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Cae una banda de narcos que usaba a jubilados y parados para recoger droga

  • La droga se distribuía en pequeños paquetes que recogían en oficinas postales
  • Entre los detenidos en la operación hay un hombre de 82 años
  • Los envíos se hacían desde Argentina a Barcelona y su área metropolitana

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Cae una banda de narcos que usaba a jubilados y parados para recoger droga

La Guardia Civil ha detenido a 15 personas en Barcelona y en su área de influencia y ha dado por desarticulada una organización dedicada al narcotráfico que usaba a jubilados y desempleados para que recogieran paquetes con cocaína que llegaban a España de Argentina y de la República Dominicana.

Según ha informado la Guardia Civil, entre los detenidos en la denominada Operación Ventalle hay un anciano de 82 años y se han incautado de casi cinco kilos de cocaína, que era enviada a través de pequeños paquetes postales para que fueran recogidos en las oficinas de correos por personas jubiladas o desempleados con escasos recursos económicos.

La banda distribuía la droga, fundamentalmente cocaína, en Barcelona, L'Hospitalet de Llobregat, Cornellà, Sabadell, Terrassa y Vilafranca del Penedès.

También han sido investigadas otras seis personas, entre ellas dos abogados acusados de un delito de revelación de secretos al haber sido contratados por la organización para captar información sobre las investigaciones policiales y así evitar ser descubiertos.

Banda liderada por ciudadanos dominicanos

La banda estaba liderada por ciudadanos de origen dominicano, que están acusados de los delitos de pertenencia a organización criminal, tráfico de drogas, encubrimiento, revelación de secretos y falsificación documental.

Durante la investigación, la Guardia Civil ha practicado tres registros domiciliarios, uno en Terrassa y dos en L'Hospitalet del Llobregat, donde descubrieron en la parte trasera de una peluquería denominada "De Niña" un laboratorio clandestino dedicado a adulterar la cocaína y donde intervinieron 1.177 gramos de esta droga, un litro de cocaína líquida, 697 gramos de productos precursores e instrumentos para adulterar la droga.

La investigación se inició en octubre, cuando la Guardia Civil intervino un paquete postal procedente de la República Dominicana y recogido en Cornellà por un anciano de 72 años, que fue detenido al contener unos 1.110 gramos de cocaína ocultos en un ventilador de techo.

En los nueve meses que han durado las pesquisas, los agentes detuvieron a otro anciano de 82 años por su supuesta implicación en los hechos.

Los ancianos, meros intermediarios

Según la Guardia Civil, estos dos ancianos, jubilados y con escasos recursos económicos, fueron meros intermediarios en la recogida del paquete postal y su papel en la organización era la de facilitar sus datos y encargarse de recoger la droga y entregarla a su verdadero destinatario.

Los investigadores determinaron que ninguno de los dos tenía la capacidad económica ni la infraestructura necesaria para organizar el envío, y que ambos necesitaban el dinero extra que le proporcionaba la organización para llegar a final de mes.

Fruto de estas detenciones, la Guardia Civil tiró del hilo y las pesquisas les condujeron a identificar al supuesto cabecilla de la organización, un hombre conocido por el alias de El maestro, y a sus hombres de confianza.

'Modus operandi'

Para recibir los envíos postales utilizaban identidades reales y una dirección donde no residía el destinatario, por lo que el paquete era devuelto a la oficina de correos, donde finalmente era recogido por los jubilados.

Los envíos se preparaban en Argentina, donde la droga se distribuía en paquetes postales inferiores a dos kilos para que cada uno fuera tratado en correos como una carta, lo que provocaba que no hubiese ningún registro de su seguimiento a través del nombre del destinatario o remitente.

La organización enviaba los beneficios económicos obtenidos de la actividad del tráfico de drogas a Argentina y la República Dominicana a través de repetidos giros de pequeñas cantidades, con la participación de varias personas que prestaban sus identidades como ordenantes de los envíos y a los que la organización criminal pagaba entre 20 y 50 euros por cada uno de ellos.

En total se ha identificado a unas 30 personas que facilitaron sus nombres para la transferencia de cantidades de dinero que oscilaban entre los 1.000 y 2.000 euros.