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En ciudades como Alcalá de Henares, Barcelona o San Sebastián, fiestas y botellones han acabado este fin de semana en enfrentamientos con la policía.  Este tipo de altercados se han intensificado en las últimas semanas. Los expertos ven detrás una suma de causas como la frustración por las restricciones, la falta de perspectivas o la banalización de la violencia.

Foto: EFE/Quique García

La fiesta mayor del barrio de Sants de Barcelona ha acabado con otra nueva noche de aglomeraciones y altercados en la calle, la tercera, y con el peor balance, ya que varias personas han resultado heridas, entre ellas seis mossos por el lanzamiento de botellas cuando disolvían los botellones como parte de las medidas contra el avance de la pandemia de coronavirus. Los Mossos d'Esquadra han practicado una sola detención. El departamento de Interior de la Generalitat ha anunciado que pondrá más policías en las calles para controlar los botellones.

La fiesta mayor del barrio de Sants de Barcelona ha acabado con otra nueva noche, la tercera, de aglomeraciones y altercados en la calle, que han obligado a intervenir a los agentes de la Guardia Urbana y los Mossos d'Esquadra como parte de las medidas para la contención de los contagios de COVID-19. Por tercera noche consecutiva, unos cuantos miles de jóvenes, unos 2.500 según han informado los sindicatos de la Guardia Urbana. Algunos grupos de jóvenes se resistieron a irse cuando ya hacía mucho que había terminado la fiesta oficial y se volvieron a producir incidentes como el lanzamiento de botellas por parte de los jóvenes concentrados en la plaza. Dos personas han resultado heridas, una de ellas al caer desde una altura de algunos metros al intentar saltar una valla.

Al menos 38 personas, la mayoría menores de entre 5 y 18 años, han resultado este sábado intoxicados leves en una casa de colonias de Fogars de Monclús (Barcelona), presuntamente por una fuga de monóxido de carbono, según han informado a Efe fuentes de los Bomberos de la Generalitat.

El suceso ha ocurrido sobre el mediodía en la casa de colonias Can Riera de Ciuret de Fogars de Montclús, donde estaban 54 menores, de un centro de ocio educativo de Mataró, acompañados por nueve monitores y cuatro personas responsables de la casa.

El Servicio de Emergencias Médicas (SEM) ha evacuado a 38 de los intoxicados al hospital, mientras que ha suministrado oxígeno in situ a otros de los afectados. Las 38 personas tienen síntomas leves de intoxicación y se encuentran en estos momentos en los hospitales de Sant Celoni (9 de ellos), Mataró (15), Granollers (7) y Mollet (otros 7).

Foto: Imagen de la casa rural de veraneo de Fogars de Montclús (EFE / Quique García)

Los Mossos d'Esquadra han intensificado la búsqueda del padre del niño de dos años asesinado la noche del martes en un hotel de Barcelona, Martín Ezequiel Álvarez Giaccio, por su presunta relación con la muerte del menor.

Lleva más de tres días desaparecido y de momento no hay rastro de él. Los Mossos creen que podría haber cambiado de aspecto físico por lo que han difundido fotografías de cómo podría ser su imagen ahora. Martín Ezequiel Álvarez Giaccio tiene 44 años, mide 1,78 centímetros de altura e inicialmente tenía el pelo rapado y la barba recortada.

Los investigadores no descartan ninguna hipótesis, pero es muy probable que pueda estar escondido. Segun fuentes policiales, cuando salió del hotel apagó el teléfono móvil. Además, llevaba encima el pasaporte y había pedido dinero a un familiar.

FOTO: Recreación del aspecto que podría tener el sospechoso (Mossos d'Esquadra)

La primera noche sin toque de queda en Barcelona nos deja esta imagen: fiestas y aglomeraciones en calles y playas. Más de cuatro mil personas fueron desalojadas. La Justicia tumbó ayer ese toque de queda en casi toda Cataluña, pero hoy la Generalitat hace una nueva propuesta: que se aplique a los municipios más grandes y con mayor incidencia

Alboroto y descontrol durante las noches de verano en barrios del centro de Barcelona. Los vecinos conviven cada día con jóvenes turistas bebidos. Desconcertados, lo graban con sus teléfonos mientras intentan conciliar el sueño. Los extranjeros tampoco respetan las medidas COVID. Es el llamado turismo 'low cost': cerveza, comida rápida y excursiones en bicitaxi. Acaban en fiestas en apartamentos turísticos, muchos no registrados, mientras los hoteles de la ciudad se quedan vacíos. Foto: David Arquimbau Sintes / EFE.