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Pakistán

Un atentado terrorista con al menos 29 muertos empaña las elecciones generales en Pakistán

  • El Estado Islámico ha reivindicado el ataque, perpetrado por un motociclista que se ha hecho estallar al paso de un furgón policial
  • Los comicios están marcados por la violencia y por la igualdad entre los dos principales aspirantes, Imran Khan y Shahbaz Sharif

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Un atentado yihadista marca la jornada electoral en Pakistán

Un atentado suicida reivindicado por el grupo terrorista Estado islámico, en el que han perdido la vida al menos 29 personas, ha empañado la jornada electoral de Pakistán, que elige al Parlamento y al próximo primer ministro en unos comicios marcados por la violencia y por la igualdad entre los dos principales aspirantes, el exjugador de críquet y héroe nacional Imran Khan y el hermano del ex primer ministro Nawaz Sharif, Shahbaz Sharif.

Los colegios electorales han cerrado mediada la tarde, lo que ha dado paso a un escrutinio cuyos resultados no se conocerán hasta el mediodía del jueves, dada la amplitud del censo y lo intrincado del país: hasta 105 millones de personas estaban llamados a votar en 85.000 colegios electorales.

Pese al despliegue de unos 371.000 soldados, cinco veces más que en las elecciones de 2013, la jornada ha estado marcada por la explosión registrada en las inmediaciones de un centro de votación de la ciudad de Quetta, en la conflictiva provincia de Baluchistán, en la que han muerto al menos 29 personas y otras 35 han resultado heridas, según el último balance de los servicios sanitarios.

Las primeras pesquisas sobre el atentado apuntan a que el suicida, que conducía una motocileta, se hizo estallar al paso de una furgoneta de la Policía. "Entre los muertos hay votantes y puede haber también algún policía. Los heridos incluyen a dos policías", ha explicado el portavoz policial de Quetta, Mohamed Razman.

Poco después, el Estado Islámico ha reconocido la autoría del ataque a través de su agencia de noticias AMAQ. El grupo yihadista ya se hizo responsable del atentado perpetrado hace poco más de una semana durante la celebración de un mitin en la misma provincia de Baluchistán, en el que murieron 149 personas; en total, unas 180 personas han muerto en diferentes atentados durante la campaña electoral.

Unas elecciones en entredicho

El atentado, en cualquier caos, no ha impedido que los paquistaníes acudan en masa a votar, en unas elecciones generales que son las segundas en la historia del país en las que un Gobierno acaba un mandato completo y da paso a un nuevo Ejecutivo, tras haber sido gobernado por dictaduras militares la mitad de sus 71 años de historia desde su fundación en 1947.

Los votantes deben elegir a 272 diputados del Parlamento para los que hay 11.000 candidatos, de donde saldrá el nuevo primer ministro. Los favoritos son Shahbaz Sharif, líder de la Liga Musulmana de Pakistán (PML-N), que acaba de finalizar el mandato, y Imran Khan, del Pakistán Thereek-i-Insaf (PTI), al que varios sondeos dan como ganador, aupado en su popularidad como exdeportista -el críquet es el deporte más popular de Pakistán- y en sus soflamas populistas sobre la lucha contra la corrupción y en el derrocamiento de las élites tradicionales.

La campaña ha estado condicionada por las denuncias de partidos políticos, grupos de derechos humanos y medios de comunicación por supuesto trato de favor hacia este último por parte de los los "poderes establecidos", término con el que se hace referencia a los militares en el país asiático.

Así, el PML-N de Sharif ha denunciado la apertura de procesos judiciales contra sus miembros, presiones para que algunos de sus candidatos abandonen el partido y acoso para evitar que vuelvan al poder tras lograr una mayoría absoluta en 2013. Además, el hermano de Sharif, Nawaz Sharif, que fue inhabilitado por el Tribunal Supremo en julio de 2017 y condenado a diez años de cárcel por corrupción, sostiene su condena responde al intento de su Gobierno de procesar por traición al exdictador militar Pervez Musharraf, quien lo expulsó del poder en un golpe incruento en 1999.

Al igual que el PML-N, otros partidos y organizaciones han lanzado acusaciones de "amaño" para favorecer al PTI, como el presidente del Partido Popular de Pakistán, Bilawal Butto, hijo de la asesinada primera ministra Benazir Butto, o la ONG Comisión de Derechos Humanos de Pakistán. El Ejército, sin embargo, ha negado cualquier interferencia en el proceso electoral.