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Salvador Valverde es uno de nuestros nombres propios de la cultura más desconocido. Dramaturgo, poeta, letrista y periodista, es uno de los autores de canciones tan conocidas como Ojos verdes o Maria de la O. Fue silenciado por el franquismo y su exilio en Argentina le borró del mapa. Ahora, un documental realizado por la periodista Maruxa Ruíz del Árbol recupera su figura reconstruyendo a través de su familia la biografía de uno de nuestros autores más destacados. Este viernes también nos asomamos a la creación de dos canales nacidos para distribuir cine independiente.

Documentos RNE se acerca esta semana, de la mano de Ana Vega Toscano, a la figura del gran tenor aragonés Miguel Fleta, personalidad extraordinaria de la lírica en el siglo XX, quien tuvo una fulgurante pero breve carrera, que le llevó en poco tiempo desde sus humildes orígenes hasta los escenarios de los más importantes teatros del mundo.

Personaje extraordinariamente mediático, Fleta fue apasionado en todos los capítulos de su vida. Mantuvo una intensa actividad artística y se involucró en los avatares políticos de su convulso tiempo. Una activa vida que quedó truncada por su temprana muerte en 1938, cuando apenas contaba con 40 años de edad. Su repentino fallecimiento tan joven contribuyó a la formación de un mito en torno a su vida y su meteórica carrera.

Nacido en 1897 en la localidad turolense de Albalate de Cinca, Fleta se inició en el mundo de la jota, pero pronto se fue a Barcelona para ampliar su horizonte artístico. En el Conservatorio del Liceo se formó en apenas dos años, siendo fundamental para ello su profesora de canto, Luisa Pierrick, con la que además inició una relación sentimental. En 1919 ambos se trasladaron a Italia, donde el tenor debuta en Trieste, e inicia un vertiginoso ascenso que le llevó a triunfar en la Ópera de Viena, el Teatro Real de Madrid, el Colón de Buenos Aires, el Metropolitan de Nueva York, el Teatro alla Scala en Milán o el Liceo de Barcelona.

Legendarias fueron sus interpretaciones en grandes títulos del repertorio operístico internacional, como ToscaAida o Carmen, y llegó a protagonizar el estreno mundial de la última ópera de Puccini,  Turandot, en el año 1927, bajo la dirección del gran Arturo Toscanini.

Paralelamente se convirtió en un personaje extraordinariamente mediático gracias a su presencia continua en la prensa, así como con sus apariciones en los entonces incipientes medios audiovisuales, la radio o el cine, y su amplia discografía. Pero, junto a su intensa actividad artística, Fleta se involucró además en la política cultural española, para intentar llevar adelante su proyecto de creación de un teatro lírico nacional que fuera un dinamizador social y económico.

En el documental contamos con la participación del historiador Alejandro Martínez, director de la revista Platea Magazine y coautor, junto con Sergio Castillo, del libro Miguel Fleta. El hombre y el mito; y con el análisis del crítico musical Arturo Reverter, director del programa Ars Canendi, de Radio Clásica. Igualmente recuperamos los testimonios de Miguel Fleta Pierrick, hijo mayor del tenor, de su amigo, el periodista Andrés Ruiz Castillo, y del que fuera secretario de la Peña Miguel Fleta de Zaragoza, Ángel Soteras. Además, se incluyen declaraciones de Elia y Javier Fleta, también hijos del cantante, y la grabación histórica de Alfredo Kraus en su último concierto, precisamente dedicado a Miguel Fleta en el centenario de su nacimiento, registro de singular valor testimonial que fue editado por el sello RTVE Música.

Construyendo memoria

Fernando Martínez López

Es el secretario de estado de memoria democrática, una persona con la mirada tranquila y un tono sosegado al hablar. Aprovecho el primer simposio internacional de memoria LGTBI Represión y Resistencia durante la dictadura franquista y la transición para conocer mejor a Fernando Martínez que en la inauguración se nota que habla con pasión y convicción de lo que se está logrando con esta ley, también para el movimiento LGTBI. Entre otras cosas, cuenta que gracias a ella, se han anulado las condenas que tenían muchos represaliados y ha declarado ilegales e ilegítimos los tribunales que les condenaron por delitos contra el franquismo de todo tipo pero también por motivos de orientación o identidad sexual.

Recuerda Fernando Martínez la presencia que tienen las mujeres también en esta ley porque ellas han sufrido todas las represiones posibles durante el franquismo, como madres, como activistas, como familiares de hombres de izquierdas y por ser mujeres. Se fomenta investigar el papel de las mujeres en la conquista por las libertades y como víctimas porque han sido las grandes olvidadas. Es fundamental recuperar a memoria de estas mujeres.

Este hombre y su familia llevan una vida ligados a la conquista por las libertades democráticas y conocen bien la necesidad de que la memoria democrática cierre heridas. Sus abuelos fueron republicanos y el que se llamaba Fernando como él fue quien proclamó la República en su pueblo natal Vélez Blanco en el norte de la provincia de Almería. El otro abuelo republicano fue represaliado y estuvo en la cárcel. Por eso, la madre de Fernando Martínez tenía mucho miedo de que sus hijos fueran tan activos políticamente. Pero este investigador y académico de la memoria democrática siempre tuvo claras sus prioridades y se emociona cuando gracias a esta ley muchas familias pueden, finalmente, descansar tranquilas porque se hace justicia. A pesar de que todavía queda mucho por hacer porque “esto es un tema de humanidad y a democracia no es compatible con el olvido”, como recuerda el secretario de estado para la memoria democrática.

Amalia Avia fue una pintora muy reconocida en su tiempo; pintó alrededor de mil cuadros, vendió bastante y expuso en galerías de prestigio como Biosca o Juana Mordó. En los últimos años, sin embargo, había caído en el olvido hasta la exposición dedicada, en 2022, por la sala Alcalá 31 de Madrid.

Aunque nació en el pueblo toledano de Santa Cruz de la Zarza, en 1930, su vida y su obra está muy unida a Madrid, ciudad con la que mantuvo una relación especial.

Sus cuadrosretienen el tiempo de un Madrid ya desaparecido en el que apenas aparecen personas, pero en el que se aprecia, sin embargo, la huella del ser humano; tiendas tradicionales, rótulos envejecidos y puertas con cerraduras oxidadas, escenas del metro, de la Puerta del Sol y otras calles emblemáticas de la capital. Imágenes veladas por el paso del tiempo que despiertan nostalgia en el espectador.

Siendo Amalia niña su familia se traslada a Madrid, pero su vida quedará muy afectada por la Guerra Civil. Su padre, diputado de la CEDA, fue asesinado al comienzo de la contienda. Después, volverá al pueblo junto a su madre para levantar la hacienda familiar como medio de vida. Fue un tiempo duro en el que vio como dos de sus cinco hermanos murieron a causa de la tuberculosis; pasó la posguerra entre lutos, visitas a la iglesia y al cementerio.

Su vida cambió, cuando a mediados de los cincuenta, se instaló en Madrid con su madre y decidió tomar clases de pintura en la Academia Peña. Allí descubrió su vocación y un mundo nuevo. Amalia Avia se abre a un grupo de amigos, más tarde conocidos como Los Realistas de Madrid, que la acompañarán siempre.

Con uno de esos artistas, Lucio Muñoz, que eligió el camino de la pintura abstracta, se casa Amalia Avia en 1960. Tuvieron cuatro hijos y, a pesar de las dificultades que esa época suponía ser mujer y pintora a la vez, nunca abandonó los pinceles. Contó con el apoyo de su marido y, sobre todo, con unaenergía y untesón que la mantuvieron en la profesión contra viento y marea.

Amalia Avia fue una mujer enormemente cálida, recordada por su refrescante risa y su vitalidad, que escondía, tras sus duros años de infancia y adolescencia, un grantemor al paso del tiempo y a la pérdida de la felicidad.

Seguramente, la mayoría de la gente reconoce a Francisco Umbral como aquél que protagonizó un rifirrafe televisivo con Mercedes Milá a cuenta de un libro del que, al parecer, no se hablaba lo suficiente en el programa. Pocos sabrán de qué libro quería hablar el airado escritor y casi nadie conocerá (si es que hay alguien, tal vez su viuda) quién es el verdadero Francisco Umbral.

El libro en cuestión era La década roja; un texto a caballo entre el periodismo y la literatura, al estilo de Umbral; una crónica mordaz de los primeros diez años de los gobiernos de Felipe González.

El autor. Paco Umbral, un nombre que, como tal, no existió. Tampoco es un seudónimo propiamente dicho. Se trata de una elección de identidad que un tal Francisco Alejandro Pérez Martínez escogió para sí mientras trabajaba en la radio, en La Voz de León, allá por 1953.

Francisco Pérez había tenido hasta entonces una vida muy dura. Hijo de madre soltera en la preguerra civil (nació el 11 de mayo de 1932), no conoció a su padre y fue escondido por su familia materna por la vergüenza de ser hijo natural fruto de un adulterio. A consecuencia de este abandono, el pequeño Paquito adquirirá una formación autodidacta y tendrá en los libros, gracias a un voraz apetito lector, su principal fundamento intelectual.

Después, convertido ya en Paco Umbral, su genio literario y periodístico harán de él un escritor de éxito. Desde El Norte de Castilla, el periódico que dirigió su amigo y padrino vital Miguel Delibes, a Los placeres y los días, su personalísima columna durante dieciocho años, en el diario El Mundo. De su primer y juvenil cuento Tamouré, a su obra de confesiones otoñales Un ser de lejanías. Miles de artículos, un centenar largo de libros, premios, reconocimientos…y la fama. Pero nada de eso, ni su personaje público de dandi de bufanda y guantes, ni su halo de hombre fatal de lengua viperina o de erotizador oficial de los platós del reino, pudieron eclipsar el desgarro que le ocasionó ver morir por leucemia antes de los seis años a su único hijo. Huérfano de padre y semihuérfano de su familia, se sentía finalmente, también, huérfano de hijo.

El artista griego Iannis Xenakis ha sido una de las figuras más personales e influyente del arte de la segunda mitad del siglo XX. Ingeniero de formación, ha dejado una innovadora obra comomúsico y arquitecto, en la que la aplicación de modelos matemáticos le permitió lograr nuevos lenguajes artísticos.

Sus conocidos politopos, propuestas innovadoras de espectáculos de fusión de luz y sonido en dialogo con grandes espacios únicos, que realizó para escenarios tan impactantes como Persépolis en 1971 o Micenas en 1978, son un claro precedente del actual concepto de instalación artística y espectáculo performativo.

En este año del centenario de su nacimiento, Documentos RNE se acerca a su figura y a su obra con el espacio Xenakis, la alianza entre arte y ciencia, de Ana Vega Toscano, que parte de la propia visión del artista a través de una recreación biográfica realizada con fragmentos de entrevistas recogidas en el libro de Bálint András Varga, Conversations with Xenakis. Igualmente se rescata su propia voz del Archivo de RTVE, gracias a una entrevista realizada al compositor en su estudio de París en el año 1986.

Se cuenta también con la participación de la arquitecta Susana Moreno, coordinadora del grado de Fundamentos de la Arquitectura de la Universidad Europea de Madrid y autora del libro Arquitectura y Música en el siglo XX; y del compositor Adolfo Núñez, fundador y director del Laboratorio de Informática y Electrónica Musical del INAEM y profesor de la UAM y de la Escuela Superior de Música Reina Sofía.

Xenakis nació en 1922 en la localidad rumana de Ballin y vivió en carne propia la crudeza de la Segunda Guerra Mundial; acontecimientos que inspiraron muchas de sus obras posteriores. Formado en la Universidad de Atenas como ingeniero, en 1947 tuvo que exiliarse de Grecia. Terminó recalando en París donde comenzó a trabajar en el estudio deLe Corbusier, una de las figuras más destacadas de la arquitectura del siglo XX, mientras continuaba con su formación musical, iniciada ya en Grecia.

En 1955, el estreno de su obra musical, Metátasis, en el festival de música de Donaueschingen, le reveló como una de las personalidades más originales del panorama compositivo. En paralelo inició su andadura como arquitecto, con obras como el convento de La Tourette. Momento álgido en su carrera sería el famoso Pabellón Philips, creado para la exposición de Bruselas de 1958, donde también presentó una pionera obra electroacústica, Concret PH.

Toda su obra, ya sea musical, arquitectónica o performativa, se encuentra entrelazada por su ideario humanista, que le llevó a formular una importante obra teórica en numerosos artículos y libros, como es el caso de Músicas formalizadas. Precursor de la utilización de la informática y los ordenadores como herramienta de ayuda a su creación, supo aunar arte y ciencia como dos caras de una misma moneda, dos formas de conocimiento indisolublemente unidas en el hombre.

Los protagonistas de la Historia no siempre aparecen en los libros de texto. Algunos han pasado a engrosar las filas de los que anónimamente pusieron lo mejor de sí mismos para cambiar el rumbo de la vida. Este es al caso de Ana Gutiérrez, la Tangerina, incansable luchadora por las libertades en lo más negro de la noche franquista.

Documentos RNE recupera la azarosa vida de la Tangerina, una atractiva mujer, de ojos negros, grandes y profundos, y líneas elegantes, cuya determinación en la defensa de sus ideales hizo que su historia pareciera salida del guion de una película.

Nacida en Tánger, Ana Gutiérrez ya militaba en las Juventudes Socialistas Unificadas antes de alcanzar la mayoría de edad. Por ello fue detenida y lo pagó con dos años de cárcel y el exilio.

Obligada a abandonar su ciudad natal, se refugia en Málaga, donde sigue su militancia y asume encargos más arriesgados para el PCE: enlace, espía y propagandista. Otros dos años de cárcel fueron el precio a pagar por la insistencia en mantener su lucha.

Una vez en la calle, la Tangerina volvió a la clandestinidad, esta vez como apoyo del maquis asentado en las sierras del Axarquía malagueña. Allí vivió, además, un romance de alto voltaje con Roberto, el legendario jefe de la guerrilla antifranquista. Para ella supuso nuevamente dos años de cárcel; pero para Roberto, el paredón.

A la salida de la cárcel, Ana Gutiérrez, todavía joven, decide rehacer su vida, se exilia en Suiza, se casa y forma una familia. Allí vivió hasta que, tras su jubilación, volvió a España y se fue a vivir a Nerja, a una casa cuya terraza domina las sierras donde se jugó la vida por sus ideales.

Esta semana en Documentos RNE rescatamos a una persona imposible de encuadrar en un solo perfil, Miguel de la Quadra-Salcedo. Uno de los pioneros legendarios del reporterismo televisivo en nuestro país, que se definió como un antiguo monje giróvago, movido por su incesante curiosidad y su afán de traspasar límites.

En este documental de Ana José Cancio descubrimos cómo destacó en todo lo que se propuso: atleta de élite en los años 50 del siglo XX; aventurero a comienzos de los 60, en los que vive un año en la Isla de Pascua, y pasa tres en la selva del Amazonas trabajando como etnobotánico para el Museo Antropológico de Bogotá.

De la Quadra-Salcedo documentaba todo lo que hacía y a su regreso del Amazonas generó un gran impacto en TVE con la imagen que trajo en la que aparecía luchando con una anaconda enroscada en su cuerpo.

Desde 1964 desataca como reportero televisivo en programas como A Toda PlanaLos ReporterosDatos para un informe, que se enriquecieron con la captación del sonido directo que él incorporó.

Entre sus coberturas como reportero de guerra y desastres naturales, destacan la guerra de Vietnam, el conflicto palestino-israelíEritrea y Biafra; fue de los primeros en llegar a Valle Grande (Bolivia) a la morgue donde estaba el cadáver del Che Guevara, reportaje por el que recibió el Premio de la Crítica del Festival de Cannes. También fue el primer periodista español en entrar en la China de Mao, donde realizó en 1973 el primer rodaje en color para TVE.

A mediados de los 70, De la Quadra -Salcedo dio un giro a su vida profesional pues sentía que las guerras le empezaban a deshumanizar. Siguió viajando como giróvago y dirigió en TVE uno de los programas de más fama,  El mundo en acción, serie documental dedicada a grandes exploradores de la antigüedad.

Desde 1979 a 2016, Miguel de la Quadra-Salcedo se dedicó por completo a su gran obra, La ruta Quetzal. Un proyecto educativo y de intercambio cultural entre España e Iberoamérica a través de la exploración, en el que participaron 10.000 jóvenes de 50 países.

Coincidiendo con el centenario del nacimiento de Pier Paolo Pasolini, Documentos RNE dedica un programa al cineasta y escritor italiano, homosexual y comunista, que marcó la época de su país conocida como los años de plomo.

Hijo de un militar del ejército fascista, con el que nunca se entendió, y de una madre con la que mantuvo una estrecha relación hasta su muerte, Pasolini estudio Letras en su Bolonia natal y parecía destinado a enseñar Arte y Literatura, pero las circunstancias le llevaron por otro camino. Durante la Segunda Guerra Mundial se trasladó a la aldea materna de Casarsa, en la región del Friuli, donde desarrolló sus ideas políticas. Pasolini se definía como un intelectual marxista independiente y mantuvo una relación de amor-odio con el Partido Comunista.

En Casarsa también explotó la atracción que, desde muy pronto, sintió por los jóvenes de su mismo sexo, lo que la traerá múltiples conflictos. Uno de esos escándalos le obligó a abandonar Casarsa en 1950 y trasladarse a Roma con su madre.

En la capital los apuros económicos se mezclan con una sexualidad más libre. En este ambiente, comienza a desarrollar su carrera literaria. Publica novelas como Chicos del arroyo, y también poesía, donde, con cierto desaliño estético, refleja su conciencia social. En 1957 publica Las cenizas de Gramsci, quizá su poemario más importante, como homenaje al político marxista italiano.

Buscando un lenguaje con el que llegar a más gente, se encontró con el cine. A los cuarenta años, sin apenas formación, se lanzó a dirigir películas. Su filmografía contiene importantes títulos que no dejaban indiferente a nadie: Accatone, Mamma Roma, El Evangelio según San Mateo, Teorema, El Decamerón, o la última, Saló o los 120 días de Sodoma.

Buscaba la provocación y tuvo que afrontar 33 procesos judiciales a lo largo de su vida. Sus críticas iban contra la sociedad italiana de su época que, en su opinión, había cambiado sus costumbres por el consumo desenfrenado capitalista. Atacaba a la televisión por haber acabado con la cultura, a la religión, a los políticos, a la mafia… todo el poder era objeto de sus dardos.

Por eso, a muchos no les extrañó cuando apareció muerto en la playa de Ostia, la madrugada del 2 de noviembre de 1975, en lo que pareció un peligroso encuentro homosexual. Sin embargo, su muerte dejó tras de sí muchos puntos oscuros.