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La segunda Flotilla de la Libertad vuelve a Gaza con 40 ciudadanos españoles a bordo

  • Participarán más de 500 personas de 20 países, entre ellos Estados Unidos
  • El objetivo principal es acabar con el bloqueo israelí sobre la Franja Gaza
  • Israel dice que detendrá la flotilla porque "tiene vinculación con Hamas"

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El desafío de volver a Gaza

Vuelven rumbo a Gaza. Una segunda Flotilla de la Libertad, integrada por una docena de barcos, zarpará en los próximos días por el Mar Mediterráneo. Más de 500 personas de 20 países, principalmente europeos, se embarcarán para intentar poner fin al bloqueo que Israel mantiene sobre la Franja desde hace cuatro años.

En esta ocasión, en la flotilla participará un buque español que navegará por las aguas internacionales bajo el nombre de Gernika. A bordo, más de 40 ciudadanos españoles, en su mayoría activistas, aunque también participarán algunos políticos y artistas. Dicen que no pueden soportar más el sufrimiento del millón y medio de palestinos que viven en la Franja de Gaza, a la que califican como “la cárcel más grande del mundo a cielo abierto”.

Joan Calvera es uno de ellos. Se muestra ilusionado por formar parte de esta travesía, a pesar del riesgo que supone. Sabe que el año pasado, en la primera Flotilla de la Libertad, las Fuerzas Armadas israelíes mataron a nueve personas. “Estoy un poco nervioso, sobre todo por mi mujer”, comenta. “Pero a la vez me encuentro muy seguro por el entusiasmo que despiertan mis compañeros. También hay mucha gente que se queda que sé que nos ayudará”, añade.

Siento preocupación, pero al mismo tiempo me invade una gran esperanza

Juanma Morales también se subirá en el barco. “Lo hago por el conocimiento que tengo de la realidad palestina y por defender una causa justa como es la ruptura del embargo. Siento preocupación, pero al mismo tiempo me invade una gran esperanza”, apunta. “No sé si llegaremos a la otra orilla del Mediterráneo pero, de no ser así, ya hemos ganado por conseguir una flotilla tan numerosa con tantos ciudadanos”.

Se despiden de sus familiares y amigos en el aeropuerto de Barajas. Cruce de palabras de ánimo y abrazos entre los que se van y los que se quedan, esperándoles. Ha llegado el momento de zarpar, de emprender un viaje en el que llevan trabajando más de diez meses. “Esta acción es necesaria, y la vamos a protagonizar la sociedad civil porque los gobiernos no lo hacen, miran para otro lado cuando se trata de Palestina”, apunta Joan.

Diez toneladas de ayuda humanitaria

Además del objetivo político esta acción tiene un fin solidario. Llevan libros, cuadernos, bolígrafos, pinturas, guantes, vendas y suministros médicos que hospitales y centros educativos les han donado para los ciudadanos gazatíes. En total diez toneladas de ayuda humanitaria valorada en 500.000 euros. 

La recopilación de todo el material y del dinero necesario para la compra del barco se ha desarrollado a través de la plataforma Rumbo a Gaza, una iniciativa de la sociedad civil que está constituida por ciudadanos de todo el país. Para ello han llevado a cabo actividades culturales, como conciertos, en los que se ha recaudado una buena parte de la financiación.

También se han realizado campañas de sensibilización y de recogida de material escolar en colegios e institutos. “Los niños escribían mensajes en las primeras hojas de los cuadernos, incluso en los bolígrafos. Había frases como: no estáis solos, a ver cuándo venís.  Ha sido muy bonito ver la respuesta de los más pequeños”, cuenta el portavoz de Rumbo a Gaza, Manuel Espinar.

Esperamos que llegue el día en que no hagan falta este tipo de acciones y que la gente esté en paz

El presidente de la Asociación Hispano-Palestina ‘Jerusalén’, Marwan Burini, explica que están “volcados completamente” con esta iniciativa, de la que se sienten parte. “Esperamos que llegue el día en que no hagan falta este tipo de acciones y que la gente esté en paz”, afirma. A lo que añade: “Insistimos en que es un problema principalmente político más que humanitario. Si Palestina fuera un país soberano, podríamos ir encontrando soluciones poco a poco, la ocupación nos dificulta todo”.

La situación en Gaza

Casi un millón y medio de palestinos viven en una superficie de 40 kilómetros de largo y 9,5 kilómetros de ancho. Es la zona más densamente poblada del mundo donde cuatro de cada cinco personas dependen de la ayuda humanitaria, según Amnistía Internacional. Un informe de esta ONG señala que “el desempleo masivo, la pobreza extrema y la inseguridad alimentaria se agravan y se acrecientan por el impacto del bloqueo israelí”.

Más de la mitad de su población son menores de 18 años. La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA) apunta que desde que comenzó el bloqueo el número de refugiados que vive en la más absoluta pobreza se ha triplicado. “Estas personas carecen de medios para adquirir los productos más básicos”. La ONU cifra en un 60% el porcentaje de familias que sufren actualmente dificultades alimentarias.

“Los gazatíes intentan llevar una vida normal pero con el embargo es muy complicado”, afirma el presidente de la Asociación Hispano-Palestina ‘Jerusalén’. “Hay muchos palestinos que llevan años sin poder salir de Gaza”, explica. Para Marwan Burini no es suficiente la reciente apertura del paso de Rafah por Egipto (hasta el momento solo pueden circular personas): “Nuestro objetivo es que todas las fronteras estén abiertas y la gente pueda salir o entrar fácilmente como en el resto del mundo”.

El ataque a la primera Flotilla de la Libertad

Hace poco más de un año zarpó rumbo a Gaza la primera Flotilla de la Libertad cargada de 10.000 toneladas de ayuda humanitaria. Integrada por seis barcos y cerca de 700 personas no consiguió llegar a su destino. La madrugada del 31 de mayo de 2010 uno de los buques, el Mavi Marmara, fue asaltado por comandos israelíes. Mataron a nueve personas y hubo decenas de heridos.

Manuel Tapial y Laura Arau son dos de los tres activistas españoles que fueron testigos del ataque: “Vi mucha sangre, muchos heridos… y aún así, una calma tensa en el barco. Nos arrebataron todo lo que llevábamos”, recuerda Manuel. Después del ataque fueron detenidos y pasaron a prisión preventiva en cárceles israelíes junto con el resto de compañeros. Laura explica que los separaron por sexo y estuvieron casi dos días incomunicados: “Hasta que no vino el vicecónsul una noche con un teléfono móvil, no pude contactar con mis padres”. Los dos volverán este año.

El director del Centro de Estudios de Derecho Internacional Humanitario de la Cruz Roja, José Luis Rodríguez Villasante, apunta que en el ataque “se emplearon medios desproporcionados contra civiles, lo que puede integrar una violación de los Derechos Humanos”. Lo mismo concluye la investigación del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas: “El ataque conllevó un nivel inaceptable de brutalidad, una conducta que no puede ser justificada sobre bases de seguridad u otras”.

El informe también asegura que en el momento del asalto a la flotilla existía una crisis humanitaria en Gaza, de lo que se deriva que el bloqueo al territorio palestino “es totalmente ilegal”.

“Fue un ataque de piratería en aguas internacionales. Israel no tiene ningún derecho a enfrentarse con solidarios internacionales. Como fuerza de ocupación sigue violando la ley internacional y las resoluciones impuestas por Naciones Unidas”, dice el embajador de Palestina en España, Musa Amer Odeh, en una entrevista concedida a Rtve.es.

Como fuerza de ocupación sigue violando la ley internacional

Israel insiste en que sus soldados actuaron en defensa propia y que tenían derecho a frenar una operación que pretendía romper su bloqueo marítimo sobre Gaza. Un bloqueo que califican de “legal” porque consideran a Hamas, facción gobernante en la Franja desde enero de 2006, como “un grupo terrorista que sigue lanzando misiles a la población israelí y que se dedica al contrabando de armas por el camino marítimo”, explica el portavoz de la Embajada de Israel en España, Lior Haiat.

Haiat defiende el otro informe, el de la Comisión Turkel, creada por el Gobierno de Israel para investigar los crímenes de la flotilla, que exime a los soldados israelíes de cualquier culpa en el asalto. “Esta nueva flotilla, como la anterior, es una provocación política que tiene como objeto apoyar a Hamas, el espíritu de Derechos Humanos no tiene nada que ver. El que viaja en un barco de terroristas no puede ser un civil”, ha sentenciado.

El futuro incierto de la segunda flotilla

La postura de Israel es clara y contundente: “No permitiremos que la flotilla llegue. Si tratan de romper el bloqueo, utilizaremos nuestros derechos para no dejarles pasar de la manera que consideremos oportuna”, asegura el portavoz de la Embajada israelí.

Por otra parte, el embajador de Palestina, Musa Odeh, afirma que Israel está preparándose para enfrentarse a esta segunda Flotilla de la Libertad. “Nosotros nos dirigimos a la Comunidad Internacional para que presione a Israel e impida que intervenga de forma violenta. Y esperamos que así sea, porque esto no ayudará nada a la paz. Nadie ha dado derecho a Israel para actuar como si fuera el policía de la zona”.

El Ministerio de Exteriores del Gobierno Español en un comunicado oficial ha desaconsejado la participación española en la flotilla “por razones tanto políticas como de riesgo para los ciudadanos participantes en la iniciativa”. El pasado 24 de mayo el Secretario General de Naciones Unidas envió a la Ministra de Exteriores una carta para que “usara su influencia para desalentar el envío de esas flotillas”.

El último barco que entró en Gaza fue hace tres años, en 2008. En él viajaba Vittorio Arrigoni, activista italiano asesinado por un grupo salafista el pasado mes de abril. Este año la flotilla llevará el nombre con el que Vittorio terminaba todos sus artículos: ‘Seguimos siendo humanos’. En pocos días izarán las velas por él y por Palestina.