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Los ministros de Exteriores de Estados Unidos, Japón y Corea del Sur se reunirán el próximo 6 de diciembre para analizar la crisis del mar Amarillo. Estudiarán la propuesta de China de convocar una cumbre a la que se invitaría a Corea del Norte, que ha desplegado sus misiles en respuesta a las maniobras conjuntas de su vecino del sur y los nortemaricanos. Corea del Sur ha advertido a Corea del Norte de que "pagará" futuras provocaciones. En un discurso televisado, el presidente surcoreano, Lee Myung-bak, ha condenado con crudeza el ataque norcoreano que el día 23 mató a cuatro personas en la isla de Yeonpyeong y, por primera vez, se ha disculpado por la reacción del Gobierno, tachada de blanda y tardía. "Ha llegado el momento de que demostremos nuestra determinación con acciones en lugar de con demasiadas palabras", ha dicho Lee, que ha recordado que Seúl cuenta con el apoyo de la mayor parte de la comunidad internacional.

Eran confidenciales o secretos. Pero ahora estos papeles dejan al desnudo el lado oscuro de la diplomacia estadounidense con mensajes nada diplomáticos sobre muchos líderes mundiales.

Vládimir Putin aparece retratado como el "macho alfa" que mueve los hilos de Rusia. Del líder libio Muamar el Gaddafi dicen que le gustan las enfermeras rubias y voluptuosas. De Berlusconi, que participa en fiestas salvajes. A Ahmadineyad lo llaman 'Hitler'; y a Sarkozy, el "emperador desnudo".

Reprochan a Angela Merkel su incapacidad para asumir riesgos y su falta de creatividad; y al príncipe Andrés de Inglaterra, sus críticas a los investigadores anticorrupción y algunos ingresos de dudoso origen. Y llegan a pedir información sobre la salud mental de la presidenta argentina, Cristina Fernández.

The Guardian, Le Monde, The New York Times, El País y Der Spiegel no sólo publican esas descalificaciones. También documentos que cuestionan la política exterior de la Casa Blanca, que ordenó espiar al secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, y vigilar de cerca la "agenda islamista" del primer ministro turco.

Y sobre el programa nuclear iraní, revelan recelos entre países árabes. El rey saudí pide a Washington que "corte la cabeza de la serpiente" y Abu Dhabi dice que prefiere una guerra ahora a un Irán nuclear mañana.

El fiscal general de Estados Unidos ha abierto una investigación criminal por la filtración masiva de documentos. Una filtración que viene de Wikileaks, la web que se está convirtiendo en una auténtica pesadilla para la Administración Obama.

En los documentos de Wikileaks, Rodríguez Zapatero aparece descrito como un político cortoplacista que supedita los intereses comunes al cálculo electoral. Cuando llega al poder, la Embajada define sus ideas como propias de una izquierda trasnochada y romántica. Llega a decir que es un problema para la política exterior de Estados Unidos y califica la relación con España de errática y en zigzag.

Desde el Gobierno dicen que no van a comentar el contenido de esos documentos y que es la administracion estadounidense la que tiene que analizar lo ocurrido.

Los filtraciones sobre nuestro país se remontan a 2004. En ellas se revelan presiones de la embajada estadounidense a empresarios, ministros y jueces. Por ejemplo, para conseguir la extradición a Estados Unidos de un traficante de armas.

Según estos papeles ningún político español despierta entusiasmo en Washington: sólo la figura del Rey se ve con simpatía.

Filtración que deja en una situación muy comprometida a la diplomacia de los Estados Unidos. Son 250.000 mil documentos secretos del Departamento de Estado y sus embajadas en medio mundo. Entre ellos, hay informes sobre líderes políticos mundiales, incluidos el Rey de España y el presidente Rodríguez Zapatero.

De los 250.000 mensajes que este domingo ha filtrado Wikileaks, 3.620 se centran en España y cómo la diplomacia estadounidense ha analizado asuntos como sus vínculos con diversos países de América Latina como Cuba o Venezuela o cómo ha sido su gestión en países como Irak.

Además, se centran en el profundo análisis de EE.UU. tras la victoria de Zapatero, al que la diplomacia estadounidense califica de presidente "cortoplacista".

Los documentos filtrados por la web Wikileaks revelan cómo el Gobierno de EEUU dio instrucciones a sus diplomáticos para que ejercieran de espías y recolectaran información de personas en el extranjero y en Naciones Unidas. Así, el Departamento de Estado habría pedido a su personal que recopilara determinada información como los movimientos de tarjetas de crédito u horarios de trabajo de otros mandatarios o políticos. Esta información forma parte de la filtración masiva de documentos diplomáticos que la web Wikileaks ha entregado a The New York Times (EE.UU), El País (España), The Guardian (Reino Unido), Der Spiegel (Alemania) y Le Monde (Francia).