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Con la notificación de su suspensión como presidenta de Brasil ya en la mano, Dilma Rousseff ha abandonado este jueves el Palacio de Planalto arropada por miles de seguidores, a los que ha reclamado que se movilicen para luchar contra lo que ha vuelto denominar como un golpe. "Jamás imaginé que debería luchar una vez más contra un golpe de Estado", ha señalado la mandataria, que estuvo presa durante la dictadura militar, al tiempo que aseguraba que luchará "con todos los instrumentos legales" para cumplir su mandato.

El Senado de Brasil ha aprobado por mayoría la destitución temporal, por seis meses, de la presidentaDilma Rousseff, para que sea sometida a juicio político.

Tras 20 horas de discusión55 senadores han votado a favor y 22 en contra, mientras que cuatro se han ausentado y el presidente no ha votado. Los partidarios del impeachment o destitución necesitaban tan sólo mayoría simple, pero han obtenido una mayoría reforzada de dos tercios.

Rousseff dejará el cargo inmediatamente para responder por la supuesta manipulación de las cuentas públicas en 2014 y 2015. El vicepresidente, Michel Temer, del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), asumirá el cargo de manera provisional. El PMDB, la mayor fuerza política del país, ocupa por tercera vez la jefatura de Estado sin haber vencido nunca unas elecciones presidenciales.

Pasados los seis meses, el Senado puede decidir la destitución definitiva en una nueva votación en la que será imprescindible alcanzar, de nuevo, los dos tercios.

El pleno del Senado de Brasil celebra desde primera hora de este miércoles una de las sesiones más importantes de la historia política reciente en el país sudamericano: los senadores tienen en su mano la decisión sobre la apertura de un juicio político contra la presidenta, Dilma Rousseff, por alterar las cuentas públicas en 2014 y 2015.

Hasta el momento, la mayoría de los senadores que han intervenido se han inclinado por la suspensión del mandato de Rousseff. El número de partidarios del impeachment (destitución) supera ya los 40, por lo que es de esperar que la propuesta de destitución obtenga la mayoría simple necesaria (hay 81 senadores pero dos no se han presentado y el presidente de la Cámara, Renán Calheiros, ha anunciado que no votará).

La presidenta será suspendida durante los seis meses que dure el proceso y el vicepresidente Michel Temer (del Partido del Movimiento Democrático, y considerado uno de los muñidores de esta maniobra) ocupará su lugar. Pasados los seis meses, el Senado puede decidir su cese definitivo, pero entonces los enemigos de Rousseff necesitarán dos tercios de los votos.