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Condenado a cadena perpetua el soldado de EE.UU. que asesinó a 16 civiles en Afganistán

  • El sargento ha reconocido los hechos que se produjeron en marzo de 2012
  • En su mayoría eran mujeres y niños que vivían en la provincia de Kandahar

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Un tribunal militar estadounidense ha condenado a cadena perpetua sin la posibilidad de libertad provisional al sargento Robert Bales por el asesinato de 16 civiles afganos en marzo de 2012.

El sargento, un veterano que también ha participado en el conflicto de Irak, se había reconocido culpable de la matanza de civiles, en su mayoría mujeres y niños, en Kandahar, lo que le permitió evitar la pena de muerte.

El jurado militar integrado por seis miembros ha acordado en menos de dos horas que Bales debería pasar el resto de su vida en prisión sin la posibilidad de apleación ni de alcanzar la libertad provisional, 

Ambas partes han hecho alegatos este viernes en la conclusión de los procedimientos de sentencia en la Base Conjunta Lewis-McChord cerca de Tacoma, en el estado de Washington.

Actuó solo y con premeditación

"Él ha terminado con varias generaciones de familias y ha arruinado su vida para siempre", ha señalado en la sesión el fiscal teniente coronel Jay Morse. "Debe ser conocido por un título oficial de este día hasta el día de su muerte: preso ", ha añadido.

Los fiscales han asegurado durante el juicio que el acusado había actuado solo y con premeditación, armado con una pistola, un rifle y un lanza granadas, y que abandonó su puesto en dos ocasiones al caer en la noche. De regreso le dijo a un compañero de milicia: "Sólo he disparado algunas personas ".

Bales, de 40 años de edad y originario de Ohio, estaba en su cuarto destino en el extranjero cuando arremetió contra los civiles afganos en la provincia de Kandahar.

Los abogados del sargento alegaron que el soldado sufría de trastorno de estrés postraumático y una lesión cerebral traumática, aunque no llevaron a ningún médico como testigo.

En su testimonio, Bales calificó los asesinatos como "un acto de cobardía, detrás de una máscara de miedo".

"Pienso en ello cada vez que miro a mis hijos", agregó el sargento, que confesó estar enfadado consigo mismo por la ira que descargó contra los civiles y el excesivo consumo de alcohol que tuvo esa noche.

Según la Fiscalía, el 11 de marzo de 2012 Bales abandonó su base militar en el sur de Afganistán, se dirigió al cercano pueblo de Balandi, donde atacó a varios civiles, regresó a la base y después fue a la aldea de Alkozai, donde acabó con la vida de otros civiles.

Estos asesinatos han significado el peor caso de muertes de civiles atribuido a un soldado de EE.UU. desde la Guerra de Vietnam y han erosionado aún más tensas relaciones entre Estados Unidos y Afganistán, tras más de una década de conflicto en este país.

Supervivientes de la masacre

Robert Bales se ha enfrentado esta semana, por primera vez, a las víctimas supervivientes en la masacre que perpetró en la provincia de Kandahar durante el comienzo de la parte final de su juicio militar.

Un agricultor afgano, que resultó herido, se subió el pasado martes al estrado en la Base Conjunta Lewis-McChord al sur de Seattle (Washington) y testificó frente al acusado, contra quien arremetió.

Haji Mohammad Naim, con una barba gris espesa, un turbante y vestimenta tradicional afgana, testificó en pastún con la ayuda de un intérprete y aseguró haber recibido un disparo en la mejilla.

"Este hijo de puta estaba justo en frente de mí", dijo. "Le pregunté, '¿Qué he hecho? ¿Qué he hecho? '... ¡Y él me disparó!", explicó Naim.