- Varios medios franceses aseguran que Charlene ha querido fugarse
- El Principado ha desmentido los rumores y asegura que todo está bien
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Un Nodo de 1956 recuerda la boda entre el príncipe Rainiero III de Mónaco y Grace Kelly, la más glamurosa de la realeza europea. La falta de representación de las casas reales estuvo compensada con la asistencia de lo más granado del panorama hollywoodiense. Con la llegada de la actriz estadounidense a la casa Grimaldi se inauguró uno de las épocas más doradas del principado.
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Estefanía de Mónaco se dio el sí quiero con Daniel Ducruet el 1 de julio de 1995. La princesa logró que Rainiero diera el visto bueno a su relación con su guardaespaldas, con el que había tenido dos hijos: Louis, en 1992 y Pauline en 1994. El divorcio llegó solo un año más tarde.
Tras divorciarse de Philippe Junot, su primer marido, Carolina de Mónaco vuelve a encontrar el amor de la mano del multimillonario italiano Stefano Casiraghi. La princesa se casó por lo civil el 29 de diciembre de 1983 en el Palacio Grimaldi ya embarazada de su primer hijo, Andrea Casiraghi, que nació seis meses después del enlace.
La princesa Estefanía de Mónaco se casó con el artista de circo portugués, de origen español, Adams Lopez Peres, en una ceremonia privada en Ginebra el 12 de septiembre de 2003., siete años después de su divorcio de Daniel Ducruet. Nueve meses después la pareja acabó separándose.
El príncipe Alberto II de Mónaco, de 52 años, ha anunciado su compromiso con la nadadora olímpica sudafricana Charlene Witttstock, de 32, en un comunicado enviado a los medios de comunicación. La pareja se casará a primeros de julio en el principado y celebrará dos bodas, una civil y otra religiosa.
Carolina de Mónaco se casó por primera vez con tan solo 21 años con Philippe Junot, a quien había conocido durante su etapa universitaria en París, el 28 de junio de 1978. La ceremonia religiosa se celebró en el Palacio de Mónaco y asistieron alrededor de 65 invitados, entre los que se encontraban Humberto de Italia, los condes de París, los condes de Barcelona y algunas figuras de Hollywood, como Ava Gardner, Cary Grant y Frank Sinatra. Dos años después, se divorciaron.
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Apenas tocadas las once de la mañana Kate Middleton ha bajado del Rolls Royce real, ya restaurado, y ha mostrado al mundo el secreto mejor guardado de esta boda, su vestido de novia. Del brazo de su padre, que no es aristócrata, sino un exitoso hombre de negocios, Kate ha entrado en la abadía de Westminster.
La iglesia de las coronaciones desde la invasión de los Normandos. La iglesia donde se casó la reina. Y la iglesia donde el Príncipe Guillermo con 15 años asistió al funeral de su madre, Diana de Gales.
Algunos estuvieron entonces y han vuelto este viernes. En total han asistido 1.900 invitados. Unos, por protocolo: el Gobierno, los representantes de la Commonwealth, el cuerpo diplomático, otras realezas. Y otros porque son familia, amigos o tienen algún vínculo, civil o militar, con los novios.
El momento del sí quiero ha llegado en un cuarto de hora. El príncipe Guillermo y Kate Middleton han intercambiado los votos. Y en el caso de ella se ha suprimido lo de obedecer al marido. Más acorde con los tiempos, como lo ha sido su noviazgo, que ha durado más de ocho años y ha incluido convivencia. Una relación que consideran más sólida tanto para su matrimonio como para la monaquía, cuya útima crisis la desenadenó la muerte de Diana.
Si se cumple el guión, la pareja volverá a la abadía para la coronación del Príncipe Carlos y, después, para la coronación del propio Guillermo. Sin adelantar acontecimientos, el balance es de una celebración sin percances, ni lluvia. Y la mayoría de británicos vuelven a decir orgullosos que nadie como ellos para organizar estas pompas.
Los británicos celebran la boda real con fiestas callejeras
30 años separan la boda del Príncipe Guillermo y su padre con Diana de Gales. Épocas bien distintas pero sobre todo parejas muy diferentes. Las biografías y los estilos de Diana y Catalina se parecen muy poco. Donde más se notan las diferencias es en los vestidos de las novias.En el de Catalina, el encaje protagonista, líneas depuradas, cuerpo ceñido y una cola de casi 3 metros. Nada que ver con Diana: volantes y volúmenes llamativos, abundancia de velos y sedas y la cola de 8 metros.
Dos estilos de mujer y dos maneras bien diferentes de llegar al altar.
Lady Di lo alcanzó tras un corto noviazgo,apenas conocía a su futuro marido.La eligieron porque pertenecía a la aristocracia británica.
A Catalina la eligió un príncipe enamorado. Además parte con la experiencia de 8 años de relación con él.
A las 9 y media hora española se abrían las puertas de la Abadía de Westminster y entraban los primeros, de los 1.900 invitados. Todas las casas reales han estado presentes en este enlace, entre ellos la reina Doña Sofía y los Príncipes de Asturias.
Además de la Reina y los Príncipes, ha acudido al enlace la Reina Margarita de Dinamarca, la princesa heredera de Suecia, los príncipes de Bélgica o la familia real griega.
Estás preciosa. Es lo primero que le ha dicho el príncipe Guillermo nada más ver a su futura esposa. Así ha comenzado la ceremonia de la que algunos llaman la boda del siglo. Ellos mismos han escrito sus votos matrimoniales, han elegido cada palabra. Guilllermo de Inglaterra declara su amor a Catalina, promete amarla y respetarla en la pobreza y en la riqueza, en la salud y en la enfermedad. Y lo hace ante una novia que parece que tiene un nudo en la garganta.