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Los presidentes de EE.UU., Donald Trump, y México, Andrés Manuel López Obrador, no han hablado sobre temas relacionados con la frontera ni la situación de los "soñadores" (cientos de miles de inmigrantes indocumentados que llegaron a Norteamerica de niños y que podrían ser deportados) durante su reunión en la Casa Blanca aunque sí mencionaron brevemente "la inmigración" en el encuentro.

El jefe de la Oficina de la Presidencia de México, Alfonso Romo, ha asegurado que solo se ha hablado "del tratado comercial" T-MEC que acaba de entrar en vigor entre Estados Unidos, México y Canadá, y de la cooperación bilateral ante la pandemia del coronavirus.

La canciller alemana Angela Merkel ha detallado hoy en el Parlamento Europeo las prioridades de Alemania, que ocupa hasta finales de año la presidencia de turno de la UE; las analizamos con Albert Guivernau, profesor de Empresa y Economía de la Universidad Abat Oliba CEU. Hablamos además de las propuestas económicas del gobierno del Reino Unido para hacer frente a la crisis del coronavirus, y de la reunión entre Donald Trump y el presidente de México Andrés Manuel López Obrador en Washington. Entrevistamos además a Jose María Peredo, Catedrático de Comunicación y Política Internacional de la Universidad Europea, para conocer las consecuencias en Hong Kong de la entrada en vigor la semana pasada de la ley de seguridad nacional china.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha recibido este miércoles a su homólogo mexicano, Andrés Manuel López Obrador, en la Casa Blanca. Es la primera vez que el mandatario mexicano sale del país en año y medio, con el objetivo de reunirse con un presidente con el que está condenado a entenderse. Sobre la mesa, la celebración del nuevo tratado comercial con Canadá, aunque seguirán presentes las relaciones entre los dos países con dos asuntos de fondo: el narcotráfico y la inmigración. 

El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, que ha dado positivo en coronavirusserá denunciado por quitarse la mascarilla ante los periodistas después de anunciar que estaba contagiado.  La Asociación de la Prensa Brasileña considera que Bolsonaro puso en peligro la vida de los informadores, que sostienen los micrófonos cerca de su boca.

Bolsonaro es, como Donald Trump, uno de los mandatarios internacionales escépticos sobre la gravedad del virus,  y junto a Trump, lideran los dos países del mundo más afectados por la pandemia.

Estados Unidos sigue sin frenar el avance de la pandemia de COVID-19. Ya hay más de tres millones de casos y 134.000 muertos. La Universidad de Harvard es uno de los centros que acaban de demandar a la Administración Trump por vetar las visas a estudiantes extranjeros que reciban todas las clases online.

Trump se aferra a la tasa de mortalidad, "la más baja del mundo", según asegura. Su Administración habla de "ratio de fatalidad", pero según la universidad Johns Hopkins, Estados Unidos es el noveno país con más muertes per cápita y el número 41 en proporción de infectados que fallecen.

El viaje a EE. UU. es la primera salida al extranjero en 19 meses de mandato del presidente mexicano, López Obrador. Llega en un momento cargado de polémica y en plena campaña presidencial de Trump, que ha usado repetidamente a México y el muro fronterizo como baza electoral. Obrador insiste en que es un viaje de trabajo para escenificar la entrada en vigor del nuevo tratado comercial entre México, EE. UU. y Canadá.

Estados Unidos sigue a la cabeza en número de contagios por coronavirus, con casi tres millones de contagios. La cifra de fallecidos es también la más alta del mundo, con más de 130.000 positivos. En algunos de los estados que se apresuraron a levantar las restricciones, ahora ven cómo los hospitales se están saturando. En tres semanas los positivos se han multiplicado los contagios y ha repuntado el número de fallecidos. Además, de cara al curso que viene Trump ha puesto obstáculos a los estudiantes con visado y ha asegurado que todos aquellos cuyos centros impartan sus clases de manera telemática, deberán volver a sus países para seguir con su formación. Una medida que ha sido muy criticada entre ciertos sectores.

Faltan cuatro meses para las elecciones presidenciales y los candidatos han empezado ya a fijar posiciones en la carrera a la Casa Blanca. El presidente, Donald Trump, ha asegurado que no permitirá "que las turbas furiosas borren nuestra historia". Así lo manifestó en un acto que se anunció como multitudinario en plena pandemia. Además, dijo que "el 99% de los casos que muestran las cifras, son totalmente inofensivos".

Donald Trump después de su discurso en el monte Rushmore volvió a repetir uno similar e iguales intenciones en Día de la Fiesta Nacional volviendo a criticar a la izquierda radical y aseguró que no permitirá que una muchedumbre enfadada borre la historia del país y derribe monumentos. Afirma estar en un proceso de derrocar a la izquierda radical, los marxistas, los anarquistas, los agitadores, los saqueadores... Además de azuzar las divisiones sociales acusó a los manifestantes antirracistas de intentar destruir Estados Unidos. Aludió también a la pandemia del coronavirus pero indicando que el 99 por ciento de los casos son inofensivos y apuntaba a China como la responsable por no haber contenido la enfermedad. Y no dejo fuera de las críticas y acusaciones a los medios de comunicación.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha hablado de los ataques a las estatuas en su discurso en la Casa Blanca en el Día de la Independencia. Trump ha prometido proteger los monumentos históricos, preservar la forma de vida americana y "derrotar" a la izquierda radical. El 4 de julio se ha celebrado en EE.UU. marcado por el conflicto racial y la crisis del coronavirus en un contante aumento de los casos.

Dakota del Sur, Monte Rushmore es el lugar donde Donald Trump pronunció un discurso exaltado y combativo para celebrar este 4 de julio, Día de la Independencia. El presidente hizo un retrato de EEUU como un país bajo el asalto de un "nuevo fascismo de extrema izquierda" que se extiende por "escuelas, redacciones e incluso los despachos de juntas corporativas". Habló largo y tendido de la agresión de una supuesta "revolución cultural de izquierda diseñada para derrocar la revolución americana" y ha denunciado a "gente mala, diábolica" cuya meta, en sus palabras, "no es una América mejor", sino "el fin de América" y prometió una respuesta contundente. Su discurso abre más la brecha en medio de las protestas raciales y la crisis del coronavirus en el país que más afectados tiene del mundo.