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Al menos dos personas han muerto, siete han resultado heridas y otras dos se encuentran desaparecidas tras registrarse una explosión en la planta química que el gigante BASF tiene en la localidad de Ludwigshafen, al oeste de Alemania, según ha anunciado la propia compañía. A este suceso se une otra deflagración ocurrida en la planta química que la misma empresa tiene en Lampertheim, en la que han resultado heridos cuatro trabajadores.

Jaber Albakr, el refugiado sirio detenido en la madrugada del lunes en Alemania ante la sospecha de que planeba un atentado inminente, se ha suicidado en la prisión de Leipzig en la que estaba recluido, según ha informado el Gobierno de estado federado de Sajonia. El ministro de Justicia del estado, Sebastian Gemkow, ha explicado en rueda de prensa que Albakr, de 22 años, se colgó de los barrotes de su celda con una camisa. "No debió haber pasado, pero lamentablemente ocurrió", ha dicho Gemkow, quien ha asegurado que los psicólogos no detectaron un "fuerte riesgo de suicidio".

El diario Der Spiegel, en cambio, asegura que el detenido se encontraba baja vigilancia y había comenzado una huelga de hambre.  La noticia del suicidio ha sido recibida con desconcierto: "¿Qué ha vuelto a pasar en Sajonia? Tremendo",  ha señalado en su cuenta de Twitter el diputado socialdemócrata Johannes Kahrs.