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Un viaje insólito por la vida de El Greco

  • El Museo Thyssen analiza la interesante evolución pictórica de El Greco
  • Se basa en fotografías, reflectografías infrarrojas y análisis químicos
  • El Greco. De Italia a Toledo demuestra que no padecía problemas de visión

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El Thyssen analiza la trayectoria pictórica de El Greco en una exposición

Pocas veces el gran público tiene acceso a los reveladores estudios que realizan los museos de las joyas que albergan entre sus muros. Pues bien, he aquí una excepción. El Museo Thyssen-Bornemisza ha decidido ofrecer a sus visitantes las conclusiones de un análisis sobre la evolución de la obra de El Greco. Y las muestra, además, de manera gratuitacon motivo del 400º aniversario de su muerte.

Dicho análisis ha consistido en comparar cuatro piezas del pintor cretense para, como afirma Ubaldo Sedano –jefe del Área de Restauración del museo–, comprobar “si ese cambio estético en sus obras se correspondía con un cambio en la técnica”.

La respuesta es que sí, tal y como corrobora Guillermo Solana, director artístico del museo: “Si nos fijamos en La Anunciación pintada por El Greco en 1576 y en La Anunciación que pintó 25 años después, podemos llegar a la conclusión de que hubo una gran evolución. Pasó de realizar una obra influenciada por los maestros venecianos y por el Renacimiento italiano, hecha en Roma, a pintar otra, ya en Toledo, donde el espacio se distorsiona y las figuran cambian”.

El Greco no tenía problemas de visión

El “alma de este estudio”, como Sedano se ha referido a Susana Pérez, restauradora del museo, explica que este trabajo ha servido para desterrar falsos mitos, como el que El Greco tenía problemas de visión. “Se ha dicho que no veía bien, pero no es cierto. Lo que ocurrió fue que, poco a poco, el pintor fue liberándose. De hecho, en su última etapa se deshizo de todos los encajes académicos a los que se tuvo que ceñir años antes”, concluye.

Además de las dos anunciaciones, la exposición cuenta con otras dos piezas: Cristo abrazando la cruz (1587-1596) y La Inmaculada Concepción (1608-1614).

Para realizar este estudio técnico, los expertos del Thyssen han obtenido fotografías de alta resoluciónreflectografías infrarrojas –que han permitido visualizar las capas que hay bajo la pintura visible–, radiografías –con las que se han podido conocer los cambios que iba realizando el pintor– y hasta análisis químicos, que han servido para conocer la composición y distribución de los materiales.

Creta, Venecia, Roma y Toledo

De esta manera se ha concluido que El Greco vivió una constante evolución desde que vivía en Creta, su lugar de nacimiento, hasta que pasó a residir en Toledo, donde falleció después de pasar unos años en Venecia, primero, y en Roma, después.

Gracias a este trabajo sabemos que su primera época se basaba en composiciones arquitectónicas. También que en su etapa española perdió el dibujo subyacente y efectuó pinceladas sueltas y más subjetivas. Además, que en sus últimos años –los más característicos del pintor– alargó las figuras y desdibujó las formas con toques impresionistas, liberado ya de las normas.

La exposición El Greco. De Italia a Toledo abre este viernes y estará a disposición del público hasta el 2 de marzo en el Balcón-mirador de la planta primera del museo.

En el marco de los actos de celebración del 400 aniversario de la  muerte de El Greco, el Área de Educación del Museo, en colaboración  con la Fundación El Greco 2014, organiza un Simposio Internacional  sobre su figura, que tendrá lugar del 21 al 23 de mayo en el Museo  Thyssen-Bornemisza, y el día 24 en Toledo.