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Guerra en Siria

Medio millón de muertos y 12 millones de desplazados, el balance de una década de guerra en Siria

  • La falta de información imparcial dificulta el cómputo de víctimas

Los civiles, y entre ellos los niños, se han llevado la peor parte del conflicto

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Diez años del estallido de la guerra en Siria

La guerra de Siria, que el 15 de marzo cumple 10 años, ha dejado un reguero de muerte y destrucción: medio millón de víctimas mortales, un número indeterminado de heridos, mutilados y desaparecidos, y más de 12 millones de desplazados.

Los combates se han librado en ciudades y barrios, con asedios que recuerdan a la edad media, y con todo tipo de armas, desde la aviación a las armas químicas, coches-bomba y minas antipersona. Todos los contendientes han cometido violaciones de los derechos humanos, y los civiles se han llevado la peor parte: los que no han perdido la vida han visto destruidas sus casas, colegios y hospitales, y 6 millones de niños sirios solo conocen la guerra.

La dificultad de contar a los muertos

En un conflicto como este, donde se enfrentan tropas regulares e irregulares, milicias y facciones, y donde no ha sido posible la presencia de observadores imparciales, es difícil cuantificar el número real de víctimas. No obstante, varias organizaciones internacionales y ONG han intentado llevar un cómputo aproximado.

El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (Syrian Observatory for Human Rights, SOHR), una ONG opositora con sede en Londres pero con una extensa red de informantes en el interior del país, es una de ellas. Según los datos de bajas confirmados y contrastados por sus fuentes, hasta el 1 de marzo habían muerto en la guerra de Siria 388.476 personas.

No obstante, el Observatorio calcula que a esta cifra hay que sumar otras 206.000 muertes más "no documentadas", que no han podido ser corroboradas por la dificultad de acceder a la información, por lo que el número real de víctimas mortales supera el medio millón.

Por su parte, la Red Siria para los Derechos Humanos (Syrian Network for Human Rights, SNHR), una organización que solo registra las muertes de civiles, eleva hasta los 227.413 la cifra de víctimas no-combatientes hasta marzo de 2021.

En 2020 se produjo un descenso notable de bajas civiles, que el SNHR atribuye a la pandemia de coronavirus, que ha restringido los movimientos de los combatientes, y al alto el fuego pactado entre Turquía y Rusia. Aun así, la guerra de Siria arroja la mayor cifra de víctimas civiles de todos los conflictos actuales en el mundo.

La mayor crisis de refugiados desde la Segunda Guerra Mundial

Antes de la guerra, la población de Siria era de 22 millones de personas. Hoy, más de la mitad de esa población ha huido de sus casas: hay 6,7 millones de desplazados internos y casi 5,6 millones de refugiados fuera de las fronteras sirias, la gran mayoría en países vecinos. En total, 13 millones de sirios necesitan ayuda humanitaria.

Se trata de la mayor crisis de refugiados desde la Segunda Guerra Mundial, una crisis que llegó al corazón de Europa en 2015, cuando más de dos millones de personas atravesaron a pie el continente desde Grecia hacia Alemania.

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La pandemia de coronavirus y sus secuelas económicas ha sumado una crisis más, explica a RTVE.es María Jesús Vega, portavoz en España del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Los obstáculos a la movilidad y la falta de seguridad han ralentizado las repatriaciones voluntarias a Siria y los reasentamientos en terceros países: en 2020, de las 570.000 personas que necesitaban ser reasentadas por su especial vulnerabilidad, solo lo consiguieron 9.200. "La COVID-19 no tiene que ser una excusa para dejar de proteger", subraya Vega.

En el interior de Siria, donde la crisis económica ha vuelto a hundir la moneda local, 9,3 millones de personas sufren inseguridad alimentaria y casi el 90% de la población vive por debajo del umbral de la pobreza.

"Teniendo en cuenta cómo está la situación dentro de Siria, lo más probable es que los refugiados permanezcan en los países en los que están o intenten llegar a otros - explica la portavoz de ACNUR - Podríamos volver a ver desplazamientos de población a menos que la comunidad internacional financie o apoye los programas para atender a los refugiados en estos países".

Una generación perdida

"Los niños sirios están en el corazón de la tragedia porque lo están los civiles", explica a RTVE.es Javier Martos, director ejecutivo de Unicef-España.

Las cifras de víctimas mortales entre los niños que maneja Unicef son muy inferiores a las de las ONG sirias, pero aun así impactantes: 6.409 niños muertos en 10 años. Una buena proporción de los desplazados internos y refugiados son menores, y actualmente hay 8,5 millones que necesitan ayuda humanitaria.

Para muchos de estos niños es imposible además recibir una educación. "Las escuelas han sido objetivos, como los hospitales y los centros de salud", explica Martos. Se han registrado al menos 723 ataques a escuelas y personal educativo, y en Siria unos 2,4 millones de escolares no pueden ir a clase, el 40% niñas. La situación ha empeorado además debido a la COVID-19.

Unicef y otras ONG trabajan para que no haya una generación perdida: unos 6 millones de niños sirios han nacido durante el conflicto (4,8 millones en Siria y 1,2 como refugiados en el exterior) y no conocen otra cosa que la guerra y el exilio.

Sin solución a la vista

Ante este panorama, las organizaciones internacionales no dejan de reclamar una "solución política", como hizo recientemente el secretario general de la ONU, Antonio Guterres.

"Es una vergüenza que estemos celebrando un aniversario como este - se lamenta María Jesús Vega (ACNUR) - Ya es momento de dar un giro, aunque sea pensando en el impacto que puede tener para nosotros mismos".

Sin embargo, el alto el fuego definitivo no parece cercano. "No hemos visto un cese de hostilidades que haga pensar que la guerra esté a punto de terminar, no estamos ante el fin del conflicto", advierte Javier Martos (UNICEF).

En febrero, el presidente de la Comisión de Investigación de la ONU para Siria, Paulo Pinheiro, resumía así una década de guerra civil: "los niños, mujeres y hombres de Siria han pagado el precio cuando un gobierno brutal y autoritario ha usado una violencia apabullante para acabar con la disidencia. El apoyo oportunista extranjero en forma de dinero, armas o de otras formas han echado gasolina a este fuego que el mundo se ha limitado a ver arder".