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  • El equipo español de natación sincronizada logró 92.3667 puntos
  • El oro volvió a ser para las rusas que obtuvieron una puntuación de 98.3000
  • China, con la plata, y Japón, bronce, completaron el podio

La natacion sincronizada española ha pasado de ser un referente hace dos años en Barcelona (siete preseas) a lograr solo dos en el presente Mundial de Kazán, ambas conseguidas por Ona Carbonell, en sus dos actuaciones individuales. La repuesta al bajón del rendimiento tiene que ver con dos cosas: hay un cambio generacional y ya no se puntua tanto la parte artística.

La selección española de waterpolo femenino sigue con su camino  triunfal en el Mundial de Kazán (Rusia) tras deshacerse de Nueva  Zelanda (23-2) con gran autoridad en la segunda jornada de la primera  fase de competición, un duelo en el que destacó Roser Tarragó, autora  de seis goles, y que le permitió certificar su presencia en los  octavos de final. 

Svetlana Romashina y Natalia Ishchenko volvieron a situar al equipo ruso en lo más alto (97,2667 puntos), esta vez en la rutina libre de dúo, donde China fue segunda (95,4667), Japón, tercera (93,5333) y las españolas Ona Carbonell y Paula Klamburg repitieron el quinto puesto.

La diferencia entre Rusia y China se cifra en 1,8 puntos. La lucha estará en el último escalón del podio, donde Japón y Ucrania están separadas por medio punto. España está a 1,3 del podio y a 5,5 de la cabeza, una diferencia abismal.

Potencia, explosividad, físico. Términos que marcan los nuevos tiempos en la natación sincronizada, una revolución de la que no quiere verse apartado el equipo español, que trabaja denodadamente por mantener la condición de referente que se ha ganado a base de éxitos desde hace más de una década. (11/02/2015)