Enlaces accesibilidad
arriba Ir arriba

La guerra entre el presidente de EE.UU Donald Trump y los medios de comunicación a los que acusa de propagar noticias falsas, está teniendo respuesta diaria en el Washington Post. El periódico está elaborando el ranking de las mentiras o declaraciones engañosas que ha hecho el presidente en su corto mandato. Según sus estadísticas, no hay ni un solo día en el que no haya mentido y se haya ganado uno o varios pinochos.

Donald Trump ha anunciado que romperá con la tradición y no acudirá a la Cena de Corresponsales en la Casa Blanca, un importante evento social que supone una oportunidad para hacer bromas y aligerar las tensiones entre el Gobierno y la prensa.

Cientos de personas han acudido en Los Ángeles a un acto reivindicativo que se opone a la política migratoria de Trump, a sus leyes restrictivas y a los recortes de libertades, incluida la de expresión. Han participado distintos actores y miembros del cine como el cineasta iraní Asghar Farhadi, nominado a los Óscar y que no viajará a Los Ángeles, el actor Michael J. Fox y la actriz Jodie Foster.

La Casa Blanca ha vetado este viernes la asistencia de cinco importantes medios de comunicación de Estados Unidos a una sesión informativa informal del portavoz presidencial, Sean Spicer. Se trata de un encuentro, que no iba a ser retransmitido en directo, en el que se ha prohibido la entrada a CNN, The New York Times, Los Angeles Times, BuzzFeed y Politico, pero no a medios afines al gobierno de Trump.

Donald Trump ha hecho un regreso triunfal a la Conferencia de Acción Política Conservadora, el cónclave anual de los republicanos que hace tan sólo un año le abucheó y le dio espalda. Este viernes, como presidente de Estados Unidos, el magnate ha sido jaleado y ha prometido que con su llegada a la Casa Blanca el país volverá a "ganar" e imponer su poderío militar gracias a un gran aumento del gasto en defensa.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha reafirmado su intención de aumentar el armamento nuclear del país, ya que pretende volver a liderar la carrera nuclear. El magnate señala en una entrevista a Reuters publicada este jueves que está "muy enfadado" con las pruebas balísticas de Corea del Norte y cree que la Administración de Obama debería haberse ocupado de este problema.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha reafirmado su intención de aumentar el armamento nuclear del país, ya que pretende volver a liderar la carrera nuclear. El magnate señala en una entrevista a Reuters publicada este jueves que está "muy enfadado" con las pruebas balísticas de Corea del Norte y cree que la Administración de Obama debería haberse ocupado de este problema.

Durante sus primeras declaraciones sobre el arsenal nuclear de EE.UU. tras su nombramiento como presidente el 20 de enero, Trump afirma que le gustaría ver un mundo sin armas nucleares, pero que no se quedarás "atrás de ningún país en este tema, incluso si se trata de un aliado".

El 8 de abril de 2010, Estados Unidos y Rusia firmaron en Praga una tratado para la limitación de las armas, conocido como New START. Este acuerdo obliga a ambos países a que el 5 de febrero de 2018 hayan reducido sus arsenales de armas nucleares en dos tercios.

Sin embargo, con la llegada de Donald Trump a la Presidencia de EE.UU., la aplicación del acuerdo ha sido puesta en duda por algunos expertos. Trump, que ya ha criticado varios de los acuerdos a los que llegó Obama durante su mandato, cree que el New START solo favorece a Rusia.

Por último, ha abordado la tensión que mantiene Estados Unidos y varios de sus aliados con Corea del Norte, por las numerosas pruebas realizadas por el Gobierno de Pyongyang con misiles balísticos. Trump afirma que está "muy enfadado" por estos tests y señala que desarrollar un sistema de defensa de misiles para sus aliados Japón y Corea del Sur está entre las opciones a realizar.

Los secretarios de Estado y de Seguridad Nacional de Estados Unidos, enviados por el presidente Donald Trump en visita oficial a Méxicohan prometido a los representantes del Gobierno mexicano que no habrá deportaciones masivas ni operaciones militares contra los inmigrantes mexicanos, en un intento de aplacar la irritación de su vecino del sur por la restrictiva política migratoria que pretende implantar la nueva Administración estadounidense.