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La separación de menores de sus padres como política de migración lleva en marcha tres meses en EE.UU, pero hasta hace unos días era una realidad invisible. Solo desde mayo han sido apartados 2.340 niños de sus progenitores cuando intentaban entrar ilegalmente en el país. El rechazo a este política tanto dentro de Estados Unidos como de la comunidad internacional ha obligado a Trump a rectificar.

Al grito de "Vergüenza", un grupo de activistas en favor de los derechos de los migrantes increpan a la secretaria de Seguridad Interior de Estados Unidos, Kirstjen Nielsen, en el restaurante mexicano en el que se encontraba comiendo ayer. El incidente se produjo horas después de que Nielsen defendiera publicamente la polémica medida del gobierno de Trump de separar a hijos y padres inmigrantes en la frontera.

Una vez más en el centro de la polémica por su política migratoriaTrump ha redoblado su defensa de la separación de los niños inmigrantes que llegan desde México a Estados Unidos. "Cuando procesas a los padres por entrar en el país ilegalmente, hay que apartar a los niños", ha señalado en un evento ante empresarios en Washington.

Los vídeos de menores enjaulados y los audios de la angustia de los niños han provocado un aluvión de críticas en Estados Unidos y en la comunidad internacional al plan de "tolerancia cero" contra la inmigración irregular. También la Cámara de Comercio de EE.UU., uno de los lobbies (grupos de presión) más poderosos del país, ha urgido a su Adminstración a detener la separación de familias.

El presidente, que ha reunido a los republicanos -muchos de ellos contrarios a su política-, para abordar la política migratoria, ha pedido "recursos legales" al Congreso para poder expulsar "a las familias enteras" y ha vuelto a acusar a los demócratas de favorecer que la inmigración ilegal "infeste" al país.

Una singladura que ha atravesado el Maditerráneo desde Italia al puerto de Valencia en España, ha puesto a los 629 migrantes y refugiados a bordo del buque Aquarius en las portadas de los medios y en boca de políticos, entre ellos el recién estrenado Gobierno español. Tras la negativa de Italia y Malta a recibirles en sus puertos, el rescate de estos centenares de hombres, mujeres, niños y ancianos a la deriva se ha convertido en uno más de los dramas más  que constantemente suceden entre el continente africano y Europa.

La periodista Sara Alonso de RNE ha sido testigo de esta travesía en primera persona. Embarcada en el Aquarius desde Catania, Alonso ha dado cuenta en sus crónicas de un día a día que ha estado a punto de ser una tragedia peor, dadas las malas condiciones climáticas, el hacinamiento y las condiciones de la nave y su carga humana. Entre otras situaciones, Sara Alonso ha descrito un momento en el que 40 personas cayeron al agua tras romperse la precaria embarcación en la que hacían un transbordo: "Fue un rescate crítico", afirma.

Políticos demócratas y republicanos, organizaciones de derechos humanos, importantes empresas y hasta la propia esposa del presidente Donald Trump, Melania, critican la política de la administración estadounidense de separar a los niños inmigrantes de sus padres en la frontera con México.

Las críticas se han endurecido después de difundirse imágenes de los menores encerrados en jaulas con suelo de cemento, y audios en los que supuestamente se les oye llorar y llamar a sus padres.

La administración estadounidense defiende que las separaciones familiares cumplen estrictamente la ley. Bajo la política de Trump de "tolerancia cero" con la inmigración, quienes entran ilegalmente en los EE.UU. son acusados de un delito.

Como consecuencia, los adultos son enviados a una carcel federal, mientras los niños son enviados a centros de detención aparte, en ocasiones en localidades lejanas.

Los voluntarios de Cruz Roja que formaron parte del dispositivo de acogida de los migrantes del Aquarios cuentan a TVE como ha sido la experiencia. "Te das cuenta de lo que es la vida, la alegría, la fuerza que tienen, todo es bastante impactante", señala Salvador. Una alegría que después de lo vivido se torna en ansiedad y tristeza, aseguran los psicólogos.