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Valls suaviza los recortes en un intento de cohesionar su partido

  • El plan será votado este martes por el Partido Socialista francés
  • Un sector del partido en el poder critica una deriva a la derecha

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Manuel Valls, en la Asamblea Nacional francesa el pasado 8 de abril.
Manuel Valls, en la Asamblea Nacional francesa el pasado 8 de abril.

El primer ministro francés, Manuel Valls, ha anunciado una leve suavización de su programa de recortes para los próximos tres años en un intento de atraerse el máximo posible de apoyos de su propio partido en la votación consultiva que tendrá lugar este martes en el Parlamento.

Sabedor de que el ala izquierdista del Partido Socialista (PS) rechaza los recortes de 50.000 millones de euros entre 2015 y 2017 anunciados el pasado día 16, Valls ha avanzado medidas destinadas a los pensionistas y funcionarios más modestos.

Con todo, esos gestos no parecen servir para un grupo de diputados críticos, que reclama una reorientación más general de la política económica. Resta por ver cuánto pesa dentro del PS ese sector, algo que quedará patente en la votación de este martes, consultiva y no vinculante para el Gobierno, pero que ha cobrado una enorme importancia como factor de legitimación de su política.

Considerado un representante del ala más liberal del PS, Valls ya vio como 11 diputados socialistas se abstenían en el voto de confianza que abrió su mandato a comienzos de mes. Ahora, espera que el divorcio con el partido no se agrande en un momento delicado tras el mal resultado en las elecciones locales de marzo.

Actualización de las pensiones bajas

En una carta enviada este lunes a los diputados del PS, Valls les ha explicado que la congelación de pensiones no incluirá a las que estén por debajo de 1.200 euros, lo que afectará a 6,5 millones de jubilados.

Además, frente a la congelación generalizada de los sueldos de los funcionarios, 1,2 millones de empleados públicos con los salarios más bajos tendrán una subida.

Finalmente, Valls ha cedido en lo referente a la subida del subsidio de las personas sin ingresos, que había previsto no aplicar hasta septiembre del año próximo y que se aplicará doce meses antes.

Se trata de "pequeñas medidas simbólicas" que no cambian en lo esencial el plan, según algunos de los diputados críticos. Sin embargo, el primer ministro no está dispuesto a ir más lejos y considera "imprescindible" apoyar un plan con el que pretende relanzar la economía y reducir el déficit público,  tal y como se ha comprometido con la UE.

Con los 50.000 millones de euros obtenidos de la no revalorización de la mayor parte de las pensiones y salarios de funcionarios y del recorte de ciertos servicios públicos, el primer ministro pretende, ante todo, financiar su plan de reducción de tasas patronales con el "compromiso" de que los empresarios creen empleo.