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Máximo Huerta: "La cultura es evasión"

  • Doña Leo y la Tomatina, lo mejor de Buñol
  • París, el lugar favorito del periodista que ha inspirado sus dos últimas novelas

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Máximo Huerta y 'Doña Leo' en 'Las Tardes' de RNE.
Máximo Huerta y 'Doña Leo' en 'Las Tardes' de RNE.

Periodista, escritor y ahora también librero, Máximo Huerta nos ha hablado en Las tardes de RNE de su nueva librería, Doña Leo, que define como un hogar. “Es pequeñita, un corazón azul en el centro del pueblo de Buñol y recibe visitas de todo el país. Es maravillosa la acogida que ha tenido, no solamente en Buñol, sino en toda España. Hay excursiones, aprovechan para hacer rutas senderistas, para conocer el pueblo, para comer, para darse una vuelta, para ver el castillo del siglo XIII, es como una oficina de turismo literaria”, define.

Las tardes de RNE - Máximo Huerta nos presenta la Librería de Doña Leo - Escuchar ahora

La faceta de librero, que comparte junto a su compañera Yolanda Gil, es importante para darle confianza al cliente o lector, parecida a la de un médico de cabecera. Máximo reconoce que le gusta mucho ver cómo entran a la tienda los lectores, y por el tono ya sabe qué puede recomendar. “A los lectores se les nota qué quieren por cómo entran a la tienda. Tienes sensación de farmacéutico. Cuando yo estoy me gusta preguntar: ¿Que es lo último que has leído? Que es como preguntar cómo vas de colesterol, de azúcar”, comenta.

“La cultura es evasión”

Dar en la clave con lo que el cliente busca es complicado, según el escritor. “A veces cuando pregunto me dicen: “Prefiero algo más amable, estoy haciendo unas oposiciones y necesito algo más ligero”, y es curioso como a muchas personas les da vergüenza necesitar algo más ligero cuando la cultura es evasión. Yo les digo que escoger algo ligero es fantástico, porque se trata de pasar un rato agradable”, explica Máximo.

Una de las partes que más le gusta al periodista es cuando entran niños o niñas a la tienda. “Yo les dejo tocar y ver lo que quieran para que lo disfruten. Porque eso les da la pulsión de lo que necesitan, no todos crecemos con la misma velocidad lectora y no a todos nos gusta lo mismo a la misma edad”, asegura.

Platero y yo, el libro por excelencia

De todos los libros que han pasado por las manos de Máximo Huerta, sin duda, Platero y yo es el que le hizo enamorarse de los libros. “Me encanta la obra, la disfruto y tiene ese lirismo y esa historia del escritor que va con su burro paseando que es lo mismo que hice yo con Adiós, pequeño, con mi perra paseando y contando. Y a mí esa es la novela que me marcó”, cuanta.

De hecho, su libro Adiós, pequeño, recibió el Premio Fernando Lara, que fue un homenaje a Juan Ramón Jiménez y su Platero y yo.

Tomatina y libros, buena combinación

Buñol, además de ser el pueblo de Máximo, donde creció, aprendió a leer y estudió, es famoso por su Tomatina, toda una fiesta para los sentidos, muy distinta a la lectura, pero que para Maxim combinan bien.

“Creo que combinan bien porque uno se mete en un libro a veces para entretenerse y en la Tomatina, aunque salgas escaldado, como de algunas novelas, sales también más disfrutado”, afirma.

De Buñol a París en dos libros

Una vez finalizó su trabajo televisivo, Máximo se mudó a París porque según cuenta, es un lugar que le hace sentir muy bien, tanto cultural como vitalmente. “Es la actitud con la que viajas lo que te hace sentir bien, y yo allí me siento muy bien y volveré”, declara.

Además, en París basó su novela Una tienda en París y el 24 de enero saldrá otra novela, París despertaba tarde, un viaje a los años 20, a un París en guerra, enloquecido y con personajes fascinantes.