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Filipinas

El sur musulmán de Filipinas vota con normalidad en el plebiscito sobre la paz

  • Más de dos millones de filipinos están llamados a las urnas en un plebiscito para crear la región musulmana de Bangsamoro
  • Se han habilitado 1.845 centros de votación en los que se encuentran repartidos los 300 observadores internacionales

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Un lugareño rellena su papeleta en un colegio electoral mientras participa este lunes en el plebiscito sobre la Ley Orgánica de Bangsamoro, en la localidad de Jolo (Filipinas).
Más de dos millones de filipinos están llamados hoy a las urnas para decidir si aceptan convertirse en una región más autónoma, bautizada Bangsamoro, una solución de paz acordada en 2014 con los rebeldes del Frente Moro de Liberación Islámica (FMLI).

Desde primera hora de la mañana decenas de personas hacen cola delante de los colegios electorales en Cotabato, ciudad que se convertiría en la capital de la nueva región, bautizada como Bangsamoro.

El portavoz de la comisión electoral, James Jimenez, ha destacado el buen desarrollo de la votación poco después de la apertura de los colegios donde este lunes están llamadas a votar 2,1 millones de personas a las que se añadirán 700.000 más en otra votación que tendrá lugar el 6 de febrero.

Al referéndum se somete la Ley de Autonomía del Bangsmoro -firmada por el presidente, Rodrigo Duterte, en julio-, que implementa el acuerdo de paz logrado con el Frente Moro de Liberación Islámica (FMLI) en 2014 por la anterior administración de Beningo Aquino.

Esta ley es la gran apuesta del gobierno para lograr estabilidad en esa convulsa área de la isla de Mindanao rica en recursos naturales, donde el conflicto armado durante cinco décadas ha dejado 150.000 muertos, además de lastrar su desarrollo económico.

Autonomía islámica

El FMLI, el mayor grupo rebelde musulmán de Filipinas, renunció según ese pacto a la independencia y la lucha armada a cambio de gobernar la nueva región, que tendrá autonomía fiscal, y además su propia fuerza de seguridad, parlamento y un sistema de justicia que integrará preceptos islámicos.

La votación de este lunes se centra en las provincias de Basilan, Lanao del Sur, Maguindanao, Sulu y Tawi-Tawi, que integran la Región Autónoma del Mindanao Musulmán (ARMM), fruto del armisticio de 1996 con el Frente Moro de Liberación Nacional (FMLN), grupo del que se escindió el FMLI.

El presidente del Frente Moro de Liberación Islámica (FMLI), Al Haj Murad Ebrahim

El presidente del Frente Moro de Liberación Islámica (FMLI), Al Haj Murad Ebrahim, da una rueda de prensa este lunes en el campamento del MILF en Sultan Kudarat, sur de Filipinas. EFE/MARK CRISTINO

Si prospera el plebiscito Bangsamoro incluirá además de esos territorios las ciudades de Cotabato e Isabela, que en 1996 votaron quedarse fuera de la ARMM -que ahora desaparecerá- al no estar apoyada por el FMLI. El próximo 6 de febrero votarán si se integran a Bangsamoro los 600.000 habitantes de Lanao del Norte, provincia que no pertenece al ARMM.

Según la Comisión Electoral, se han habilitado 1.845 centros de votación por todo el Mindanao Musulmán, donde se han desplegado unos 300 observadores internacionales.

Para prevenir incidentes, las autoridades movilizaron 20.000 efectivos del Ejército y la Policía, además de prohibir la venta de alcohol en esta jornada, que se ha declarado festiva en toda la zona por la importancia histórica del plebiscito.

Cristianos en desacuerdo

Cotabato, con unos 300.000 habitantes, será la capital de Bangsamoro si se ratifica la ley, ya que se trata de la ciudad más desarrollada y con una administración eficiente en la zona, que funciona de facto como capital de ARMM y está cerca del campamento donde se ubica el comando central del FMLI en Sultan Kudarat.

Sin embargo, no todo el mundo en Cotabato está a favor del Bangsamoro, especialmente entre el 65 % de su población cristiana, un colectivo que en general ostenta mayor poder económico y que teme que la nueva norma les discrimine o culmine en la imposición de la "sharia" o ley islámica.

En los colegios electorales, algunos cristianos confesaron a regañadientes que iban a votar por el no, reacios a decirlo en voz alta y revelar su nombre en una ciudad donde tradicionalmente las dos religiones han convivido en paz.