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Los seguidores de al Sadr han anunciado que se van de la Zona Verde pero han advertido de que la ocupación del Parlamento este fin de semana ha sido un nuevo aviso al Primer Ministro para que forme realmente un gobierno tecnócrata que no responda a las cuotas de los partidos políticos a los que hacen responsables del bloqueo del país. Muqtada al Sadr denunció que la zona verde era el bastión de la corrupción y animó a sus seguidores a manifestarse.

Han acampado en la plaza principal después de que ayer asaltaran el Parlamento para protestar por el nuevo gobierno que acaba de nombrar el primer ministro al Abadi. Cientos de seguidores de Al Sadr han forzado de nuevo la entrada a la Zona Verde. Otros han pasado la noche acampados en la plaza principal dispuestos a mantener la presión sobre el primer ministro. Al Sadr les ha pedido que se opongan al gobierno propuesto por Al Abadi porque considera que no es lo suficientemente tecnócrata y que mantiene las cuotas políticas y étnicas que han sembrado de corrupción el país. En las últimas semanas se habían producido protestas pero el momento álgido llegó ayer cuando cientos de personas rompieron el cordón de seguridad de las embajadas y edificios oficiales y asaltaron el parlamento.

Es la última medida para combatir la crisis energética, después de los cortes de luz, la jornada laboral de dos días para los funcionarios o el cierre de los colegios los viernes. La otra medida, añade el presidente, no depende de ellos y es la lluvia. Desde la oposición, en cambio, dicen que el problema no son los cambios climáticos extremos que provoca el Niño, sino la mala gestión de la energía.

Los manifestantes seguidores del destacado líder chií Muqtada al Sadr se han congregado este domingo en una gran plaza situada en el corazón de la fortificada Zona Verde de Bagdad, en Irak, después de dar por finalizada su ocupación del Parlamento.

La sentada se desarrolla en la llamada plaza Al Ihtifalat (Celebraciones), el principal lugar en el que se organizan actos públicos y desfiles militares y que cuenta con un arco de triunfo y un monumento al soldado desconocido

Uno de los organizadores ha dicho a EFE que cientos de personas ocupan la plaza para exigir la formación de un ejecutivo tecnócrata, y que se espera que el número crezca a lo largo de la jornada.

  • Los ataques a la libertad de prensa se suceden, cada semana, en Turquía
  • Este jueves, dos periodistas han sido condenados a dos años de cárcel
  • Hay cerca de 2.000 procesos abiertos contra periodistas o internautas

Los dirigentes europeos afrontan un dilema sobre el que ya han tomado posición. La gestión de la crisis de los refugiados pasa por la colaboración con Turquía, uno de los principales receptores y punto de paso de los que se dirigen a Europa. Pero los acuerdos no solo deben ser operativos, sino que la calidad de los actores debe estar acorde al baremo ético de la Unión.

El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, se ha convertido por tanto en un colaborador imprescindible para Europa, pero cuya política de censura a la prensa choca con los valores de libertad de expresión reconocidos en el ámbito europeo. Cuenta además, el interés particular de la potente Alemania, ahogada por la presión migratoria. Angela Merkel, enfrentada, incluso, a sus ministros de Justicia y Exteriores, ha desempolvado un anacrónico delito por "injurias a un mandatario extranjero" para procesar a Jan Böhmermann, un presentador de la televisión alemana que, de cuando en cuando, se burla del "califa" turco.  Ebrú Umar, una columnista holandesa de origen turco que estaba en su casa de Kusadasi, tuvo que salir de madrugada. Detenida.