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Poco más de medio segundo para decir lo que pensamos

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600 milisegundos, es el tiempo que tardamos en elegir la palabra que queremos decir, seleccionamos la forma gramatical adecuada y articulamos los sonidos. Una velocidad vertiginosa. La han calculado científicos de Estados Unidos con unos colaboradores muy especiales. La revista Science publica los detalles.

Los colaboradores especiales son personas que padecen epilepsia. Y que debían ser intervenidas quirúrgicamente. Muchas veces la epilepsia no responde a los tratamientos farmacológicos y la solución es implantar electrodos en el cerebro de los pacientes.

Los científicos (de la Universidad de California en San Diego y de la Universidad de Harvard) han aprovechado la coyuntura para proponer a los pacientes participar en el experimento.

El experimento consistió en medir con medir con los mismos electrodos que les implantaban para evitar las crisis epilépticas, el tiempo que su cerebro necesitaba para realizar un ejercicio muy fácil.

Estudiaron en enfermos de epilepsia el tiempo que su cerebro necesitaba para pensar una palabra

Primero debían pensar una palabra (verbo o sustantivo). En el caso de ser un verbo, debían cambiarlo de tiempo. Y cuando era un sustantivo debían cambiarlo si era singular a plural y si era plural a singular. Así, gracias a la colaboración inestimable de estos enfermos ha sido posible avanzar en el conocimiento del lenguaje humano.

El área del cerebro que controla el lenguaje

El área del cerebro que rige el lenguaje se llama área de Broca. La descubrió en 1865 el científico que le da nombre: Pierre Paul Broca. Este médico francés trabajaba con personas que sufrían afasia, es decir, que no podían hablar. Cuando morían estudiaba sus cerebros y tras analizar varios todos coincidían en un detalle importante. Tenían una zona dañada, situada en el hemisferio izquierdo, en la región temporal. Es lo que ahora llamamos área de Broca.

Desde entonces hasta ahora, no se ha avanzado demasiado en el conocimiento de esa área, en cómo funciona el cerebro cuando usamos el lenguaje. El problema está en que no existen modelos animales para estudiarla, porque los animales no hablan.

CIENCIA AL CUBO

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