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Al menos 14 personas han muerto y más de 60 han resultado heridas este lunes en una serie de atentados cometidos con coche bomba en varias provincias de Irak.

Dos coches bomba han explotado de manera consecutiva en el centro de la ciudad de Basora, 500 kilómetros al sur de Bagdad, con el saldo de diez muertos y 30 heridos. Las explosiones han afectado a varios vehículos y edificios cercanos al lugar de la explosión. La población de Basora es mayoritariamente chií.

Más de 700 personas murieron por la violencia sectaria en abril, según la ONU, la figura más alta en casi cinco años.

En Irak no hay descanso ni para enterrar a los muertos. Una nueva ola de ataques sectarios ha regado de sangre distintos puntos del país. Esta vez, las víctimas son suníes. Al menos 43 personas han muerto y otras 44 resultaron heridas por la explosión de dos artefactos cerca de la mezquita suní de Saría, en la localidad de Baquba, a 50 kilómetros al noreste de Bagdad. En otro atentado, en Madain, al sur de la capital, una bomba dirigida contra un funeral suní ha matado a ocho personas. A última hora de este viernes, otro atentado en el distrito de Amiriya de Bagdad ha dejado otras 19 personas.

Al menos 39 personas han muerto y decenas han resultado heridas en una cadena de atentados sectarios que han ensangrentado Irak en las últimas 48 horas.

Este jueves, tres explosiones en mercados de distritos de mayoría chií en Bagdad han causado la muerte de 14 personas, según fuentes médicas y policiales citadas por Reuters.

Dos de los coches han explotado en el barrio de mayoría chií de Ciudad Sadr, con el resultado de 11 muertos y 18 heridos. La otra bomba ha sacudido un mercado pequeño en Kamaliya y ha provocado tres víctimas mortales.

El miércoles, otras 25 personas murieron en una serie de explosiones y también hubo 108 heridos, según los últimos datos proporcionados a la agencia Efe por fuentes policiales.

Al menos ocho personas han muerto este lunes y otras diecisiete han resultado heridas por la explosión de un camión cisterna conducido por un suicida en un complejo de oficinas gubernamentales en la ciudad de Tikrit, 150 kilómetros al norte de Bagdad, según diversas fuentes citadas por las agencias internacionales. El número de fallecidos podría aumentar.

El vehículo estalló poco después de entrar en el complejo, donde están ubicados una comisaría, un almacén de combustible y los servicios de urgencia de la ciudad. La explosión ha dañado la comisaría y ha causado la muerte a siete agentes y a un estudiante que pasaba por la zona, según Efe.

De acuerdo con la agencia Reuters, el vehículo no levantó sospechas ya que una cisterna abastece normalmente el complejo de gas y gasolina.

El domingo, una explosión en una mezquita chií en Basora causó también seis heridos.

La violencia ha aumentado en Irak en el último año tras la retirada de las tropas estadounidenses en diciembre de 2011, con numerosos atentados. El país vive una crisis política originada por las protestas en las provincias de mayoría suní, como Salahedín, cuya capital es Tikrit, donde los manifestantes se quejan de la marginación que dicen que sufren por parte del Gobierno del chií Nuri al Maliki.

Se cumplen diez años de la invasión de Irak y el país no ha conseguido superar las heridas de la guerra. La inestabilidad política y la violencia sectaria impiden una paz estable. El conflicto dejó más de 100.000 muertos y un millón de desplazados que aún no han podido volver a sus casas.

DORI TORIBIO (Corresponsal de RNE en Washington). - Pocos actos oficiales en EE.UU. en el aniversario de la guerra de Irak, y mucha reflexión sobre si fue un error. El que fuera secretario de Defensa con George W. Bush, Robert Gates, asegura que no lo sabremos hasta dentro de otros 10 o 20 años. Según las encuestas, la mayoría de los estadounidenses piensan que no mereció la pena.

Irak y el resto del mundo recuerdan, este 20 de marzo, el inicio de la guerra que trajo consigo la caída del régimen de Sadam Hussein y una invasión que duró ocho años.

El conflicto, iniciado unilateralmente por Estados Unidos y Reino Unido con el apoyo de otros países (entre ellos España) pero sin el aval de la ONU, tenía supuestamente el doble objetivo de eliminar una amenaza internacional (las famosas "armas de destrucción masiva" que se demostraron inexistentes) y convertir el país en una democracia, aceptable con economía de mercado.

Una década después del inicio de la guerra de Irak, la inestabilidad política y la crisis siria han acrecentado la violencia interreligiosa en este país con el inconveniente de que las consecuencias del conflicto ya no están en la lista de prioridades de la política internacional.