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La Batalla del Somme duró 141 días y un millón de personas murieron o resultaron heridas. En la conmemoración del centenario de aquella batalla de la Primera Guerra Mundial, celebrada en Thipeval en presencia del primer ministro británico, David Cameron, y de parte de la Familia Real, el presidente de Francia, François Hollande, ha recordado la importancia de la construcción europea. En 1916, el Reino Unido y Francia combatieron codo con codo por unos ideales. Hoy, la decisión del Reino Unido de abandonar la Unión Europea, el llamado Brexit, se ha convertido en la principal amenaza para la integración europea.
 

Los contactos informales comenzaron con el encuentro entre el presidente Hollande y el primer ministro italiano Renzi en el Elíseo. Francia apuesta por un proceso lo más rápido posible para evitar la incertidumbre. Así se lo hará saber Hollande, mañana en París, al presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk. El mismo lunes Tusk viajará a Berlín para tratar con Renzi y con la canciller alemana Merkel, las consecuencias del ‘Brexit’.

La ciudad francesa de Lille ha vuelto a ser escenario de enfrentamientos entre hinchas violentos que asisten a la Eurocopa 2016.

Ni los 4.000 agentes desplegados ni las restricciones a la venta de alcohol han impedido los enfrentamientos entre los aficionados radicales entre hinchas franceses e ingleses, y eso que sus selecciones no se enfrentaban. 16 detenidos.

Horas antes, rusos e ingleses se enfrentaban en la misma ciudad, con el saldo de 36 detenidos y otros tantos heridos.

La UEFA ha amenazado con expulsar a ambas selecciones, la rusa y la inglesa, si se repiten los altercados.

La suya fue la historia de una obsesión que se preocupó en disimular: matar en nombre de Alá. El minuto de silencio en todas las comisarías de Francia ha pesado como la peor de las impotencias. Mientras los investigadores buscan posibles cómplices de Larossi Abballa. Indicios hubo en 2011. Arrestado por participar en una red yihadista, decía en uno de sus mensajes: "tengo sed de sangre, pongo a Alá por testigo". Hablaba de limpiar infieles y tenía propaganda yihadista y una lista de potenciales objetivos. Junto a otros detenidos, frecuentaba parques, degollaba conejos y se entrenaba física y religiosamente. Pero el perfil limitado e influenciable que Abballa mostró en el juicio, rebajó la alerta. Cumplida la pena de 3 años, abrió un negocio de comida a domicilio. Era, dicen los vecinos, un chico normal. En Febrero pasado su nombre apareció en otra investigación sobre redes yihadistas. Y su teléfono fue intervenido. No hubo conversación sospechosa. Lo que sucedió hasta la noche del lunes, lo contó él mismo en Facebook, tras asesinar al comisario y su pareja: tres semanas antes había jurado lealtad al jefe del estado islámico. El Gobierno dice que sólo se pueden juzgar hechos, no intenciones, y que ese salto es muy difícil de detectar a tiempo.