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El ejército iraquí se emplea a fondo para acabar con el imperio de terror impuesto en Faluya por los yihadistas del Estado Islámico hace dos años. En dos semanas de ofensiva, solo han conseguido liberar algunas zonas a las afueras. Recuperar Faluya es muy importante porque desde aquí preparan y perpetran sus ataques los extremistas contra la capital, Bagdad, a tan solo 50 kilómetros.

Los soldados iraquíes presumen de sus éxitos ante la televisión y sostienen del revés una bandera del Daesh. El primer ministro Al Abadi visita sus tropas y les felicita. Pero la reconquista de Faluya, una ciudad situada apenas a 50 kilómetros de Bagdad, está resultando mucho más difícil de lo que pensaban los iraquíes, y eso que Bagdad cuenta con el apoyo de las milicias chiíes de Irán. Los terroristas utilizan a la población civil como escudos humanos y se camuflan entre ellos.

Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, Damasco cuenta con el apoyo de los bombardeos de la aviación rusa. El primer objetivo es tomar la población de Tabqa, junto al Eúfrates, cerca de una prisión controlada por los yihadistas, y un aeropuerto militar. Hacia esta ciudad avanzan también, desde el norte, las Fuerzas de Siria Democrática, una coalición árabe-kurda apoyada por EE.UU.

La ofensiva de este lunes es la tercera fase de una operación para retomar Faluya que dio comienzo el 23 de mayo. En ella participan unidades antiterroristas, del Ejército y de la Policía iraquíes, así como milicias chiies, con apoyo de la aviación.

El portavoz de la fuerzas antiterroristas, Sabah al Nieman, ha declarado a la televisión estatal Al Iraquiya que el ataque ha comenzado a las 05.00 de la madrugada, hora local.

Según un comunicado, recogido por agencia Efe, las tropas iraquíes han asaltado "objetivos determinados" y avanzan con "firmeza y decisión". Los objetivos se sitúan en la zona de Al Saqlauiya, al norte de Faluya.

El domingo, el Gobierno iraquí pidió a los ciudadanos de la ciudad, situada a 50 kilómetros al oeste de Bagdad, que la abandonaran a través de los corredores humanitarios abiertos por las fuerzas iraquíes o que permanecieran en sus casas.

El Ejército iraquí ha lanzado este lunes una operación militar para retomar el centro de la ciudad de Faluya, bajo control del grupo yihadista Estado Islámico (EI) desde enero de 2014.

La ofensiva de este lunes es la tercera fase de una operación para retomar Faluya que dio comienzo el 23 de mayo. En ella participan unidades antiterroristas, del Ejército y de la Policía iraquíes, así como milicias chiies, con apoyo de la aviación.

En enero de 2014, Faluya, situada dentro del llamado "triángulo suní", se convirtió en la primera ciudad iraquí en caer bajo el control del EI. Seis meses después, el grupo declaró un califato sobre una extensa área en Siria e Irak.

Las tropas de los peshmergas y de Irak atacan a los terroristas a unos 50 kilómetros de su capital, Raqqa, donde los yihadistas imponen la ley islámica, cobran impuestos y aterrorizan a la población con ejecuciones públicas. La otra gran batalla contra el DAESH se libra más al sur, en la tercera gran ciudad en manos de los terroristas, Faluya, donde el ejército y las milicias iraquíes asaltan la ciudad desde varios flancos.

Las sirenas siguen sonando en Yabla, uno de los dos bastiones del régimen de Damasco, junto con Tartús, objetivo de la cadena de ataques del autoproclamado Estado Islámico, en la costa noroeste de Siria. Decenas de vehículos calcinados dan testimonio de la violencia del ataque junto a la estación de autobuses de Yabla. Primero ha estallado un coche bomba, y después dos kamikazes han detonado sus cinturones explosivos. Un tercer terrorista se ha inmolado junto a un hospital y una instalación eléctrica. En Tartús, otra cadena de tres explosiones ha golpeado en la estación de autobuses y en una zona residencial. Es el ataque más letal contra la provincia de Latakia en cinco años de guerra. La zona concentra a gran parte de la minoría alauí, una secta musulmana a la que pertenece la familia Al Asad.

Tras el desminado de sus ruinas romanas, las calles de la antigua ciudad de Palmira ya pueden ser visitadas libremente, aunque desplazarse hasta la joya del desierto sirio es toda una odisea debido a la amenaza del Estado Islámico. "Casi la mitad de los monumentos de Palmira fueron destruidos por los yihadistas, pero el daño no es irreparable. La restauración debe empezar cuanto antes, pero puede llevar décadas", dijo Mijaíl Piotrovski, director del Museo del Hermitage de San Petersburgo. En su opinión, la restauración debe empezar por el Arco de Triunfo, el símbolo de la Ciudad de las Palmeras para los romanos y de los Dátiles para los árabes (Tadmor), y que fue dinamitado por los terroristas, al igual que el templo de Baala, cuyas imágenes dieron la vuelta al mundo.