a la hora de hablar tuvo que coger aliento para explicar cómo se sentía: "He nacido y crecido en Charlotte. Y nunca me he sentido de esta manera hasta ahora. No puedo soportar cómo nos tratan". Zianna Oliphant, acompañada de decenas de vecinos en este consejo ciudadano de Charlotte, pedia entre sollozos el final de la violencia contra la población afroamericana."Nuestros padres y madres son asesinados. Y no podremos verles nunca más. Es una pena que tengamos que ir al cementerio y enterrarlos", señalaba entre sollozos. La muerte de Scott ha movilizado a la ciudad de Charlotte, en Carolina del Norte, que ha sido el escenario de amplias protestas. Miles de manifestantes exigían que se hiciera pública la grabación de las cámaras de los agentes implicados. Las autoridades no la publicaron hasta pasados unos días para, según la policía, no poner en peligro la investigación. Los agentes defienden que Scott iba armado, pero los vídeos no lo prueban.