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EE.UU destaca el compromiso del G-20 pero lamenta la falta de más estímulo económico

  • Los titulares coinciden en el bilón de dólares para el FMI y el comercio
  • Los medios norteamericanos lamentan que no haya más estímulo económico
  • División filosófica con la Europa continental
  • Pasión con el estreno de Obama en la escena internacional

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Los medios estadounidenses coinciden en el titular de la cumbre del G-20: un billón de dólares. Es el resultado más concreto y digerible de la reunión. 750.000 millones de dólares para que el Fondo Monetario Internacional pueda rescatar a los países en apuros y otros 250.000 millones para financiar el comercio mundial.

El primer reparo no se hace esperar. Los compromisos anunciados no son una inyección directa de dinero para estimular la economía. Al estilo del plan de Obama. El New York Times ahonda en la herida y pone nombre y apellidos al culpable. Es el resultado, señala, de la división persistente entre la Europa continental, lo que deja a salvo al Reino Unido, y la mayor parte del resto del mundo. La diferencia se sustancia entre actuar ahora o esperar y ver.

A pesar de todo, celebran unánimemente el acuerdo

Con todo, la reacción es positiva, empezando por el termómetro más sensible Wall Street: ha subido un 2,8% y ronda de nuevo los 8.000 puntos. Y para ilustrarla, frases entrecomilladas de Obama y del premier británico, Gordon Brown: "hoy es el día en que el mundo se ha unido para luchar contra la recesión global". "Es un punto de inflexión en nuestra búsqueda de la recuperación económica global", añade Obama. No es casual, el enfoque entre el antiguo imperio y la antigua colonia es muy similar.

Y la prensa coincide en que el resultado de la cumbre es más sólido y detallado que la que hubo en 1933, en plena Gran Depresión, el referente de esta crisis. Ahora, la lección está aprendida: vuelta de tuerca a los paraísos fiscales con amenaza de sanciones, reglas comunes para los hedge funds y las agencias de calificación de riesgos, límites a las primas de los ejecutivos, limpieza común de activos tóxicos y nuevo compromiso en evitar el proteccionismo. Está por ver si no se vuelve a vulnerar.

Persisten otras diferencias

Tres fundamentalmente. La supervisión global es la primera. No se ha llegado a dónde querían Francia y Alemania. "No se va a ceder soberanía a un regulador global", señalan desde la Casa Blanca. A cambio, transparencia e intercambio de información sobre los riesgos que asumen los bancos.

La segunda es la negativa a crear una divisa universal que sirva de refugio en tiempos de crisis. Una propuesta china, respaldada por Rusia, que ha caído en saco roto. Y la tercera es el reconocimiento implícito de que los cálculos se hacen de diferentes maneras a un lado y otro del Atlántico. EE.UU. tiene una red de protección social mucho más débil que la europea. Un capítulo importante en el estímulo económico. Al menos la cumbre ha servido para aproximar posiciones. Ahora los medios norteamericanos ya hablan de un inyección de 5 billones, el doble que antes de la cita y una cifra mucho más real.