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Cronología: Cómo logró Bilbao pasar de la devastación a ser un referente a nivel mundial en menos de 10 años

 Con Adela Úcar  Reduce tu huella 
  • Descubrimos qué es el “efecto Bilbao”, la transformación de una urbe a partir de la construcción de un edificio singular
  • El milagro se produjo en apenas 10 años, aunque muchos atribuyen todo el mérito al llamado Efecto Guggenheim o Efecto Bilbao
  • Disfruta del programa Reduce tu huella, sábados en La2 a las 19:15h | Disponible siempre en -gratis y online- RTVE Play

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Vista del Museo Guggenheim de Bilbao
Adela Úcar nos explica en el programa 'Reduce tu huella' la revolución que ha protagonizado en una década su ciudad natal, Bilbao.

Nací en Bilbao en 1980 y he sido testigo del cambio radical que dado esta ciudad, desde la gris, contaminada y deprimida Bilbao postindustrial a la urbe cosmopolita, turística y próspera que es hoy.

Vista del Museo Guggenheim de Bilbao

Adela llega al Museo Guggenheim por agua en una bici acuática. RTVE

El milagro se produjo en apenas 10 años y aunque muchos atribuyen todo el mérito al llamado Efecto Guggenheim o Efecto Bilbao, la realidad es que el germen comenzó años antes, cuando las autoridades decidieron hacer todo lo posible por dar esperanza y futuro a una ciudad devastada. La transformación continúa a día de hoy con proyectos urbanísticos en los que la sostenibilidad, la vanguardia y la calidad de vida se han convertido en el camino por el que transitar hacia el futuro.

Esta es la cronología de la transformación en BIlbao, que ha sido objeto de estudio en todo el mundo:

1983. Fue el año en el que Bilbao tocó fondo. Yo tenía 3 años y no recuerdo nada de aquellas inundaciones que un 26 de agosto llegaron para darle la estocada final a una ciudad sumida en una profunda crisis económica y social.

Una década antes, la industria siderúrgica y naval que durante siglos encarnó el orgullo y la prosperidad de la comarca de Bilbao, había comenzado a trasladarse paulatinamente a países menos desarrollados. El cierre de Astilleros de Bilbao (1983) y el declive de Altos Hornos de Vizcaya puso en evidencia que la razón del éxito de la ciudad, representaba ahora su deterioro y su debilidad económica.

Bilbao aparecía en las noticias por los atentados, el cierre de industrias y las protestas

Paralelamente, la organización terrorista ETA se encontraba en plena actividad, sumando casi 350 asesinados a mediados de este año y provocando un profundo sufrimiento a la población. Bilbao aparecía en las noticias por los atentados, el cierre de industrias y las protestas. Nuestra imagen a nivel internacional era la de un territorio deprimido, conflictivo y peligroso.

En este contexto, llegaron las inundaciones aquel agosto que dejaron 34 muertos y el ánimo de la población por los suelos. Era más que evidente la imperiosa necesidad de reconfigurar la ciudad y generar un cambio de ánimo en el estado de la población.

1984. Las márgenes de la Ría eran en el vivo reflejo de la decadencia de Bilbao. Durante la etapa industrial, las fábricas se habían instalado a lo largo de sus dos orillas con el fin de facilitar el transporte de mercancías. Al cerrar, la ría, incluso a su paso por el centro de la ciudad, quedó flanqueada por edificios abandonados y terrenos contaminados. La ría en sí, se encontraba en un estado deplorable. Convertida en una cloaca carente de vida, todos los ciudadanos de Bilbao recordamos como al bajar la marea, la ría revelaba sus fangos contaminados de los que emanaba un edor irrespirable.

Se iniciaron por fin las obras del Plan de Saneamiento de la Ría de Bilbao, con el que se acordó la construcción de una serie de colectores que recogieran el agua contaminada para tratarla en las depuradoras y devolverla al río una vez limpia.

1988. Comienzan las obras de construcción de la Linea 1 del Metro de Bilbao, que con un recorrido de 30 kilómetros uniría Bilbao con la localidad costera de Plentzia.

1989. A punto de cumplir los 10 años, recuerdo Bilbao como una ciudad gris, lluviosa y contaminada. Las fachadas de los edificios estaban ennegrecidas por la contaminación.

ETA continuaba matando en torno a 40 personas al año. 577 víctimas mortales desde el comienzo de su actividad.

1990. Se inaugura la Estación Depuradora de Aguas Residuales de Galindo en Sestao, la obra de infraestructura medioambiental más importante desarrollada en el País Vasco hasta la fecha, dando comienzo al proceso de regeneración de la Ría de Bilbao y la recuperación de su función como eje vertebrador de la villa. En el barrio de Begoña se inaugura el parque público más grande de la ciudad, tras las la rehabilitación y descontaminación de un tremendo solar ocupado anteriormente por una fundición de acero. En su centro se restaura una antigua chimenea de ladrillo, único elemento que quedó en recuerdo a nuestro pasado industrial.

1991. El Gobierno Vasco, convencido de que la regeneración de Bilbao pasa por convertirla en una ciudad de servicios y barajando la posibilidad de que un edificio emblemático juegue un importante papel como reclamo, contacta con la Fundación Solomon R. Guggenheim para convencerlos de participar en la regeneración de Bilbao con la construcción de su nueva sede en la capital vizcaína. Finalmente las autoridades lograron convencerles, acordando el financiamiento total del proyecto, mientras que la fundación quedaba encargada únicamente de aportar las colecciones.

1992. La Fundación Guggenheim ficha a Frank Gehry, un prestigioso arquitecto canadiense, para el diseño del nuevo Museo Guggeheim en Bilbao. Tras visitar la ciudad, el propio Gehry sugiere su actual emplazamiento en Abandoibarra, un enorme terreno con ruinas industriales a orillas de la ría, donde el edificio gozará de una espectacular perspectiva y formará un triángulo cultural junto con el Museo de Bellas Artes y la Universidad de Deusto.

1993. Se coloca la primera piedra del futuro Museo Guggenheim de Bilbao.

ETA seguía sumando víctimas mortales, si bien en número de asesinados al año se recude casi a la mitad.

1994. Comienza la construcción del Palacio de Congresos y de la Música Euskalduna, también a orillas de la ría, en un espacio degradado anteriormente ocupado por los viejos Astilleros Euskalduna.

1995. Se inaugura el Metro de Bilbao, obra del estudio Foster and Partners, que se convierte en el eje vertebrador del transporte público en el área metropolitana. Sus distintivas marquesinas de entrada a las estaciones, construidas de acero y vídeo, enseguida llamaron la atención de todos los bilbaínos, quienes las bautizamos cariñosamente como “fosteritos”.

1996. Las obras del Guggenheim avanzan y el edificio comienza a revelar su imponente figura. A mis 16 años, recuerdo perfectamente pegarme al cristal del autobús escolar a su paso por el puente Euskalduna, desde el que cada mañana contemplábamos atónitos la evolución de las obras camino al colegio. Recuerdo como un sentimiento de orgullo comenzó a despertar en mí, al sentir que algo grande y único iba a ocurrir en mi ciudad.

Paralelamente, en el resto de la ciudad se rehabilitaron las fachadas de los preciosos edificios clásicos revelando sus colores y formas originales. Bilbao se preparaba para el gran acontecimiento que estaba por llegar.

1997. Se inaugura el Museo Guggenheim de Bilbao e inmediatamente se convirtió en el buque insignia de la regeneración urbanística de la metrópoli bilbaína. La repercusión del mismo fue instantánea. Un millón de visitantes de todo el mundo vinieron a conocer el edificio en persona. Por primera vez los ciudadanos vimos turistas en nuestra ciudad: japoneses, americanos, australianos… Un nuevo Bilbao había nacido y con él una nueva forma de sentirse bilbaínos. Ya no vivíamos en una ciudad industrial en decadencia sino en una que se había convertido en un referente arquitectónico, urbanístico y cultural a nivel mundial.

Vista del Museo Guggenheim de Bilbao

El 18 de octubre de 1997, los Reyes de España inauguraban de manera oficial el Museo Guggenheim Bilbao. RTVE

En los siguientes años, entre otras muchas obras, algunas de ellas firmadas por arquitectos estrella de renombre internacional como Calatrava, Izozaki, Moneo o Zaha Hadid, se construyeron puentes, un nuevo aeropuerto, se inauguró el Palacio Euskalduna, se amplió el super puerto de El Abra, se peatonalizaron las orillas de la ría, se crearon nuevos parques, edificios singulares… y la ciudad se consolidó como destino turístico.

Universidades de todo el mundo comenzaron a estudiar el denominado Efecto Bilbao, definido como “el drástico proceso de transformación sufrido por una ciudad a causa de la instalación en su territorio de un edificio singular, capaz de actuar como reclamo turístico y que supone el desencadenante de varias reformas arquitectónicas y urbanísticas que cambian la fisionomía de la población”, su sociedad y su economía.

Los bilbaínos no podemos estar más orgullosos de la transformación que hemos visto ante nuestros propios ojos. El final de la lucha armada de ETA en 2011 vino a sumarse a nuestra alegría. Vivimos ahora en una ciudad en la que da gusto vivir. Pero la historia no termina aquí, porque la regeneración de Bilbao continúa con proyectos en solares industriales que aún quedan en la ciudad y ambiciosos proyectos en toda la comarca. Nos satisface comprobar que la sostenibilidad es uno de los pilares de nuestro desarrollo presente y futuro.

*Explora el capítulo donde Adela Úcar nos descubre qué es el Efecto Bilbao. Reduce tu huella, sábados en La2 a las 19:15h. Todos los capítulos siempre disponible -gratis y online-en RTVE Play.