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Este martes medio mundo se ha quedado sin Internet o al menos sin poder acceder a un buen número de webs y portales durante cerca de una hora. Un fallo del servidor estadounidense Fastly ha provocado el caos en la red que posteriormente ha podido ser solucionado.

En los últimos años, los avances tecnológicos han cambiado el modo de entender el mundo y de desenvolvernos en él. Cada vez existen más empresas en el sector de las Tecnologías de la Información que desempeñan un importante papel en el desarrollo y crecimiento económico, con un gran impacto en la sociedad. Para responder a los retos que presenta la aplicación de la ética y deontología profesional en el nivel empresarial, el Consejo General de Colegios Oficiales de Ingeniería en Informática ha lanzado la iniciativa pionera del “Sello de Empresa Ética”. Su presidente, Fernando Suárez, explica que el sello pretende hacer frente a la gran preocupación social por la privacidad de los datos o el sesgo de los algoritmos empleados en inteligencia artificial y apoyar aquellas empresas que cumplan las directrices del Código Ético y Deontológico de la Ingeniería en Informática aprobado en 2019.

Esta acreditación ofrece un certificado a las empresas, favorece su identificación y ayuda al desarrollo de políticas específicas para ellas. El sello lo otorga una comisión ética del Consejo de Colegios Oficiales de Ingeniería en Informática y está abierto a empresas de todo tipo, tanto tecnológicas como no tecnológicas que también utilizan servicios de informática, así como a las administraciones públicas y universidades. El objetivo es establecer un marco global que no esté sujeto a intereses particulares.

La Comisión de Ética podrá estudiar denuncias de incumplimiento del compromiso ético por parte de las empresas con la consiguiente retirada de la acreditación y el desprestigio que ello suponga.

En los últimos años, los avances tecnológicos han cambiado el modo de entender el mundo y de desenvolvernos en él. Cada vez existen más empresas en el sector de las Tecnologías de la Información que desempeñan un importante papel en el desarrollo y crecimiento económico, con un gran impacto en la sociedad. Para responder a los retos que presenta la aplicación de la ética y deontología profesional en el nivel empresarial, el Consejo General de Colegios Oficiales de Ingeniería en Informática ha lanzado la iniciativa pionera del “Sello de Empresa Ética”. Su presidente, Fernando Suárez, explica que el sello pretende hacer frente a la gran preocupación social por la privacidad de los datos o el sesgo de los algoritmos empleados en inteligencia artificial y apoyar aquellas empresas que cumplan las directrices del Código Ético y Deontológico de la Ingeniería en Informática aprobado en 2019.
Esta acreditación ofrece un certificado a las empresas, favorece su identificación y ayuda al desarrollo de políticas específicas para ellas. El sello lo otorga una comisión ética del Consejo de Colegios Oficiales de Ingeniería en Informática y está abierto a empresas de todo tipo, tanto tecnológicas como no tecnológicas que también utilizan servicios de informática, así como a las administraciones públicas y universidades. El objetivo es establecer un marco global que no esté sujeto a intereses particulares.
La Comisión de Ética podrá estudiar denuncias de incumplimiento del compromiso ético por parte de las empresas con la consiguiente retirada de la acreditación y el desprestigio que ello suponga.
 

Computación en la niebla es una infraestructura de computación descentralizada en la que los datos que generan los dispositivos, el almacenamiento, procesamiento y aplicaciones no se cargan directamente en la nube, sino que se distribuyen en nodos más próximos al usuario. El término fue acuñado en 2015 por la multinacional Cisco a partir de una metáfora: hablar de acumulación de gotas minúsculas de agua como niebla o como nube depende solo de la altura a la que se da el fenómeno. El objetivo --explica Juan Carlos López, catedrático de Tecnología de Computadores de la Universidad de Castilla-La Mancha-- es reducir el tráfico de datos en la red, mejorar la eficiencia y disminuir el tiempo de latencia.
Una arquitectura de red inteligente es la encargada de que los datos generados por los distintos dispositivos viajen finalmente o no a la nube. La computación en la niebla es necesaria en aquellas aplicaciones que necesitan un procesamiento de los datos en tiempo real como el coche autónomo o el internet de las cosas. Pero como advierte Juan Carlos López, sin perder los servicios que da la nube.
 

Computación en la niebla es una infraestructura de computación descentralizada en la que los datos que generan los dispositivos, el almacenamiento, procesamiento y aplicaciones no se cargan directamente en la nube, sino que se distribuyen en nodos más próximos al usuario. El término fue acuñado en 2015 por la multinacional Cisco a partir de una metáfora: hablar de acumulación de gotas minúsculas de agua como niebla o como nube depende solo de la altura a la que se da el fenómeno. El objetivo --explica Juan Carlos López, catedrático de Tecnología de Computadores de la Universidad de Castilla-La Mancha-- es reducir el tráfico de datos en la red, mejorar la eficiencia y disminuir el tiempo de latencia.

Una arquitectura de red inteligente es la encargada de que los datos generados por los distintos dispositivos viajen finalmente o no a la nube. La computación en la niebla es necesaria en aquellas aplicaciones que necesitan un procesamiento de los datos en tiempo real como el coche autónomo o el internet de las cosas. Pero como advierte Juan Carlos López, sin perder los servicios que da la nube.

El mayor oleoducto que cruza Estados Unidos está cerrado por un ataque cibernético, concretamente por  un "Ransomware" (secuestro de datos, en castellano), uno de los tipos de ataque más complejos y dañinos.  Estados Unidos ha decretado una figura parecida al Estado de Alarma para regular el suministro de combustible debido al grave problema generado. Un reportaje de Javier de la Fuente. 

El aumento del teletrabajo, la educación online o el ocio digital han hecho crecer las ventas de ordenadores durante la pandemia del coronavirus. 2020 cerró con una subida del 29% y este año se esperan cifras de récord.

Y durante el primer trimestre de este año se han vendido en España casi 1.700.000, de los que la mayoría eran portátiles, según datos de la consultora IDC. Es un 84% más que en el mismo periodo del año pasado, cuando la pandemia prácticamente estaba empezando

Los 'hackers' se colaron, aprovechando una brecha de seguridad, en la plataforma Glovo. Los datos de clientes y repartidores en España han aparecido a la venta en internet. Normalmente utilizan la información que roban para extorsionar a la empresa.

La empresa de reparto, a través de un comunicado, afirma que ha bloqueado el acceso al sistema afectado y que ya es seguro. Confirma que no se accedió a ningún dato de tarjeta de crédito de sus clientes.

Cuenta con más de 450 ordenadores y casi 80 videoconsolas, una colección de piezas únicas. A partir de este verano, cuando el Museo de la Historia de la Computación abra sus puertas, se convertirá en el municipio con más ordenadores históricos per cápita del planeta.

Si hay una característica inherente al ser humano es la comunicación, la capacidad de transmitir y recibir información. Para ello se ha valido de códigos como el habla, la escritura, los gestos o todo tipo de señales. Tal vez sea por una predisposición innata, ya que somos seres que hemos surgido de un "simple" código ADN.
Como explica Pere Brunet, ingeniero industrial y miembro de la Real Academia de Ingeniería, con la informática hubo que desarrollar nuevos códigos. Los primeros ordenadores sólo servían para realizar cálculos matemáticos. Con los números de cero al 9 podemos escribir cualquier cifra pero la máquina no puede trabajar con parámetros antropológicos. Es mejor simplificar la información en impulsos positivos y negativos, un código binario a base de unos y ceros.
En la década de 1960, se creó el código ASCII, que traduce el abecedario al lenguaje binario" y los ordenadores comenzaron a codificar y procesar textos. A medida que se han descubierto nuevas utilidades de los ordenadores, como el procesamiento de imagen y sonido, el mundo que concibe el ser humano se ha ido traduciendo al lenguaje binario. Uno de los últimos códigos informáticos ha sido el QR, una especie de código de barras de última generación que te lleva a una página web.
Las máquinas están constantemente codificando y descodificando una información que se ha hecho cada vez más compacta aunque los usuarios no seamos concientes de ello.

Si hay una característica inherente al ser humano es la comunicación, la capacidad de transmitir y recibir información. Para ello se ha valido de códigos como el habla, la escritura, los gestos o todo tipo de señales. Tal vez sea por una predisposición innata, ya que somos seres que hemos surgido de un "simple" código ADN.
Como explica Pere Brunet, ingeniero industrial y miembro de la Real Academia de Ingeniería, con la informática hubo que desarrollar nuevos códigos. Los primeros ordenadores sólo servían para realizar cálculos matemáticos. Con los números de cero al 9 podemos escribir cualquier cifra pero la máquina no puede trabajar con parámetros antropológicos. Es mejor simplificar la información en impulsos positivos y negativos, un código binario a base de unos y ceros.
En la década de 1960, se creó el código ASCII, que traduce el abecedario al lenguaje binario" y los ordenadores comenzaron a codificar y procesar textos. A medida que se han descubierto nuevas utilidades de los ordenadores, como el procesamiento de imagen y sonido, el mundo que concibe el ser humano se ha ido traduciendo al lenguaje binario. Uno de los últimos códigos informáticos ha sido el QR, una especie de código de barras de última generación que te lleva a una página web.
Las máquinas están constantemente codificando y descodificando una información que se ha hecho cada vez más compacta aunque los usuarios no seamos concientes de ello.

Se cumplen cuarenta años desde que se lanzara al mercado el primer ordenador con ratón incorporado, aunque el primer prototipo se fabricó mucho antes, en los años 60, con madera y ruedas metálicas. Fue en 1984 cuando se popularizó su uso con el lanzamiento del primer Macintosh. Desde entonces, este dispositivo se ha convertido en esencial en la informática, aunque la irrupción de las pantallas táctiles está reduciendo su uso.

La carrera por el negocio de los chips neuronales avanza. El último logro lo ha alcanzado Neuralink, empresa fundada hace cuatro años por el multimillonario Elon Musk. Con un dispositivo cerebral han conseguido que un mono maneje un videojuego con la mente. Un hito que podría aplicarse al ámbito de la salud o la automoción. La siguiente meta de la empresa será empezar los ensayos con humanos antes de que termine el año. En frente tiene una larga batalla burocrática. Y también una dura competidora, China, que busca tomar la delantera en el negocio de los chips cerebrales.

Foto: Getty Images

Las nuevas tecnologías están transformando no solo la sociedad, sino el modelo de negocio de muchas empresas, y todo ello gracias al empleo de algoritmos, conjuntos de operaciones ordenadas y finitas que permiten hallar la solución a un problema. De forma gráfica se puede afirmar que los algoritmos son a los datos, lo que una receta de cocina a los ingredientes. Aunque es un concepto relativamente fácil de entender, la cosa se complica si tenemos en cuenta la dificultad que entraña su desarrollo y su traducción a un lenguaje computacional que pueda ser manejado por una máquina.
Como explica Francisco Herrera, catedrático del departamento de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial de la Universidad de Granada Y miembro de la Real Academia de Ingeniería, los algoritmos desarrollados en universidades y centros públicos de investigación se publican en revistas especializadas y se depositan en repositorios de acceso libre para que puedan ser empleados, adaptados o modificados por otros científicos. Los investigadores no se lucran de su trabajo, aunque los algoritmos puedan ser empleados por multinaiconales. A pesar de ello, Francisco Herrera es partidario del acceso abierto como motor del avance y desarrollo científico, aunque sostiene que las grandes empresas de datos deben pagar sus impuestos en Europa para una más justa redistribución de la riqueza.

Las nuevas tecnologías están transformando no solo la sociedad, sino el modelo de negocio de muchas empresas, y todo ello gracias al empleo de algoritmos, conjuntos de operaciones ordenadas y finitas que permiten hallar la solución a un problema. De forma gráfica se puede afirmar que los algoritmos son a los datos, lo que una receta de cocina a los ingredientes. Aunque es un concepto relativamente fácil de entender, la cosa se complica si tenemos en cuenta la dificultad que entraña su desarrollo y su traducción a un lenguaje computacional que pueda ser manejado por una máquina.
Como explica Francisco Herrera, catedrático del departamento de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial de la Universidad de Granada Y miembro de la Real Academia de Ingeniería, los algoritmos desarrollados en universidades y centros públicos de investigación se publican en revistas especializadas y se depositan en repositorios de acceso libre para que puedan ser empleados, adaptados o modificados por otros científicos. Los investigadores no se lucran de su trabajo, aunque los algoritmos puedan ser empleados por multinaiconales. A pesar de ello, Francisco Herrera es partidario del acceso abierto como motor del avance y desarrollo científico, aunque sostiene que las grandes empresas de datos deben pagar sus impuestos en Europa para una más justa redistribución de la riqueza.