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Una multitud de hindúes convierte un ritual en la mayor matanza de animales del mundo en Nepal

  • Miles de hindúes ofrecen casi medio millón de animales a la diosa Gadhimai
  • ONG y ciudadanos opuestos al ritual denuncian la "masacre" y sus resultados
  • Sus defensores piden respeto y aseguran que no genera ningún problema

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Un pastor pasea entre decenas de búfalos en las horas previas al sacrificio
Un pastor pasea entre decenas de búfalos en las horas previas al sacrificio

Este fin de semana, en torno a un millón de fieles hindúes empuñarán sus espadas para transformar un remoto templo del sur del Nepal en el mayor matadero del mundo.

Cientos de miles de personas sacrificarán en apenas entre 300.000 y 500.000 animales como parte de un ritual que se celebra cada cinco años en honor de la divinidad hindú Gadhimai.

Pese al rechazo creciente y a las campañas y denuncias de las sociedades defensoras de los animales, la población de Bariyapur vuelve a ser escenario este año de la sangrienta fiesta que, además de por su crueldad, provoca el rechazo de los aldeanos por las consecuencias sanitarias en los días posteriores.

Durante la ceremonia, el sacerdote principal del templo ofrece las oraciones y se produce unos cortes a sí mismo en una ofrenda simbólica de sangre humana antes de la matanza de aniumales, que se prolonga durante el viernes y el sábado. Posteriormente, un contratista se lleva la carne y las pieles, mientras que las cabezas del ganado muerto se acumulan y apilan para la veneración.

En 2009, la última ocasión en la que se celebró dicha festividad, hombres armados con espadas mataron a cerca de 250.000 animales entre búfalos, ovenjas, cabras y pollos en frenético período de dos días, ante la atenta mirada de miles de personas.

Control de fronteras y concienciación

Activistas en favor de los derechos de los animales han condenado el evento, que atrae a miles de devotos desde Nepal y regiones cercanas de India.

Muchos de los animales, la mayoría de ellos crías, son llevados de manera ilegal a través de la frontera con India. Los intermediarios no registrados y los peregrinos que atraviesan la frontera aportan el 70% de los búfalos sacrificados, según las autoridades del templo. Aunque algunos habitantes consideran este ritual parte de su historia, a otros les angustia la llegada de la fecha.

El pasado mes, la Corte Suprema de India ordenó al Gobierno que se asegurase de que ningún buey ni búfalo vivo era exportado hacia Nepal sin licencia, y el ministro de interior se dirigió a la patrulla fronteriza parra asegurar que "se destuviese el movimiento de ganado para el sacrificio durante la feria de Gadhimai".

Hasta ahora, según los activistas, se han producido más de 100 detenciones por la captura de más de 2.000 animales.

"Es sólo cuestión de dinero"

Las ONG en defensa de los derechos de los animales, el beneficio económico es la principal motivación de los organizadores, a quienes acusan de multiplicar los sacrificios para aumentar sus ventas posteriormente.

"No tiene nada de espiritual ni religioso. Es solo una historia de dinero", ha explicado Gauri Maulekhi, de la ONG People for Animals en India.

Los activistas de la ONG tomaron posiciones a lo largo de la frontera para intentar disuadir a los fieles de no acudir al festejo, un acto por el que fueron acusados de no respetar las tradiciones.

Otra campaña de concienciación, apoyada entre otros por la actriz británica Joanna Lumley y la francesa Brigitte Bardot, pretende conseguir que se prohiba esta fiesta. Con este fin escribieron al presidente nepalí, pidiéndole que pusiera fin a "una tradición cruel"

El suelo queda cubierto de sangre y cuesta respirar

Pawan Kumar Byayut, que vive en la población vecina de Kalaiya, lo define como una experiencia "experiencia desagradable". "El suelo se cubre de sangre tras la matanza. El aire lleva un olor extraño, lo noto desde mi casa. Se hace difícil respirar", asegura.

"Es realmente doloroso ver a estos animales sufrir, ver el dolor en sus ojos".<

"No obligamos a nadie"

Según la tradición, los primeros sacrificios en Bariyapur fueron organizados hace muchos siglos, cuando la diosa hindú Gadhimai se apareció en sueños a un prisionero y le encargó la construcción de un templo en su honor. Una vez despierto, sus cadenas se habían soltado y él consiguió escapar de la prisión y construir el templo donde sacrificó animales a modo de agradecimiento

Los sacrificios rituales son una práctica tradicional en Nepal, país de mayoría hindú, y sus fieles ofrecen a menudo cabras y búfalos a los dioses en las grandes celebraciones religiosas, con la esperanza de obtener prosperidad y salud.

Algunos dicen que no deberíamos sacrificarlos, pero tenemos nuestras creencias

"Algunos dicen que no deberíamos sacrificar animales, pero nosotros tenemos nuestras creencias", explicaba a AFP Gopal Adhikari, funcionario de 36 años que este año aporta una cabra al sacrificio masivo. "Yo le había pedido a Gadhimai que me ayudase a solucionar unos problemas de propiedad de mi familia, ella lo hizo y yo debo cumplir mi promesa", añadió.

Mangal Chaudhary, un sacerdote hindú que ha declarado que su familia acudirá al templo después de 10 generaciones, asegura que el número de fieles aumenta.

"No obligamos a nadie a hacer el sacrificio. La gente viene por su propia voluntad", explicaba Chaudhary a AFP.

Charcos de sangre y acumulación de heces

En las cercanías del templo, donde se concentraron cinco millones de personas en la última celebración, en 2009, no hay infraestructuras, carreteras, transporte público, sanitarios ni agua potable.

La acumulación de sangre, restos de animales y heces humanas convierte la zona en un foco de infecciones y malos olores.

Sin embargo, Gopal Adhikari, habitante de Kalaiya, reconoce la aparición de charcos de sangre alrededor del templo, pero asegura que a los residentes no les molesta.

A la gente no le afecta, estamos acostumbrados

"Esto no afecta a la gente, aquí estamos acostumbrados", asegura Adhikari, uno de los participantes en el ritual. No estoy a favor de la masacre aleatoria de animales, pero hay que entender los aspectos culturales e históricos", defiende el redactor jefe del diario República, Subhash Ghimire.

"Nunca he visto portestas por la fiesta de Acción de Gracias. ¿Por qué una reacción tan diferente?", añade.