España ha abierto el debate de ilegalizar o prohibir asociaciones que enaltezcan las dictaduras del siglo XX, una materia que algunos vecinos de Europa como Portugal, Italia o Alemania cerraron hace años.
La nostalgia por la dictadura no es visible en Portugal. Sin embargo, no hay una ley de memoria comparable a la española y aunque la mayoría de los símbolos han sido resignificados, existe una pequeña asociación, sin apenas eco en la sociedad, en el municipio natal de Oliveira Salazar.
En Italia el fascismo, o cualquier intento de reconstruirlo, está expresamente prohibido por la Constitución. El país cerró ya ese capítulo de su historia con la ejecución y posterior linchamiento del dictador.
En Alemania es inconcebible la existencia legal de una fundación que exalte la figura de Adolf Hitler. Las leyes federales prohíben la exhibición pública de imágenes del dictador y simbología nazi como esvásticas, uniformes, canciones o saludos, excepto para cuestiones de memoria, investigación o enseñanza.