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El amor y el sexo ante la desolación de la muerte y el duelo. Así, Milena Busquets creó un alter ego de ficción, Blanca, para explicarse el vacío y el sinsentido de la pérdida de su madre, la escritora y editora Esther Tusquets, fallecida el 23 de julio de 2012, después de dos años de dura enfermedad. "También esto pasará" (Anagrama) arranca en el funeral que se celebra en el cementerio de Cadaqués, adonde regresará la protagonista con sus dos hijos, sus dos exmaridos, su amante y un par de amigas con sus parejas. Allí, a sus 40 años, hará recuento de su existencia para constatar que nada palia la ausencia. La autora escribe una carta de amor a su progenitora, sin renunciar a sus complicadas relaciones, sus miedos y sus vacíos, pero también a la ligereza hedonista en la que creció. En este diálogo repasamos, cita a cita, los secretos de la novela, uno de los éxitos internacionales de la temporada literaria.

Acabo de llegar al campo de béisbol donde el equipo Sevilla Red Sox está entrenando porque en unos días tienen un partido importante. Son una gran familia, vienen de nacionalidades distintas y para los latinos jugar a béisbol significa también estar más cerca de su tierra. Este deporte en Uruguay es el deporte nacional y en América Latina es el rey, por eso son muchos los migrados de ese continente que quieren batear. 

El ambiente es relajado, se nota que están disfrutando y que todos van a una. Además, el béisbol une a unos y a otros porque también hay españoles apasionados que no faltan a ningún entreno. 

Al final, el domingo los Sevilla Red Sox ganaron el partido y ahora están más cerca de conquistar el primer puesto de la Liga de Primera División. Pero es una alegría agridulce para su presidenta, porque no tienen dinero para sufragar los gastos que conlleva viajar para jugar un partido fuera de su ciudad. Un reto y casi un milagro, porque subsisten a base de deudas que no pueden pagar. Muchos están en paro y ya les cuesta pagar la hora de luz cuando juegan. El campo es del ayuntamiento y en su día se lo alquilaron para jugar, pero su presidenta se deja las pestañas buscando recursos para afrontar esos gastos y no llegan. De hecho, el ayuntamiento les podría cerrar las puertas del campo y eso les mantiene en vilo. Pero el béisbol es su vida y buscan un patrocinador o alguien que apueste por este deporte. Se quejan de que el fútbol se lo lleva todo y no hay nada para el béisbol. Se sienten muy solos y no sabe qué puede pasar la próxima temporada porque están al límite de sus posibilidades.