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Los iraníes ya tenían armas químicas... hace 1.800 años

  • Hallan en Siria la primera evidencia del uso de gases en las guerras entre persas y romanos
  • El análisis de 20 cuerpos de soldados romanos ha revelado que murieron asfixiados
  • Inhalaron gases producidos con sulfuro y betún en un túnel cavado para un asalto
  • Formaban parte de una guarnición junto al Eufrates, sitiada por los persas sasánidas

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Relieves persas de la época sasánida en Naqsh-e-Rostam (Irán).
Relieves persas de la época sasánida en Naqsh-e-Rostam (Irán).

Menos sofisticado que el gas mostaza, pero igual de letal: los persas ya utilizaban armas químicas en sus asaltos hace unos 1.800 años, como ha demostrado un estudio arqueológico dirigido por el profesor de la Universidad de Leicester Simon James, en el que se han analizado los cadáveres de 20 soldados romanos descubiertos en una excavación en Siria en los años veinte.

"Es emocionante y también bastante truculento. Esas personas tuvieron una muerte horrible", relata James en el Daily Telegraph. La reconstrucción de la escena por parte de los arqueólogos apunta a que los persas introdujeron gas tóxico, producido con sulfatos y betún, en un túnel excavado por los soldados romanos como contramina durante un asedio.

"La mezcla habría producido gases tóxicos que incluyen dióxido de sulfuro y compuestos petroquímicos pesados", explica James, que cree que se trata de "la evidencia arqueológica más antigua del uso de la guerra química". "Es el comienzo de una forma particularmente sucia de matar que continúa hasta la era moderna", comenta el arqueólogo.

James señala que los 20 cadáveres no presentan señales de haber sido muertos por una espada o una lanza. Los soldados formaban parte de una guarnición romana que defendía la ciudad de Dura-Europos, junto al Eufrates, fuera de las fronteras del imperio romano y en la actual Siria, que fue sitiada por el poderoso ejército del imperio persa sasánida en torno al 256 después de Cristo.

No hay textos históricos que describan el asedio, aunque el lugar fue excavado en los años veinte, unas prospecciones que han sido retomadas en la actualidad. Según los indicios, los persas utilizaron toda una gama de técnicas de asedio para penetrar en la ciudad, ya fuera atacando las murallas o cavando minas bajo ellas.

Los defensores romanos se defendían con contraminas y fue en una de estas estrechas galerías donde encontraron la muerte los 20 soldados que ahora han sido analizados. "Esto no explicaba cómo murieron", comenta James, "para los persas, matar a 20 personas en un espacio de menos de dos metros de alto y de ancho, y de 11 metros de largo, suponía tener poderes sobrehumanos".

La pista definitiva fue el hallazgo en el túnel de restos de cristales de sulfato y betún. James cree que los persas oyeron a los romanos excavar y prepararon la mezcla, inyectándola en el túnel con fuelles. "Los romanos caerían inconscientes en segundos y muertos en minutos", concluye el arqueólogo.