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Javier Muñoz, guinista y director de Sicarivs: La noche y el silencio, ha presentado su película y ha dicho que ha intentado hacer un thriller actual con códigos de cine negro. Víctor Clavijo es este asesino que una noche no es capaz de cumplir un encargo. Como consecuencia de esto, este sicario realiza una carrera contra reloj para descubrir a las personas que lo contrataron y matarlas antes de que ellas acaben con él (13/05/15).

El proceso para la selección de los 36 ciudadanos candidatos a formar parte del jurado popular que juzgará el crimen de Asunta ha comenzado en Galicia. El auto de apertura del juicio oral considera que el asesinato de la niña responde a un plan premeditado de sus padres.El juez instructor acusa a Rosario Porto y a Alfonso Basterra de sedar a Asunta en repetidas ocasiones antes de su asesinato y de hacerlo también la misma tarde del crimen, el 21 de septiembre de 2013. Una de las grandes incógnitas que debería aclararse en el juicio es quien o quienes trasladaron el cadáver de Asunta, ya de noche, desde el chalé de Teo hasta la pista forestal, situada a unos cuatros kilómetros de distancia. 

En los juzgados de Santiago de Compostela se elige al jurado del ‘caso Asunta’, la hija adoptiva de Rosario Porto y Alfonso Basterra, que apareció muerta en septiembre de 2013. En el banquillo se sentarán los padres de la menor que presuntamente urdieron un plan para deshacerse de su hija. Un terrible caso que sobrecogió a la opinión pública y que ahora recordamos con nuestro compañero Manuel Gutiérrez da Silva.

La mujer estaba ingresada allí desde hacía un mes por una agresión anterior, al parecer por un supuesto robo en su domicilio, aunque la Guardia Civil ya sospechó entonces que podía tratarse de un caso de violencia de género.

Kevin Shird conoce bien las calles del Oeste de Baltimore. Se crió aquí, cuando ya estaban inundadas de heroína.  Ahora se ha pasado al otro lado. Preside la Fundación Hazlo Bien y colabora con las autoridades para evitar que los jóvenes caigan en la droga. 

Juan Carlos Aguilar, conocido como 'el falso monje shaolín', ha sido condenado a un total de 38 años de cárcel por asesinar con alevosía a Yenny Sofía Rebollo, colombiana de 40 años, y a Maureen Ada Otuya, nigeriana de 29 años de edad, el 25 de mayo y el 2 de junio, respectivamente, tras recogerlas en su vehículo en la calle General Concha de Bilbao y llevarlas a su gimnasio, según la sentencia conocida este jueves.

Tras declarar el jurado al acusado culpable de los dos asesinatos con alevosía el pasado 24 de abril, el magistrado-presidente, Manuel Ayo, ha dictado sentencia en la que le condena a 19 años de cárcel por cada uno de los crímenes, dos años menos de los que pedía el fiscal.

La Guardia Civil asegura que el presunto descuartizador de Majadahonda no es un asesino en serie, y limita el caso a la desaparición de la mujer argentina y la tía del detenido. Así lo han explicado los responsables de la investigación, que tratan de aclarar las circunstancias de estas dos desapariciones.

La Guardia Civil ha confirmado que los restos de sangre hallados en una vivienda de Majadahonda (Madrid) donde residió una mujer argentina desaparecida a primeros de este mes pertenecen a ella.

Ya en un primer análisis, se confirmó que la sangre hallada en la casa era humana y según han informado fuentes de la investigación, os análisis de criminalística llevados a cabo por la Guardia Civil han determinado que los restos encontrados en el interior de una trituradora en el primer registro practicado en la vivienda pertenecen a Adriana G., de 55 años y nacionalidad argentina.

Juan Carlos Aguilar, más conocido como 'falso monje shaolin', ha  declinado tomar la palabra ante el jurado en el último día del juicio tras la lectura de los informes de las partes, y ha optado por mantener su mutismo. 

Al concluir la cuarta jornada de la vista oral que se sigue en el  Palacio de Justicia de Bilbao contra él por el asesinato de Ada Otuya y Yenny rebollo, en mayo y junio de 2013, el magistrado presidente del tribunal del jurado, Manuel Ayo, le ha instado a levantarse y acercarse al micrófono para hacer uso del derecho a la última palabra.