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La Real Federación Española de Natación (RFEN) ha pedido que el Gobierno revise las normas aplicables a la actividad en los centros acuáticos en el plan de desescalada por la pandemia de coronavirus. El organismo que preside Fernando Carpena ha reiterado su petición para que las piscinas puedan abrir ya en Fase 1 para el público en general "en las condiciones de seguridad y aforo equiparables al resto de disciplinas deportivas que ya se están practicando". En una entrevista con TVE ha explicado que está "científicamente acreditado" que el nuevo coronavirus no se transmite en el agua clorada y ha explicado que según la norma actual dictada por las autoridades sanitarias, para la práctica deportiva solo puede haber un nadador por calle (entre corcheras) lo que reduce el aforo de una piscina normal a solo ocho personas, mientras que para fines recreativos se permite el 30% del aforo. Ha dicho que estas son "limitaciones exageradas" que están poniendo en riesgo la viabilidad de los clubes de natación que gestionan muchas de estas instalaciones y que están perdiendo socios.

Han sido nueve semanas con las piscinas vacias. Desde mañana nadadores, waterpolistas y saltadores volverán a tocar agua, dependiendo de la fase en la que se encuentren. Un alivio para los deportistas de los equipos nacionales.

Abriran las piscinas de los Centros de Alto Rendiminto y de Tecnificación que estén en Fase 1, como Sierra Nevada o Málaga, que se unen a los centros de Pontevedra y Oviedo. El CAR de Madrid y de Sant Cugat, pese a encontrarse en Fase 0, también han sido autorizados. Queda mucho trabajo por delante. Los deportistas han perdido fuerza y sensaciones y tardarán 27 semanas, casi 7 meses, en recuperar lo perdido.

El presidente de la Real Federación Española de Natación, Fernando Carpena, aseguró que "la publicación en el día de ayer de la orden del ministerio de Sanidad que regula la apertura de las instalaciones deportivas al aire libre excluye sosprendentemente e inexplicablemente la apertura de piscinas y espacios acuáticos".

Carpena argumenta que "se autorizan otras actividades que implican mayor riesgo que la prácita de la natición en las piscinas", ya que la seguridad del agua está "avalada por el uso de agentes desinfectantes utilizados habitualmente y que inactivan el virus", según un informe del Consejo Superior de Investigaciones Científicas.

La nadadora Ariadna Edo reconoce a Teledeporte que lo que más le está costando del confinamiento por el coronavirus es "entrenar todo el día en el mismo sitio, en mi habitación", y en tono menor añade también la convivencia por "alguna discusioncilla".

Cuando todo acabe, lo primero que haría dependerá del tiempo que tenga: "Irme directamente a Madrid a entrenar, pero si me da tiempo antes me gustaría ver a mis amigos por aquí en Castellón".

En la parte positiva, la nadadora paralímpica ha descubierto la cocina: "No estoy haciendo platos muy laboriosos, pero aprovecho cuando mi madre está trabajando".

La nadadora Jessica Vall asegura a Teledeporte echar de menos a sus compañeros del club Sant Andreu, pero lo compensan intentando "estar cuatro o cinco días conectados, entrenando en grupo".

En circunstancia normales, declara, "entrenamos dos veces al día, excepto los jueves y sábados, y los domingos tenemos descanso. Intentamos tener una planificación parecida a esa con un tipo de trabajo parecido al del agua". Para los ejercicios de cardio, le echan imaginación: "En bicicleta quien puede o caminando en casa, poniendo retos".

Vall asegura que la experiencia le está enseñando a "vivir el día a día y no pensar en el futuro" y quiere mandar ánimos a todo el mundo.

La nadadora paralímpica Nuria Marqués ha confesado ss ganas de volver a los entrenamientos: "Lo primero que voy a hacer cuando se acabe el confinamiento es buscar una piscina, porque el hecho de no notar agua los nadadores lo notamos muchísimo". Marques también dice que va a aprovechar para disfrutar de lo que no ha podido hacer en casa "algo que diariamente se echa de menos"

El nadador español Joanllu Pons sabe lo que tiene pensado hacer cuando acabe el confinamiento por coronavirus, "sin contar ir a la piscina o al mar a nadar", y eso será: "Una cena con mis compañeros de club. Era algo que hacíamos con frecuencia y lo echo de menos".

"Como paso la mayor parte del tiempo en Barcelona, el hecho de volver a casa y no poder ver a mis abuelos y amigos se me hace duro", reconoce. Aunque ha sacado una enseñanza positiva en forma de aprendizaje: "He estado un par de días ayudando a mi padre con instalaciones pendientes en casa y he hecho un curso acelerado de empalmes".