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La defensa del etarra que secuestró a Ortega Lara pide a la Audiencia su libertad

  • Solicita su libertad provisional por "enfermedad grave e incurable"
  • También pide que su condena sea suspendida
  • El juez solicita un informe forense sobre el etarra antes de decidir

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La abogada del etarra Jesús María Uribechevarria Bolinaga, condenado por el secuestro del funcionario de prisiones José Antonio Ortega Lara, que este miércoles fue trasladado a un centro hospitalario del País Vasco para ser tratado de un cáncerha pedido a la Audiencia Nacional que le deje en libertad.

Según ha informado el movimiento a favor de los derechos de los presos de ETA Herrira en una nota, la letrada Ainhoa Baglietto ha hecho esta petición al Juez de Vigilancia Penitenciaria a través de dos vías, la primera solicitando su libertad provisional "por enfermedad grave e incurable" y, por otro lado, pidiendo la suspensión de su condena.

"La situación de Iosu Uribetxebarria ha llegado a ser terminal. Herrira solicita que tanto Iosu Uribetxebarria y sus familiares puedan llevar la enfermedad y esta situación con dignidad, por lo que pedimos que Iosu Uribetxebarria sea liberado y vuelva a casa", asegura Herrira.

Por último, el movimiento recuerda que el sábado está convocada en Arrasate una manifestación bajo el lema "Libertad para Iosu".

Uribechevarria Bolinaga fue trasladado "por enfermedad" desde el hospital de referencia del centro penitenciario de León, donde se encontraba ingresado hasta ahora, a un centro sanitario de referencia de la cárcel de Zaballa, en Álava.

Esta decisión de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias se debe a que la enfermedad que padece el interno hace aconsejable que sea tratado por el mismo equipo de facultativos que le atendió de una patología similar en junio de 2005.

Por aquellas fechas, esta dolencia provocó que Uribechevarria Bolinaga permaneciera en la prisión de Nanclares de Oca desde mayo de 2005 hasta noviembre de 2009.

El juez solicita informes forenses para valorar la petición

El juez central de Vigilancia Penitenciaria, José Luis Castro, ha pedido al forense que informe sobre la salud del etarra enfermo de cáncer Jesús María Uribechevarria Bolinaga antes de decidir si lo pone en libertad o no.

Fuentes jurídicas han informado de esta decisión del magistrado, que ha tomado tras recibir la petición de la defensa del etarra. 

Una vez que el juez reciba el estudio forense, dará traslado al fiscal para que le informe sobre la procedencia de aceptar la solicitud de la defensa del terrorista.

Condenado a 32 años de cárcel en 1998

La Audiencia Nacional condenó en junio de 1998 a 32 años de cárcel a cada uno de los cuatro miembros de ETA, entre ellos Uribechevarria Bolinaga, que secuestraron al funcionario de prisiones José Antonio Ortega Lara 532 días.

Precisamente, el nombre de Bolinaga fue clave en la liberación de Ortega Lara, el 1 de julio de 1997.

Durante aquel año y medio largo de secuestro, la Guardia Civil siguió sin éxito decenas de pistas, hasta que una nota encontrada en una agenda intervenida a un cabecilla etarra detenido en Francia encendió una luz de esperanza en los investigadores.

La inscripción "Ortega 5K", seguida del monosílabo "BOL", llamó la atención de los agentes, que estaban convencidos de que la nota significaba el pago de "5 kilos" -5 millones de pesetas- a un tal "BOL" para el mantenimiento del secuestro.

En el punto de mira apareció José Manuel Uribechevarria Bolinaga, un hombre de mediana edad, vecino de Mondragón, individuo ya conocido por la Guardia Civil y que frecuentaba una nave industrial de la localidad guipuzcoana en compañía de otros tres compinches.

La discreta vigilancia de la Guardia Civil confirmó las sospechas: los terroristas acudían varias veces al día a este local y en ocasiones compraban comida que después no consumían, por lo que todo indicaba que allí tenía que estar el secuestrado.

En la madrugada del 1 de julio de 1997, la Guardia Civil entraba en la nave y tras una intensa búsqueda que duró varias horas, localizó a Ortega Lara en un zulo construido bajo una pesada máquina, en el que el funcionario de prisiones había permanecido durante 532 días.