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Un avión malasio de la compañía Air Asia ha desaparecido en territorio de Indonesia con 162 personas a bordo. La búsqueda se ha suspendido hasta el amanecer y eso aumenta la angustia de los familiares que, necesitados de nuevos datos sobre el paradero de sus seres queridos esperan con ansiedad en las salas de los aeropuertos de Surabaya y Singapur. 

Un avión malasio de la compañía Air Asia ha desaparecido en territorio de Indonesia con 162 personas a bordo. El vuelo QZ 8501 volaba entre Java y Singapur y antes de que se perdiera la señal con la aeronave, el piloto pidió permiso para volar a más altura por el mal tiempo. El avión podría haberse estrellado en el mar, en una zona situada entre Sumatra y Borneo, cerca de la isla de Belitung. La búsqueda se ha suspendido de momento porque en la zona ya es de noche. La mayoría de los pasajeros son de nacionalidad indonesia, y también viajaban un británico y un francés. No había españoles a bordo.

Singapur e Indonesia han activado todas los sistemas de búsqueda tras la desaparición de los radares de un avión  de la compañía Air Asia con 162 personas a bordo. Los familiares de los pasajeros esperan noticias en el aeropuerto de Surabaya, en Java, desde el que el avión despegó rumbo a Singapur. Se trata de un Airbus 320-200, que cubría el vuelo  QZ-8501 y que perdió contacto cuando sobrevolaba el mar de Java, entre la provincia de Kalimantan, en Borneo, y la isla de Belitung. Se sabe que volaba bajo malas condiciones atmosféricas y que el piloto pidió cambiar el rumbo.

 El sudeste asiático recuerda a las víctimas del tsunami que hace diez años barrió sus costas. La zona cero ha podido renacer de sus escombros gracias a una ola de solidaridad internacional. Pero hay heridas imposibles de cerrar. Muchos supervivientes perdieron a la familia al completo.

Todo comenzó con un terremoto con epicentro en Sumatra, Indonesia. Faltaban dos minutos para las ocho de la mañana cuando primero comenzó a temblar la tierra y luego a rugir el mar. Murieron 230.000 personas tras el paso de una gran ola que devastó pueblos y ciudades enteras. La tragedia dio paso a la solidaridad y a la ayuda.

Las imágenes sirven para que no olvidemos. Y aunque hay hechos que nos parecen inolvidables cuando están sucediendo, la memoria nos juega malas pasadas. Un reportero de TVE, Francisco Magallón, estuvo en Indonesia cuando ocurrió el tsunami en 2004. Ha vuelto diez años después y sus fotografías nos avivan los recuerdos.