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Pablo Iglesias conquista el "cielo" de Moncloa sin "asalto"

  • El líder de Podemos logra la vicepresidencia del Gobierno que llevaba cuatro años reclamando
  • Culmina una travesía política fulgurante, del 15M y los platós de televisión a la elite política

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Pablo Iglesias será vicepresidente de Derechos Sociales y Agenda 2030 en el gobierno presidido por Pedro Sánchez
Pablo Iglesias será vicepresidente de Derechos Sociales y Agenda 2030 en el gobierno presidido por Pedro Sánchez.

Pablo Iglesias Turrión (Madrid, 1978) tenía un plan: bajo el título genérico de "asaltar los cielos" y sustituir el "régimen del 78", el objetivo era más concreto: vencer al PP y llegar al Gobierno. Lo puso negro sobre blanco en la Asamblea Ciudadana del Partido (Vistalegre II) y pretendía llevarlo a cabo en 2020, lo ensayó con un "gobierno en la sombra" mientras ejercía la oposición.

El líder del partido morado, que llevaba cuatro años reclamando a los socialistas un Ejecutivo de coalición, se convierte ahora en un destacado miembro del primer gobierno de coalición que se forma en España desde la Segunda República.

Iglesias será vicepresidente de Derechos Sociales y Agenda 2030, y de él dependerán los Ministerios de Igualdad, Trabajo, Universidades y Consumo, también en manos de políticos de las confluencias de Unidas Podemos, entre ellos su pareja, Irene Montero, con la que tiene tres hijos, con quien ha pasado de vivir en el distrito madrileño de Vallecas a un chalé en la sierra madrileña, en un inédito caso de cónyuges en el Consejo de Ministros.

Misión cumplida. Al llegar a su objetivo, tras la investidura de Pedro Sánchez facilitada con sus votos y negociación, Pablo Iglesias no pudo contener las lágrimas. "Sí se puede", volvían a corear sus compañeros puño en alto.

Pablo Iglesias llora de emoción tras la mayoría de Sánchez en la segunda votación de investidura

Es el fin de un viaje seis años y cuatro convocatorias electorales después, con triunfos, errores, obstáculos, crisis, caídas y resurgimientos, que empezó en la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense de Madrid, vio la luz en las tertulias televisivas, germinó en las calles del 15M denunciando a la "casta" y la "vieja política" de las elites, se transformó en un proyecto político asambleario y se institucionalizó en un partido político, primero en el Parlamento Europeo y luego en el Congreso y el Senado, con todas sus complejidades.

Varios Iglesias hasta llegar al vicepresidente

En el camino hacia el Gobierno, Iglesias ha seguido rumbos contradictorios: lanzó a Pedro Sánchez la "cal viva" en el Congreso, o le subrayó con aquella "sonrisa del destino" el agradecimiento que el líder del PSOE le debería profesar por llegar a presidente. No ha podido evitar la caracterización de "macho alfa" que le han asignado muchos críticos, que se ha manifestado en un ímpetu político que él mismo ha reconocido que llegó a traspasar los límites de la arrogancia.

Podemos se identifica con él, y él con Podemos, como demostró la consulta a las bases que convocó para ratificar su liderazgo y el de Irene Montero al comprarse una costosa vivienda, lo mismo que él criticaba a las elites políticas antes de codearse con ellas.

Con todo, Iglesias conserva muchos rasgos del profesor universitario y activista que dio el salto a la esfera pública, empezando por su famosa coleta y su aversión a los trajes, pero también ha aprendido a dejar en un segundo plano la versión más revolucionaria cuando ha tenido que estirarse las mangas de la camisa y vestirse de hombre de Estado.

Y todo apunta a que su agresividad retórica virará ahora al bloque opositor de derechas, en especial a Vox, que ocupa ahora el lugar de tercera fuerza parlamentaria y es el adversario que más le ha hecho recuperar últimamente el ceño fruncido con el que antes arremetía contra el bipartidismo.

Inteligente, incisivo, orgulloso y estratega

Inteligente, incisivo, orgulloso y estratega, se resistió a quienes dentro de su coalición le instaban a aceptar un pacto con los socialistas que a él le parecía insuficiente. Tras el órdago fallido de renunciar a un ministerio, Iglesias llegó a la repetición electoral del 10N dispuesto a las elecciones que hicieran falta para entrar en el Gobierno, afrontando la amenaza de la abstención, el reparto de culpas por el segundo fracaso de Sánchez en una investidura y la competencia de Íñigo Errejón y Más País. Y venció en la apuesta a todo o nada, aunque ha llegado a la meta con su partido en sus horas más bajas, con 35 diputados, habiendo perdido elección a elección votos, apoyos y compañeros de camino, incluidos su antes inseparable Errejón y los demás fundadores de Podemos: Carolina Bescansa, Luis Alegre y Juan Carlos Monedero.

Político audaz, fan de las series televisivas de tema político, de estrategias a largo plazo y también de jugadas arriesgadas, ha sido urdidor o epicentro de algunas de las mayores transformaciones de la política española en la última década, incluidas las de la demolición y refundación de los fundamentos iniciales de su propio partido y la primera moción de censura que fue capaz de tumbar a un presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.

Atrás quedan la rebeldía del indignado, aquella polémica rueda de prensa en la que tras las consultas con el rey se ofreció a Sánchez como vicepresidente sin que este lo supiera antes; de otro tiempo son ya el 'sorpasso' fallido, las invectivas contra las "cloacas del Estado" con las que Iglesias atraía la atención y revolvía el tablero.

También quedarán en el archivo sus programas televisivos de La Tuerka, que deberá abandonar ahora que será vicepresidente, según el protocolo que ha firmado con el PSOE, un manual de instrucciones en progreso para gobiernos en coalición en España.

Ahora toca gestionar el cielo.