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Biden llega a Oriente Medio para lograr un acuerdo de mínimos entre las zancadillas de Israel

  • Obama ensaya las negociaciones indirectas para resucitar el proceso de paz
  • Su enviado especial lleva todo el fin de semana para sacar algo concreto
  • Las nuevas viviendas israelíes en Cisjordania indignan en Palestina

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Biden, a su llegada al aeropuerto Ben Gurion de Tel Aviv.
Biden, a su llegada al aeropuerto Ben Gurion de Tel Aviv.

Después de 15 meses en los que negociaciones entre israelíes y palestinos han estado bloqueadas, el presidente Obama parece haber cambiado de estrategia.A la cabeza de la comunidad internacional y respaldado por la Liga Árabe propone una solución: negociaciones indirectas.

Hace unos meses era imprescindible que ambas partes se sentaran a negociar. Ahora vale con que negocien sea como sea.  Algunos expertos aseguran que un proceso indirecto puede triunfar donde los encuentros cara a cara han fracasado. Ellos sabrán por qué...

El enviado especial de la Casa Blanca, George Mitchell, lleva todo el fin de semana preparando el camino para la visita de su vicepresidente Joe Biden.

Hay quien bromea y dice que su limousina podría hacer sin chofer el camino que va del despacho del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, al del presidente palestino, Mahmud Abás.

Tanta actividad de Mitchell sólo puede significar que Washington quiere "algo concreto" durante esta visita. Por el momento la OLP -Organización para la Liberación de Palestina- ya ha autorizado al presidente Abás a entablar esas negociaciones indirectas.

Ambiente caldeado

Un portavoz de la oficina del primer ministro israelí daba la bienvenida a los esfuerzos del representante especial del presidente estadounidense para reanudar el diálogo y pocas horas después, el ministro de defensa israelí, Ehud Barak, autorizaba la construcción de 112 nuevas viviendas en los territorios ocupados.

Algo que ha enfurecido a los negociadores palestinos que se preguntan cómo es posible hablar de paz -directa o indirectamente- cuando una de las partes hace gestos como este, que desafía la moratoria en la construcción de asentamientos anunciada por Netanyahu.

Sobre el terreno, la situación se deteriora por momentos. Las protestas palestinas contra la construcción del Muro, las demoliciones de casas en Jerusalén Este o la ampliación de las colonias se producen casi a diario.

Los últimos enfrentamientos tuvieron lugar en la Explanada de las Mezquitas, el mismo lugar donde comenzó la segunda Intifada. De momento, no han tenido consecuencias graves pero cualquier incidente podría degenerar en un estallido mayor o incluso generalizado de violencia. Pero Biden no sólo viene a hablar del proceso de paz con los palestinos.

El factor iraní

El otro tema estrella de su visita a la región es el programa nuclear Iraní. Israel lo percibe como la principal amenaza para su existencia y es partidario de acabar con él mediante sanciones o incluso una operación militar.

De hecho, los responsables de la inteligencia hebrea ya han filtrado, a través de diferentes institutos de análisis, partes de un supuesto plan para destruir el programa atómico persa.

A nadie se le escapa que el gobierno hebreo podría hacer concesiones en otros campos de negociación -acuerdo con los palestinos, por ejemplo- en función de la posición que Estados Unidos adopte en este asunto.

Otros países de la zona, como Egipto o Arabia Saudí tampoco ven con buenos ojos las intenciones del régimen de los ayatolás, que desafía abiertamente su estatus como potencias regionales predominantes.En este sentido coinciden muchos intereses y esta es la principal dimensión de la visita de Biden.