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Reino Unido vota si cambia el sistema electoral en el referéndum acordado en el pacto de Gobierno

  • Fue una exigencia de los liberal democrátas para apoyar a Cameron
  • Los sondeos dan mayoría al no en una votación que pone a prueba la coalición

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Elecciones locales y autonómicas en el Reino Unido

El referendum pregunta si se cambia el actual sistema por el sistema de voto alternativo:

Sistema actual (mayoritario simple): Cada uno de los diputados de las 650 circunscripciones que forman la Cámara de los Comunes logra su escaño si obtiene más votos que el adversario, y no es necesario tener mayoría absoluta.

Beneficia a los partidos que tienen el voto muy concentrado, ya que obtienen una sobrerrepresentación. Los que lo tienen más repartido ven como sus votos tienen mucho menos valor electoral.

Por eso, los liberales consiguieron en los últimos comicios cuatro veces menos escaños (57) que los laboristas (258) a pesar de tener una escasa diferencia de votos con ellos.

Sistema de voto alternativo: El votante tiene que colocar en orden de preferencia a los candidatos. Si no hay ninguno que obtenga mayoría absoluta, el que haya quedado en último lugar es eliminado y sus votos pasan a aquellos que hayan sido colocados en segundo lugar en las listas de sus votantes.

El sistema se repite una y otra vez hasta que uno de los candidatos tiene más del 50% o no quedan votos alternativos por repartir. Ofrece teóricamente una posibilidad de más proporcionalidad.

El 5 de mayo de 2011 en el Reino Unido va a quedar marcado como un día de triatlón electoral. Entre las 7 de la mañana y las 10 de la noche, hora local, los británicos deciden si cambian el sistema de voto que ahora utilizan en las elecciones generales. También renuevan los parlamentos autónomos de Escocia, Gales e Irlanda del Norte. Y además, ingleses y norirlandeses votan en comicios municipales, aunque la alcaldía de Londres es de lo poco que no está en juego.

Por tanto, la única elección realmente nacional es el referéndum sobre el sistema para repartir los escaños en la Cámara de los Comunes. Y si el gobierno británico ha convocado esta consulta, es porque así lo exigió el Partido Liberal Demócrata para formar una coalición con los conservadores, tras las elecciones generales de hace un año.

La reforma electoral es uno de los mandamientos de todo buen liberal demócrata británico. Sin embargo, el acuerdo entre los dos inquilinos de Downing Street se limita a la pura convocatoria del referéndum. A partir de ahí, las diferencias son públicas.

El primer ministro conservador, David Cameron, defiende el no. Es decir, dejar las cosas como están, con el actual sistema mayoritario simple. En síntesis: un escaño por circunscripción, y el candidato que más votos obtiene, gana, sin necesidad de mayoría absoluta.

En cambio, el viceprimer ministro liberal demócrata, Nick Clegg, apoya el , para implantar el llamado Voto Alternativo. Más en síntesis todavía: el nuevo sistema mantendría un escaño por circunscripción, pero exigiría la mayoría absoluta para lograr asiento en Westminster.

Implantaría un recuento más complejo, que la Comisión Electoral trata de explicar, con mayor o menor fortuna, mediante vídeos en YouTube  y folletos enviados a los buzones.

Tensiones en el Gobierno

La discrepancia entre Cameron y Clegg estaba pactada, era conocida. Sin embargo, la campaña ha provocado tensiones en el gobierno. Los conservadores han utilizado la  mala imagen pública de Clegg (su compañero de gabinete), para apoyar la estrategia del no, y eso, evidentemente, no ha sentado nada bien entre los liberal demócratas.

Por tanto, este referéndum pone a prueba la salud y el funcionamiento de la coalición que gobierna el Reino Unido, una fórmula que todavía es vista aquí como un raro experimento político. Y demuestra lo divisiva que resulta la cuestión de la reforma electoral, también para el laborismo.

Su líder, Ed Miliband, defiende el sí al Voto Alternativo, pero unos cuantos notables diputados se han dejado fotografiar con sus tradicionales adversarios tories en la defensa del no.

En la mitad, los británicos, algo apáticos sobre la cuestión, en época de recortes. Los sondeos auguran la victoria del no al cambio. La participación influirá en el resultado final, que se conocerá una vez que las papeletas empiecen a contarse a las 4 de la tarde del día siguiente al referéndum.